martes, 12 de diciembre de 2023

Antonio Giménez de Osuna o el cantautor jondo.

Regresamos a la pauta de intentar reivindicar a aquellos hacedores del flamenco menos conocidos o en cierto modo relegados al olvido. Es por lo que en esta nueva entrada trataremos de resarcir la memoria de un ignorado cantaor y tocaor con una personalidad a medio camino entre lo académico y lo popular que fue en su época un auténtico trotamundos según las noticias que de él hemos logrado recabar y que a continuación expondremos.
 
Llama la atención constatar que entre las distintas narraciones recogidas a los más destacados profesionales y testigos importantes de la tradición oral, con cuyos testimonios trata de restaurarse la endeble memoria histórica del flamenco, ninguno, que sepamos, nombró, ni tan siquiera de soslayo, a Antonio Giménez de Osuna.
 
Cantador flamenco”. Fotografía de Antoni Esplugas, Barcelona; año 1880.
Similar apariencia debió tener nuestro artista.
 
La razón de esta aparente contrariedad pudiera colegirse en una presunta desafección por parte de cierto sector del profesionalismo de su tiempo e incluso por parte de la afición más castiza e influyente quienes quizá vieran en Antonio Giménez un remedo de falso-cantaor que desde la burguesía accede al flamenco. Así describía el diario valenciano “Las Provincias” al “Sr. Giménez” en las postrimerías de 1881: “No es este el tipo de los cantaores flamencos vulgares, sino un artista de levita y que ha hecho un estudio especial de ‘estilos’ (...)”.
 
Otra razón pudiera ser que de forma consciente Antonio Giménez ofreciera su cante alejado de los escenarios profesionalizados de los cafés cantantes donde este arte se comercializaba de forma habitual, concertando sus recitales de forma selectiva ante públicos quizá de una clase social más elevada.
No obstante su condición adquirida e interiorizada de ‘cantaor’, unido a su tesón de dar a conocer su repertorio flamenco en infatigable y casi ininterrumpida gira artística itinerante, le llevó a recorrer sobre todo gran parte de la geografía andaluza y murciana, ofreciendo recitales en los que se acompañaba él mismo a la guitarra.
 
 
Primeras actuaciones en Granada, Sevilla y Jerez
 
El primer recital de Antonio Giménez de Osuna del que tenemos constancia lo ofreció en el Teatro Principal de la ciudad de los Cármenes finalizando el año 1860. Así lo anunciaba la prensa local por medio del diario “El Dauro” el miércoles 12 de diciembre, coincidiendo con su primera audición:
 
Gacetilla.= (.../...).
Teatro. Hallándose de paso en esta ciudad el cantor andaluz don Antonio Giménez, la empresa de este Teatro, deseando amenizar, en cuanto sea posible, los espectáculos, le ha contratado para algunas funciones. Hará su presentación esta noche, y si nuestros informes no son equivocados, creemos que saldrán complacidos los que asistan á la función.”.[1]
 
El referido periódico junto con su colega “La Alhambra” expusieron ese mismo día el programa que interpretaría, compartiendo escenario con una singular pareja boleros: la sevillana Petra Cámara Reinoso y su marido el cordobés Manuel Guerrero Casares:
 
En página 3 tanto del n.º 1.357 del diario “El Dauro” de Granada como del n.º 1.112 de “La Alhambra. Diario granadino”; miércoles 12 de diciembre de 1860.
 
Por lo que especifica “La Alhambra” en su edición del día siguiente, es más que probable que diera más funciones en ese mismo escenario:
 
En página 3 del n.º 1.113 de “La Alhambra. Diario granadino”;
Jueves 13 de diciembre de 1860.
 
De esta primera actuación se hizo eco la prensa de Madrid a los cinco días si bien para criticarla merced a los moralistas de turno:
 
Teatro de Granada.- La noche del miércoles 12 se presentó aquí un ‘cantaor’ á la guitarra. Un periódico de Granada truena con esta profanación de la escena.”.[2] 
Es curioso constatar que hasta más de seis años y medio después no vuelve a referirse la prensa a este aventurero. Aunque no podamos asegurarlo con toda certeza, cabría la posibilidad de que este cantaor formase parte del elenco flamenco de la academia sevillana nombrada como Salón Oriente, si homologamos al nombre de “Osuna”, con el que también era conocido. En tal caso participaría con una serie de artistas de aquella época según establece el siguiente anuncio del diario “La Andalucía” de inicios de agosto de 1867:
 
En página 3 del n.º 2.959 del diario “La Andalucía” de Sevilla;
Sábado 3 de agosto de 1867.
 
Si la coyuntura artística que planteamos resultase cierta, se podría asegurar que fue en esta única ocasión en que Antonio Giménez cantase en unión de otros artistas como componente de un elenco, ya que, como veremos, actuaría a partir de aquí en solitario y en otros locales menos específicamente flamencos.
 
Fiesta en Sevilla.
(Dibujo de Francisco Hohenleiter Castro (1889-1968). Revista “La Esfera”, 1925).
 
En solitario sí se tiene constancia de que el cantaor-tocaor ofreció una serie de recitales en el invierno de 1868 en el viejo Café de San Fernando de Sevilla. El primero tuvo lugar el 29 de marzo, según cita periodística de “El Porvenir” dos días después:
 
Concierto de música del país.-
Nos dicen que en la noche del domingo cantó ante numeroso público, y acompañándose de la guitarra, don Antonio Jiménez de Osuna, que es una notabilidad en el género de canciones andaluzas. Fue estrepitosamente aplaudido y rogado que repitiera sus conciertos, en la seguridad de obtener siempre un éxito lisongero”.[3]
 
El mismo diario, en su edición del 20 de abril, destaca el entusiasmo que despertaba el artista en el citado establecimiento:
 
Café de San Fernando.- Mucha es la concurrencia que hace algunos días asiste a este establecimiento, debido en gran parte, según nos aseguran, por cantar en él D. Antonio Jiménez, cuyas buenas dotes para los cantos del país, han celebrado varios periódicos”.
 
De aquí se desprende que ya tenía cierta fama ganada merced a conciertos ofrecidos en otros lugares a cuya información no hemos tenido acceso. El aludido periódico “La Andalucía”, en su edición del 6 de mayo, alude a sus comparecencias en el citado local, cuya empresa arrendataria se ve altamente beneficiada a raíz de la contratación del cantaor, aludiendo a la curiosa faceta de hacerse acompañar también al piano:
 
Al final han comprendido la mayor parte de los dueños de cafés, cuanto importaba a sus intereses seguir el ejemplo de lo que se hace en los de las otras poblaciones, donde se atrae al público, no sólo por la buena calidad de los géneros, sino también por otros medios que ofrecen grato solaz a los concurrentes. Casi todos los establecimientos de dicho género que existen en Sevilla se han hecho cafés cantantes, y esta oportuna reforma acaba de introducirse hace poco en el café de San Fernando, donde canta todas las noches acompañado de piano D. Antonio Jiménez de Osuna, a quien han consagrado muchos elogios los periódicos de otras provincias.
El Sr. Jiménez es, en su género, un cantante apreciable y agrada al público por sus facultades, que sobresalen en las canciones andaluzas: el Sr. Jiménez se distingue en esta especialidad, por el sentimiento y buen gusto con que interpreta esa música saturada de melancólica poesía, y es una prueba de la buena acogida que ha merecido el numeroso concurso que de ordinario ocupa las antes desiertas mesas del café de San Fernando”.[4]
 
De este establecimiento pasó en primavera contratado al Teatro de la Zarzuela de Sevilla, donde se sabe que actuó el 7 de junio de 1868. Los salones así nombrados estaban en el piso alto del Café Iberia, a su vez ubicado en el n.º 99 de la céntrica calle Sierpes. En dicha función cantó tras una comedia, parodia de don Juan Tenorio, titulada “Juan el perdío”. Así lo anunció “La Andalucía” el mismo día:
 
Teatro de la Zarzuela.- Sito en los altos del Café Iberia. Gran Función para hoy domingo 7 de junio, a las ocho y media, a beneficio de don José de la Oliva.
Antonio Jiménez cantará las “Habaneras del desengaño” y terminará con las “Malagueñas” (...). Entrada y asiento, 4 rsl.”.[5]
 
Sevilla, Calle Sierpes, hacia el año 1890. El primer edificio de la acera de la derecha se corresponde con el antiguo Café Iberia, que como café cantante existió desde 1867 a 1879, aunque a partir de 1870 se llamó Café Sevillano.
 
En el verano de ese mismo año pasaría a cantar a Jerez de la Frontera, ofreciendo la última semana de agosto de 1868 tres recitales en el Café del Conde situado en la plaza del Arenal n.º 6, frente a la Puerta Real, en la acera conocida por La Roldada esquina a la calle San Miguel:
 
Café Cantante del Conde.-
Función para hoy Martes 25 de Agosto de 1868, en la que toma parte el acreditado concertista de canto del género andaluz, D. Antonio Jiménez, (de Osuna).
1.º Sinfonía.- 2.º La zarzuela en un acto, ‘Un caballero particular’.= 3.º La zarzuela, ‘Casado y soltero’.- 4.º Por el Sr. Jiménez, se cantarán la danza habanera titulada ‘El desengaño’: ‘las malagueñas’ y ‘las jaberas’.- 5.º La zarzuela, ‘El Niño’.
A 3 1/2, 4 1/2 y 1.- A las 8 1/2.”.
 
Café Cantante del Conde.-
Función para hoy Sábado 29 de Agosto de 1868, en la que toma parte el acreditado concertista de canto del género andaluz, Antonio Jiménez, (de Osuna).
1.º Sinfonía.- 2.º El juguete nuevo un acto, ‘Por un retrato’.- 3.º Por el Sr. Jiménez, ‘Canciones andaluzas’.= 4.º El drama, nuevo ‘Flores y abrojos’.- 5.º El Sr. Jiménez cantará ‘Malagueñas’. Terminando con las ‘Haberas’.
A 3 1/2, 4 1/2 y 1. A las 8 1/2.”.[6]
 
Antigua fotografía de la Plaza del Arenal de Jerez de la Frontera. El tercer edificio contado desde el margen derecho de la imagen correspondería al Café del Conde donde actuó Antonio Giménez. Este café cantante debió su nombre al aristócrata jerezano don Diego López de Morla y Virués de Segovia, Conde de Villacreces.
 
Al día siguiente, en la sesión de noche del domingo 30 ofrecería El Sr. Giménez el tercer recital según anunciaba el mismo diario:
 
En página 3 del n.º 4.873 de “El Guadalete. Periódico literario” de Jerez de la Frontera;
Domingo 30 de agosto de 1868.
  
Málaga y Ronda
 
Hasta algo más de un lustro después no localizamos nuevas actuaciones de este cantaor reapareciendo en la ciudad de Málaga, concretamente en el Café Suizo a mediados de octubre de 1873 en el tiempo en el que posiblemente aún fuera regentado por el señor Cubeto. Así informó de su exitoso primer recital el diario “El Avisador Malagueño” dos días después:
 
En página 4 del n.º 9.868 de “El Avisador Malagueño. Periódico político y de intereses generales”; 
Miércoles 15 de octubre de 1873.
 
Para situar el local merece la pena recordar la descripción que del Café Suizo hizo Francisco Bejarano Robles, establecimiento que desde el 1 de octubre de 1868 era conocido por el Teatro Recreo:

La calle Compañía ha sido siempre con Puerta Nueva, uno de los sitios preferidos por cuantos venían del término rural de Málaga o de los pueblos de la provincia, a despachar sus asuntos, mercar «cosillas para la casa» o ver el médico. (...). Estas personas frecuentaban los cafés cantantes y por esa razón no era extraño que en calle Compañía existiese uno de ellos, conocido por El Suizo. Estaba dicho café a la izquierda de la calle, conforme se va hacia Puerta Nueva y poco antes de llegar a ella, en un gran edificio de amplia puerta y que todavía se conserva. Tenía el café un salón principal en el bajo, hallándose el entresuelo destinado a mesas de billar y dominó. Por la noche, sobre todo en los días festivos, se daban conciertos por la banda de la Milicia Nacional o por la del Regimiento de guarnición en la plaza. Este tinte mesocrático o pequeño burgués no debió durar mucho tiempo, porque traspasado el establecimiento a un industrial llamado Juan Corrales, instaló en el salón del café un tablao, convirtiéndolo en café cantante. (...).”.[7]
 
Aunque en abril de 1870 había dado cinco fabulosos conciertos de guitarra el universal almeriense Julián Arcas Lacal (1832-1882), quizá fuera con Antonio Giménez con quien de algún modo se inaugurara la moda flamenca en este local antes incluso de que por él desfilaran una larga pléyade de artistas como los cantaores África Vázquez, Juan Breva y Paco Botas, o guitarristas como Paco El Águila y Paco de Lucena.
 
Calle Compañía en su confluencia con Puerta Nueva, hacia 1942. En el tramo de la acera de la izquierda es donde estuvo instalado el Café Suizo de Málaga, que como tal duró hasta finales de 1886.
(Diario “Sur”, Málaga).
 
Más de un año después localizamos a Antonio Giménez en el antiguo Teatro Principal de la ciudad de Ronda, donde cantó el domingo 8 de noviembre de 1874. La buena acogida que tuvo su concierto se establece a partir de la elogiosa crónica que del mismo realizó una semana después Rafael Gutiérrez Jiménez en la nueva revista literaria local “Ecos del Guadalevín”. El texto, aunque adobado del pretendido origen árabe del flamenco, es interesante y del mismo entresacamos los siguientes párrafos:
 
Los Cantos Populares Andaluces y El Concierto del Sr. Jiménez.=
Con muy escasa concurrencia tuvo lugar en la noche del ocho en nuestro Teatro un concierto de cantos andaluces.
Años hacía y bastantes que nuestros aficionados de Ronda no disfrutaban de un rato tan agradable como el que el Sr. Giménez nos proporcionó.
¿Qué son cantares Andaluces? Muy propalada corre la idea de que tales canciones son de origen árabe. Efectivamente, aunque profanos de todo punto en la materia, y aunque ni en libros ni en historias, hemos buscado la justificación de tal aserto, tenemos como indudable la siguiente versión que de tales los califica.
El desierto es la cuna de los cantos populares andaluces. Basta oírlos para asegurar que están inspirados en aquellas abrasadas soledades; que allí debieron nacer. (...).
Este es el carácter especial y primitivo de esta música. (...).
De pueblo en pueblo corrieron llevando tras si el morisco instrumento que de reforma en reforma se ha convertido en la guitarra. Cada población añadía una nueva belleza en armonía con el carácter de los que cantaban, y de este modo fueron tomando el nombre de Sevillanas, Malagueñas, Granadinas y Rondeñas, siendo todas estas hijas de un padre común: los Cantos Árabes.
Por eso, esa preciosa y delicada música tan deliciosa es al mismo tiempo tan difícil.
Hay necesidad de sentirla: no puede el más consumado músico cantarla, como no se identifique con el carácter andaluz. Hay necesidad de estar poseído además de un sentimiento, el amor, los celos, la desesperación o la esperanza.
Toda música necesita expresión, pero la andaluza necesita que quien la cante haya nacido en esta tierra, haya vivido bajo este ardiente sol y sobre todo que haya amado.
 
Imagen retrospectiva de la ciudad de Ronda, hacia 1915.
 
Pero pasemos a tratar del concierto del Sr. Giménez.
La misma dificultad que ofrecen estos cantos es causa de que corran generalmente adulterados.
Esos ‘Cantaores Flamencos’ de taberna que con aguardentosa, bronca y desentonada voz divierten a los borrachos, podrán ser todo lo andaluces que ellos quieran, pero lo que se les oye es feo, desagradable y achabacanado, y como por desgracia esto es lo que más abunda hay muchas personas que tienen una equivocada idea de esta música.
El Sr. Giménez por el contrario canta con una voz clara, dulce, melodiosa, tiene mucho estilo, y se ajusta bastante a la escuela del Fillo.
Debe llevar muchos años de práctica porque canta con maestría y se conoce que tiene bastante dominado el difícil género al que se dedica. En fin: el que va a oírlo oye el verdadero y puro cantar andaluz.
Pero, ¡señor!, nos decíamos la otra noche mientras oíamos al Sr. Giménez, ¿cómo es que estando la verdadera afición a este género de canto tan desarrollada en nuestras paisanas que puede decirse son ellas solas las que la vienen sosteniendo, están tan desiertas la galerías y tan poco poblado el ‘gallinero’?
La verdad es que pocas ocasiones se presentarán como esta de oír en toda su pureza estos cantares. ¿Cómo es que no la aprovechan las Rondeñas? La afición no falta, que hay muchas que cantan y algunas mejor de lo que ellas se figuran, no será tan poco porque anden en otras diversiones porque lo que es mas aburrido que este Ronda.....
Rafael Gutiérrez.”.[8]
  
Cartagena, Orihuela, Alicante y nuevamente Jerez
 
Recién iniciando el año siguiente de 1875 realizaría una gira por el litoral levantino y así lo encontramos en la ciudad de Cartagena de donde pasaría un mes después a Alicante, según exponen periódicos de ambas localidades:

En páginas 2 y 3 del n.º 4.003 del diario “El Eco de Cartagena”; sábado 23 de enero de 1875; y en página 3 del n.º 2.068 de “El Constitucional. Diario liberal de Alicante”; jueves 25 de febrero de 1875.
 
No obstante hemos logrado averiguar que, a inicios del mes de febrero, aprovechando el trayecto entre ambas ciudades, también había cantado el Sr. Giménez, en la localidad de Orihuela merced a cierta citación judicial que, junto a otros viajeros, miembros de una compañía artística con los que viajaba, se le hace en relación a cierto accidente que concretamente tuvo lugar a la salida de la patria chica del Rojo El Alpargatero. El requerimiento incoado desde el juzgado de la localidad alicantina de Dolores y publicado en el “Boletín Oficial de la Provincia de Alicante”, dice así:
 
Administración de Justicia.-
Juzgados de primera instancia. (...).
Dolores.
D. Vicente Astor y Segura, Juez de primera instancia de esta villa de Dolores.
Por la presente hago saber que en los criminales que se continúan en este Juzgado sobre imprudencia temeraria, he acordado la comparecencia en el mismo de los desconocidos que iban en el coche-diligencia llamado Lucentina el día 10 de Febrero último cuando volcó á la salida de Callosa de Segura, cuyas señas y nombres se ignoran, constando sólo que algunos de ellos formaron parte de cierta compañía de declamación que en los días anteriores al del suceso trabajó en el teatro de Orihuela, yendo dos señores que llevaban dos niños de seis á ocho años, yendo también en dicho carruaje un profesor de canto y guitarra, llamado D. Antonio Jiménez ó Fernández, á fin de que rindan declaración sobre dicho hecho y ofrecer la causa á quien corresponda, pues aparecen resultaron lesionados tres ó cuatro; y si no pudiesen comparecer por hallarse á mucha distancia, manifiesten su residencia á fin de librar los oportunos exhortos para que tenga lugar la expresada diligencia, señalándose para ello el término de 15 días.
Dolores 19 de Junio de 1873.= Vicente Astor.= Por su mandado, Gregorio Romero.”.[9]
 
En Alicante con toda probabilidad cantaría el Sr. Giménez en el primer emplazamiento del Café Suizo, que según Armando Parodi estaba situado en el paseo de los Mártires, concretamente en la planta baja de lo que luego sería el Hotel Victoria, siendo su primer propietario Rodolfo Matossi, aunque regentado por Domingo Santías, comerciante muy estimado de todas las clases sociales alicantinas.
 
Paseo de los Mártires o la Explanada de Alicante donde se ubicó
el Café Suizo que hace esquina con la segunda bocacalle.
(Fotografía del año 1893. Archivo Armando Parodi. Asociación Cultural ‘Alicante Vivo’).
 
A inicios de la primavera de ese año de 1875 lo volvemos a encontrar en tierras de Jerez de la Frontera. A la semana de recalar en la ciudad cantaría primeramente y con éxito en el Casino de Artesanos e Industriales, local que había sido inaugurado en marzo de 1863 y estuvo situado en la calle de Santa María esquina a la de Doña Blanca. Este fue el seguimiento que hizo la prensa local:

En página 3 del n.º 5.747 y en página 2 del n.º 5.753 de “El Guadalete. Periódico político y literario” de Jerez de La Frontera; ediciones del miércoles 28 de abril y miércoles 5 de mayo de 1875.
 
Posteriormente lo haría en el Salón Recreo Andaluz, ubicado en la calle de las Armas n.º 2, el cual había sido inaugurado apenas dos años antes, concretamente el domingo 13 de abril de 1873, actuando para tal ocasión en su escenario los cantaores Antonio Frijones y Encarnación Romero, el tocaor Manuel Álvarez y la bailaora Catalina García. Según Juan de la Plata se trató de un local de efímera existencia, en cuyo tiempo fue su arrendatario Carlos Félix de Monsigni, director de funciones itinerantes de autómatas italianos.[10]
 
Gacetillas.- (.../...).
Salón de concierto El Recreo.- Habiendo contratado el aplaudido tenor Sr. D. Antonio Jiménez, de quien ya se han ocupado los periódicos de esta población, el referido local, situado en la calle de las Armas, para funcionar en él los días de velada, en unión de un terceto de zarzuela, ofrece al público desde hoy dicho loca, con las mayores comodidades posibles, para lo cual no perdonará medio alguno, siendo muy variados los espectáculos.”.[11]
 
Calle de las Armas de Jerez de la Frontera en su desembocadura a la Plaza del Arenal hacia el año 1935. El primer edificio de la acera de la derecha correspondería al inmueble que antaño habría ubicado el Salón del Recreo Andaluz donde actuó Antonio Giménez.
 
Curiosamente el Señor Giménez no es anunciado al día siguiente entre la oferta del referido local, aunque sí su principal repertorio de cantes que por entonces desgranaba. Este es el anuncio que el mismo diario expone al día siguiente:

En página 3 del n.º 5.772 de “El Guadalete. Periódico político y literario” de 
Jerez de La Frontera; jueves 27 de mayo de 1875.
 
Sus actuaciones se prorrogan al mes siguiente, junio:
 
Los aficionados á «cantares andaluces», tienen ocasión de gozar grandemente estas noches en el ‘Salón de recreo’ situado en la Alameda Vieja, donde el profesor D. Antonio Jiménez, con su escelente voz y maestría en ‘cantos populares’, da diariamente sus conciertos.”.[12] 
 
Córdoba. Actuaciones en Madrid y Cádiz
 
Se constata una nueva ausencia de noticias de nuestro cantaor hasta inicios del año siguiente, 1876, en que lo encontramos en Córdoba aunque, a decir verdad, poco trascendió de sus actuaciones en la ciudad:
En página 2 del n.º 7.605 del “Diario de Córdoba. De comercio, industria, 
administración, noticias y avisos”; domingo 9 de enero de 1876.
 
El cantaor obligadamente habría de darse a conocer en la capital de España y así lo hizo, en las postrimerías del año 1877 y en el Café-Teatro de La Infantil situado en la calle Carretas n.º 14. Lo anunció en primera instancia el diario “Imparcial” desde el lunes 19 al miércoles 21 de noviembre:

Espectáculos.- (...).
Infantil.- A las siete y media.- La familia espiritista.- ¡Viva Cuba española!- Un rey y un ranchero.- Guerra sin cuartel.- El hijo del naufragio.- Intermedio por el señor Jiménez de Osuna.- Baile.”.[13]
 
Y diariamente se corrobora su participación en las funciones por la mayoría de los periódicos cantando en los entreactos de las piezas teatrales como era costumbre entonces: 
En página 6 del n.º 7.265 de “La Correspondencia de España. Diario universal de noticias. Eco imparcial de la opinión y de la prensa” de Madrid, y en página 2 del n.º 327 del “Diario Oficial de Avisos de Madrid”; ediciones de la noche del jueves 15 y del viernes 23 de noviembre de 1877.
 
No sabemos si sus actuaciones en Madrid se prorrogaron más allá del viernes 23 de noviembre, aunque hay que entender que sí, merced a la reseña que ofrece el diario “La Iberia” ese mismo día:

Gacetilla.- (...).
Noticias de teatros. (...).
-Está llamando la atención del público en el teatro La Infantil el reputado cantante del género andaluz, don Antonio Jiménez de Osuna.
Según nuestras noticias, ha recibido proposiciones para cantar en algún teatro de más importancia, en vista de las ovaciones que diariamente recibe.”.[14]
 
Teatro Romea de Madrid en 1935 poco antes de su demolición. Este mismo emplazamiento de la calle Carretas n.º 14 albergó el Teatro de La Infantil hasta el año 1890. En noviembre de 1877 actuó Antonio Giménez.
 
En cierto modo este cantaor inauguraría en este establecimiento los recitales de cante andaluz, ya que después de él cantarían varios artistas flamencos caso de la cantaora Carmen Rodríguez en octubre de 1880.
 
A finales de ese mismo año de 1877 arribará a Málaga, quizá tras alguna que otra nueva actuación en Córdoba que no hemos podido precisar. Pensamos que no sería ésta la primera vez que actuase en la capital malagueña, ciudad que como veremos, tendría gran trascendencia en el devenir artístico y vital de este cantaor itinerante. Así lo notició la prensa cordobesa: 

En página 3 del n.º 8.166 del “Diario de Córdoba. De comercio, industria,
administración, noticias y avisos”; domingo 2 de diciembre de 1877.
 
También comparecerá públicamente ese mes de diciembre en el Teatro Principal de la ciudad de Cádiz, antigua Casa de Comedias del barrio de La Viña, situado en la calle Novena en el tramo colindante a la Plaza del Palillero. Persiste el cantaor por esa época en su repertorio malagueño que exhibe entre dramas y comedias nacionales, según señala el diario “El Comercio” el día de su presentación:
 
Espectáculos.-
Teatro Principal.- Función para hoy, con asistencia de la embajada marroquí, y en la que tomará parte el célebre concertista de cantos andaluces y guitarra don Antonio Jiménez de Osuna.- La comedia en 2 actos, ‘No la hagas y no la temas’.- Baile.- ‘Malagueñas y Javeras’, por el señor Jiménez.- El proverbio en un acto, ‘Mas vale maña que fuerza’.- Por el dicho señor Jiménez, la habanera ‘La Sultana’.- A las siete y media.
Entrada principal, 4 rs.- Íd; al 4.º piso, 2 rs.”.[15]
 
Estuvo al menos contratado una semana en el referido coliseo, según anuncia el referido periódico:
En portada del n.º 12.404 del diario “El Comercio” de Cádiz;
Lunes 17 de diciembre de 1877.
 
A inicios del año siguiente encamina sus pasos nuevamente a la capital hispalense, donde el 13 de enero de 1878, es anunciado por el diario local “El Porvenir”, para una nueva audición que posiblemente tuviera lugar, según José Luis Ortiz Nuevo, en el Salón Oriente de la calle Trajano en done el “concertista Sr. Jiménez (...) tocará, entre otras obras, Malagueñas y Jaberas”.[16]
La primavera de ese año ya había expuesto su arte en la capital portuguesa, regresando nuevamente a tierras gaditanas de Jerez, el domingo 28 de abril de 1878, según apunta la prensa local:

Gacetillas.- (.../...).
Ha llegado á esta población procedente de Lisboa, el conocido concertista de cantos andaluces, don Antonio Jiménez, el cual se propone dar algunos conciertos en los próximos días.”.[17] 
 
Cádiz y Huelva ida y vuelta
 
Medio lustro después Antonio Giménez regresó nuevamente a Cádiz actuando en el mismo escenario del elegante Gran Teatro donde había cantado justo dos años antes. Así pues el 10 de diciembre de 1879 se presentó anunciado como guitarrista para los intermedios de un sainete creación del poeta portuense Francisco Javier de Burgos y Larragoiti (1842-1902). La actuación de nuestro aventurero fue satisfactoria según rememora la “Guía Rosetty”, anuario de la ciudad y provincia de Cádiz correspondiente a dicho año: 
...En el teatro Principal empezó a actuar el 14 de Octubre una compañía dramática (...), la carrera disparatada cómico-lírico-bailable en 2 actos ‘La vuelta a Cádiz en 60 minutos’, se representó por primer vez en la noche del 2 de Diciembre; la que por su fina sátira y oportunos chistes obtuvo una lisonjera acogida (...). En la función que tuvo efecto el 10 del propio mes se presentó en los intermedios el concertista de guitarra D. Antonio Jiménez de Osuna, quien cantó, acompañándose con dicho instrumento, varias canciones andaluzas y fué muy aplaudido.”.[18]
 
Interior del Teatro Principal de Cádiz.
Fue derribado a mediados de los años veinte del siglo XX.
 
Algo más de cuatro meses y medio después cantaría en Huelva a la que recala a inicios de la primavera de 1880, aunque no era la primera vez que actuaba en la ciudad, según informó la prensa local por medio de “La Provincia”: 

Crónica local.= (.../...).
Ha llegado á Huelva el Sr. D. Antonio Giménez, tenor, muy conocido ya en esta capital, pues en dos ocasiones ha dado en ella conciertos. Saben todos cuantos le han oído que canta muy bien en el género flamenco; probablemente dará uno ó dos conciertos que oportunamente anunciaremos.”.[19]
 
Además de su presunto dominio en la guitarra es curioso que se constate en nuestro personaje su desconocida faceta de pianista. Sabíamos que en Sevilla cantó al piano pero no de sus aptitudes como ejecutante de tal instrumento. También se señala su vena compositiva en algunos palos del flamenco como cantiñas y peteneras, su pretendido sello en malagueñas y jaberas, o su cultivo en algunas canciones de autor, según recoge el mismo periódico local dos días después: 

En página 2 del n.º 1.028 del diario “La Provincia” de Huelva;
Viernes 30 de abril de 1880.
 
Así pues daría su concierto el sábado 1 de mayo de 1880 en el Círculo Mercantil de Huelva. 
Fachada del Círculo Mercantil y Agrícola de Huelva.
Edificio situado en la calle Castelar, posteriormente llamada calle Ricos.
 
Por la noticia que ofrece el referido diario sabemos que poco más de cinco meses después, a inicios de octubre de 1880, regresó a la misma ciudad esta vez para dar una nueva audición en otro salón, situado en la calle Concepción que rivalizaba en eventos culturales con el antes nombrado:

Se prepara un concierto en el Casino de Artesanos de esta capital por el célebre cantante del género andaluz D. Antonio Jiménez, que tan aplaudido ha sido en las diferentes ocasiones que se ha presentado en los Círculos de Huelva.”.[20]
 
De Huelva pasó a la Tacita de Plata donde finalizando el mes siguiente se recoge otra nueva actuación de este cantaor en el Café del Correo del barrio de Santa María, situado en la confluencia de las calles Rosario con la de Cardenal Zapata. Este recital tuvo lugar el domingo 28 de noviembre, según señala el “Diario de Cádiz” del día siguiente:
Antonio Jiménez, en el Café del Correo.- Extraordinariamente aplaudido fue anoche en el Café del Correo el notable concertista de cante, Antonio Jiménez.
El numeroso público que llenaba el citado café quedó muy complacido del arte y del buen gusto del mencionado profesor. Antonio Jiménez ofreció diferentes canciones como Peteneras, Malagueñas y Polos. Todas ellas fueron escuchadas con suma atención por la concurrencia”.[21]
 
Calle del Rosario en Cádiz, hacia 1910.
En la confluencia de esta vía con la de Cardenal Zapata se ubicó el Café del Correo.
 
Córdoba y Valencia
 
Casi un año después regresará a la ciudad de Córdoba, donde, contratado, daría un nuevo concierto la noche del miércoles 5 de octubre de 1881, según se deduce de las noticias de la prensa:

Gacetillas.- (.../...).
-Artista.- Ha llegado á esta capital y es posible que se deje oír en algún centro de recreo el aplaudido guitarrista D. Antonio Giménez.”.[22]
 
En página 2 del n.º 9.372 del “Diario de Córdoba. De comercio, industria,
administración, noticias y avisos”; viernes 7 de octubre de 1881.
 
El Centro Filarmónico se había creado dos años y medio antes, por iniciativa del compositor e instrumentista cordobés Eduardo Lucena y Vallejo (1849-1893), para formar una entidad que no solo funcionó como tertulia académico-musical, sino como sociedad lírica, vocal, comparsística, literaria e instrumental de gran trascendencia en la cultura de la ciudad y la provincia hasta su desaparición en 1887. Así pues Eduardo Lucena contrataría a Antonio Jiménez prevenido de sus  dotes musicales y calidad cantaora.
Un joven Eduardo Lucena.
 
Un mes y tres semanas después comparecerá Antonio Giménez en Valencia para llevar sus cantes andaluces. La prensa local por medio de “El Comercio” y “La Lealtad” anuncian su presentación con intención de reforzar la oferta artística de un conocido establecimiento, situado en el cruce de las calles Ruzafa y Colón, el martes 22 de noviembre de 1881:
 
-Esta noche tendrá lugar en el Teatro-Café de la calle Ruzafa una escogida y variada función, en la que tomará parle el reputado profesor de guitarra y cantante andaluz D. Antonio Giménez, el cual cantará una habanera titulada «Marores y nubes», letra de D. Rafael Liern, y además seguidillas y peteneras no conocidas del público valenciano.
El empresario de dicho teatro, Sr. Díaz, ha contratado al conocido y tan aplaudido primer actor Sr. D. Enrique Jáuregui, quien llegará en breve á Valencia.”.[23]
 
Calle Colón en su confluencia con el Paseo de Ruzafa de Valencia, donde en primer término, a la derecha, se encuentra el edificio que albergó el antiguo Café-Teatro del mismo nombre. Imagen del año 1931 donde dicho paseo ostentaba entonces el nombre de Pi y Margall.
(Archivo José Huguet).
 
La siguiente crítica de su actuación, favorable al cantaor, en los periódicos “Las Provincias” y “La Lealtad” hace notar que no se trata del típico flamenco al uso sino un intérprete con una concepción algo adaptada a públicos menos avezados en el repertorio jondo: 
En página 2 del n.º 189 de “La Lealtad. Periódico monárquico” de Valencia;
Sábado 26 de noviembre de 1881.
  
Granada, Málaga, Almería, Madrid y Linares
 
Al año siguiente se encuentra nuevamente en Granada según el dato que aporta Eduardo Molina Fajardo, refiriéndose a los acontecimientos artísticos de 1882, que narra así el paso del cantaor por la ciudad:
 
En el salón de peluquería de don Nicolás González se organizaban reuniones flamencas que, a veces, se dieron a la publicidad. Una de ellas fue para la presentación de don Antonio Giménez –ya había dado con escaso público un concierto de guitarra y cante andaluz en la Galería de Cristal de los Campos Elíseos granadinos- y que en la barbería le tributaron los mayores elogios los aficionados por su novedad de estilo en los diversos cantes, que ejecutó con admirable perfección, sobresaliendo en las «malagueñas», «jaberas» y «peteneras». Una vez más se hizo verdad el dicho local de «los más de los barberos / son guitarristas y copleros».”.[24]
 
Ese verano, concretamente al final del mes de agosto de 1882, aparecería nuevamente en Málaga donde ofrecería al menos dos recitales:
 
Gacetillas.- (.../.../...).
Ha llegado á Málaga el conocido concertista de canto andaluz don Antonio Jiménez, que se propone dar algunos conciertos en el Liceo y Círculo Mercantil.”.[25] 
Para pasar posteriormente a la ciudad de Almería a inicios de septiembre donde actuaría en un establecimiento inaugurado poco más de dos años antes, aunque en su nuevo emplazamiento del Paseo del Príncipe esquina con la antigua calle Bilbao (actual Navarro Rodrigo); local que, al decir de Antonio Sevillano Miralles, fue posteriormente Círculo Español, Café Roura y sede de la Sociedad Filotauro. Así lo noticia la prensa local:
 
Gacetillas.- (...).
Ha llegado á esta población el célebre concertista de canto andaluz don Antonio Giménez; varios amigos que conocen sus relevantes méritos en dicho arte, han acudido á él suplicándole dé algunos conciertos á lo que ha accedido eligiendo para ello el local conocido por la Cervecería Inglesa.”.[26]
 
Es posible que cuando fue contratado Antonio Jiménez aún siguiera siendo su propietario don Manuel Eraso.
 
Paseo del Príncipe Alfonso de Almería en el año 1912. El tercer edificio de la acera de la derecha de fachada blanca correspondió al inmueble que antaño albergó el segundo emplazamiento de la Cervecería Inglesa donde actuó Antonio Giménez.
 
Los pormenores sobre su actuación en dicho establecimiento se señalaron tres días después con una crítica favorable según el gacetillero de “La Crónica Meridional”:
En páginas 2 y 3 del n.º 6.758 de “La Crónica Meridional. Diario liberal, independiente 
y de intereses generales” de Almería; miércoles 13 de septiembre de 1882.
 
El sábado 16 de septiembre ofrecería otro nuevo recital en la misma sociedad, si bien esta vez en su antigua sede de la calle Real:
 
Gacetillas.- (.../...).
Concierto.- Esta noche se verificará otro concierto por el acreditado concertista de guitarra y canto andaluz D. Antonio Jiménez, en el antiguo local de la Cervecería Inglesa, el cual creemos estará tan concurrido como el anterior. Dicho concierto constará de cuatro partes.
El precio de la localidad será 6 rs. cada silla con entrada.”.[27]
 
A inicios del mes siguiente se encuentra nuevamente en la Villa y Corte para dar nuevas funciones. Así lo anunció “El Debate” el jueves 5 de octubre de 1882:
 
Nuestro querido amigo el reputado concertista de canto andaluz, D. Antonio Jiménez, que se encuentra de paso en esta corte, parece que trata de la organización de algunos conciertos. Mucho nos alegraría tener ocasión de aplaudirle en alguno de nuestros coliseos.”.[28]
 
El primer concierto lo ofreció el martes 10 y a través de la crónica del mismo en el referido periódico se establecen por vez primera algunas coplas del repertorio del cantaor: 
En página 3 del n.º 347 de “El Debate. Diario liberal” de Madrid;
Jueves 12 de octubre de 1882.
 
La prensa omite el teatro en que ofreció la referida audición y tampoco se sabe si le dio tiempo a ofrecer algún que otro recital en la capital, ya que una semana después de esta noticia se encontraba nuevamente en suelo andaluz, esta vez en la ciudad minera de Linares. El primer concierto que ofreció fue el miércoles 18 de octubre de 1882, según recogía “El Eco Minero” del día siguiente:

En página 2 del n.º 539 de “El Eco Minero. Periódico bisemanal” de Linares;
Jueves 19 de octubre de 1882.
 
Como se ve era habitual en este cantaor invitar a los redactores de algún que otro periódico de la localidad donde actuaba asegurando de este modo su publicidad. El citado establecimiento se trataba en realidad de pequeño coliseo ubicado en lo que antiguamente fue el Convento de San Juan de la Penitencia de la calle San Juan, frente a la calle de Echagüe y a espaldas de la calle Campanario.
 
Imagen retrospectiva del antiguo Convento de San Juan de la Penitencia de Linares.
 
En este establecimiento ofrecería un segundo concierto:
 
Miscelánea.-
Esta noche tendrá lugar en el teatro situado en el ex-convento de S. Juan de la Penitencia, el segundo concierto que accediendo á ruegos de muchos amigos, ofrece el reputado y aplaudido concertista de canto andaluz, D. Antonio Giménez.
El escaso, pero escogido público que asistió en la noche del jueves á oír al señor Giménez en su primer concierto salió altamente satisfecho, pues dicho señor posee un género nuevo y especial, particularmente en peteneras y Malagueñas cuyos versos originales, unas veces, y otras escogidos de los mejores poetas, hace que el público se recree doblemente.
La justa fama que dicho Sr. Giménez, tiene adquirida, nos hace creer que esta noche la concurrencia será numerosas, lo cual nos alegraría.”.[29]
  
Huelva, Granada, Sevilla, Jerez y Cádiz
 
Recién estrenado el año 1883 vuelve a recalar Antonio Giménez en Huelva con bastantes probabilidades de dejar oír su voz nuevamente en algún conocido escenario de dicha ciudad, según deja entrever la noticia que al efecto expone el diario “La Provincia”, al apuntar los recientes éxitos del cantaor en la capital de España, y otros ofrecidos posteriormente en Jerez de la Frontera en los meses finales del año recién terminado: 
Ayer llegó á Huelva el concertino Sr. Jiménez, que en otras ocasiones ha dado conciertos ante el público de esta capital, en el Casino Minero ó el Círculo Mercantil. El Sr. Jiménez, desde la última vez que estuvo en ésta, ha recorrido numerosas poblaciones, incluso Madrid, recibiendo en todas una lisonjera acogida y numerosos aplausos.
Un periódico de la corte (‘El Debate’) ha dicho de él lo siguiente:
«Anteanoche tuvimos el gusto de oír al concertino Sr. D. Antonio Jiménez, unas cuantas piezas de cante andaluz, que ejecutó á la perfección. (...).»
En otro periódico de Jerez (‘La Crónica’) leemos lo que sigue:
«El Sr. Jiménez es un verdadero profesor en el difícil arte á que se dedica, su estilo es completamente nuevo, y solo escuchándolo es como comprenderse puede la diferencia que existe entre el dulce, sensible y armonioso cante andaluz y el áspero y desapacible de los flamencos, plagado de quejidos interminables.»
Creemos que el Sr. Jiménez dará uno de estos días un concierto; ignoramos donde, pero quizás sea en el Círculo Mercantil.”.[30]
 
En la primavera del año siguiente, 1884, lo volvemos a encontrar en la ciudad de Granada, así lo exponía la prensa local:

En página 2 del n.º 1.322 de “El Defensor de Granada. Diario político independiente”;
Miércoles 28 de mayo de 1884.
 
En otoño de ese mismo año canta, que sepamos, por segunda vez, en la capital andaluza para dar una serie de recitales que iniciaría el domingo 19 de octubre; conciertos de los que se hizo eco también la prensa cordobesa:
 
Crónica de Andalucía.-
Sevilla 18 de Octubre de 1884.— (.../...).
El afamado concertista de guitarra y canto andaluz don Antonio Jiménez, ha llegado á esta ciudad, en la que dará un corto número de conciertos, siendo el primero el domingo próximo en la fonda de Europa.”.
 
Gacetillas.- (.../...).
Concertista.- El de guitarra y canto andaluz, don Antonio Giménez, está dando varios conciertos desde el domingo en Sevilla.”.[31]
 
Hotel Royal de Sevilla, hacia el año 1920. Este era el edificio que antiguamente albergó la Fonda Europa, situada en la Plaza de la Infanta Isabel (hoy Plaza Nueva). Se inauguró en 1865 y con el tiempo pasó a llamarse momentáneamente “Fonda de Londres”, si bien posteriormente retornó a su nombre original por el tiempo donde en su escenario cantó Antonio Giménez. Como Hotel Royal permaneció abierto hasta 1956.
 
Es posible que, tras Sevilla, diera nuevos conciertos en Madrid y Málaga, aunque el hecho cierto es que finalizando ese año recala nuevamente en Jerez de la Frontera donde repetiría sus comparecencias públicas en el Café del Conde, las cuales se prorrogaron hasta las primeras semanas del año siguiente. Véanse los anuncios:
 
En página 2 del n.º 8.819 de “El Guadalete. Periódico político y literario” de Jerez de la Frontera;
Domingo 21 de diciembre de 1884.
 
En página 2 del n.º 8.835 de “El Guadalete. Periódico político y literario” de Jerez de la Frontera;
Sábado 10 de enero de 1885.
 
Es posible que de Jerez pasara el Sr. Giménez a Cádiz a tenor de cómo lo anuncia la prensa onubense, a través de “La Provincia” cuando el cantaor se dispone a dar nuevos conciertos en la capital huelveña finalizando junio de 1885: 

El reputado concertino D. Antonio Jiménez, conocido ya del público de Huelva, ha llegado á ésta, donde se propone dar conciertos de canto andaluz en algunos de los Círculos, si obtiene, como es de suponer, permiso para ello.
Ya en otras ocasiones hemos tenido la de apreciar las excelentes dotes que adornan á este popular artista y su escuela especial de canto. Tenemos á la vista periódicos de Madrid, Málaga, Jerez y Cádiz, últimas poblaciones donde se ha dejado oír, que hacen de él grandes elogios.”.[32]
  
Málaga, Murcia, Cartagena y de nuevo a Málaga
 
Al año siguiente daría un nuevo concierto en Málaga, concretamente el sábado 13 de marzo de 1886, en un conocidísimo café cantante situado en la Plaza de la Constitución, n.º 7, cuyo inmueble era propiedad del Duque de Fernán Núñez:
 
En página 2 del n.º 60 de “La Unión Mercantil. Diario de intereses generales” de Málaga;
Sábado 13 de marzo de 1886.
 
Tras nuevas actuaciones por la bahía gaditana regresará nuevamente a Málaga en el verano de ese mismo año:
En página 3 del n.º 169 de “La Unión Mercantil. Diario de intereses generales” de Málaga;
Jueves 22 de julio de 1886.
 
A mediados de octubre de ese mismo año actuará con éxito en la capital murciana, en un café cantante situado en la calle Trapería (poco antes nombrada como Príncipe Alfonso), una de las vías principales de la ciudad. Así lo atestigua la prensa local por medio de “El Diario de Murcia”:

Ha llegado á esta ciudad D. Antonio Jiménez, profesor notable, en la guitarra, con la cual se acompañará las populares malagueñas, jaberas y otros cantos nacionales, que le han valido siempre aplausos.
Esta noche dará su primer concierto en el café de Oriente, de 8 á 10..[33]
 
Y “La Paz de Murcia” da cumplida cuenta del repertorio que desgranaría ese martes 12 de octubre:
En portada del n.º 9.041 de “La Paz de Murcia. Diario de noticias, avisos y anuncios”;
Martes 12 de octubre de 1886.
 
Otra escueta nota de “El Diario de Murcia” resume el éxito obtenido en esta actuación:
 
El cantante del género andaluz señor Giménez gustó mucho la otra noche en el café de Oriente.”.[34]
 
Calle Trapería (antigua Príncipe Alfonso) de Murcia desde la Plaza de Santo Domingo. En la acera de la derecha (antes de llegar a la calle Platería) estuvo ubicado el Café de Oriente.
 
Tras esta actuación marcharía a la vecina Cartagena, según anunciaba la prensa de esta última localidad: 
En página 3 del n.º 7.481 de “El Eco de Cartagena. Diario de la noche”;
Viernes 15 de octubre de 1886.
 
Su actuación en Cartagena se produciría finalmente casi una semana después en el recién inaugurado Café de La Marina, siendo la primera de sus audiciones la que ofreció el lunes 18 de octubre como constata el referido “Eco de Cartagena”:
 
Crónica local y provincial.- (.../...).
Anoche, en el café de la Marina, verificó su primer concierto el notable cantante lírico andaluz Sr. Giménez.
Todas las piezas que ejecutó merecieron aplausos, agradando en extremo al público que llenaba el café”.[35]
 
Cartagena, hacia 1896. Calle de La Marina Española (actualmente calle Mayor), donde estuvo ubicado el café cantante del mismo nombre.
 
A finales de julio de 1887, tras una nueva gira por tierras lusitanas regresará a Málaga capital donde cantaría en una moderna cervecería, según expone “La Unión Mercantil” esos días: 
El aplaudido guitarrista y cantante D. Antonio Jiménez que cuenta con numerosos amigos en esta población, acaba de llegar, procedente de Lisboa, donde algunos periódicos han dedicado elogios a su voz y estilo, mejorada la primera, á causa del buen estado de salud en que el Sr. Jiménez se encuentra.”.
 
D. Antonio Giménez de Osuna, profesor de canto lírico andaluz, dará su primer concierto del espresado género hoy sábado 30 de Julio en el elegante salón de la cervecería calle Molina Larios, núm. 5 á las nueve de la noche.
Los aficionados al verdadero y original canto andaluz no deben dejar de ir á escucharlo que bien lo merece quien como el señor Giménez reúne excelente voz de tenor y un perfecto conocimiento del arte de los cantos populares.”.[36]
 
Calles del Duque de la Victoria y Molina Larios desde la Plaza del Siglo de Málaga en una imagen de 1940. En la cera de la izquierda de la segunda de ellas, en línea con la Catedral de la Encarnación, estuvo situada la expresada Cervecería donde actuó Antonio Giménez.
  
Almería, Jerez y final de itinerario en Málaga
 
Cinco años después volvería a actuar de nuevamente en Almería ofreciendo un concierto el martes 4 de octubre de 1887. Esta vez “el afamado profesor de canto lírico-andaluz, don Antonio Jiménez de Osuna”, como era anunciado, lo haría en el salón del recién reformado Café Universal del Paseo del Príncipe, siendo por entonces su propietaria la viuda de don Antonio Navarro. La prensa local por medio de “La Crónica Meridional” dos días después así lo certificó:
 
El conocido artista de cante flamenco D. Antonio Giménez dio su anunciado concierto en el Café Universal la noche del martes, agradando mucho todos los números que tocó en la guitarra y siendo muy aplaudida al terminar cada uno de sus ejercicios.
En los intervalos amenizaron la velada musical los Sres. Sánchez, haciéndonos oír algunas de las escogidas piezas de su repertorio y otras nuevas (...).”.[37]
 
Paseo del Príncipe de Almería hacia el año 1920. En la acera de la izquierda, correspondiente al edificio que presenta el quinto toldo más lejano se correspondería con el establecimiento del Café Universal. 
 
Algo más de cinco meses después regresará a Jerez de la Frontera para dar otro recital en el Círculo Mercantil que por entonces estaba situada en la calle Lancería n.º 25, en el piso principal del Café del Centro. Así lo anunció la prensa local el mismo día: 

En página 2 del n.º 9.816 de “El Guadalete. Periódico político y literario” de 
Jerez de la Frontera; viernes 16 de marzo de 1888.
 
El verano de ese año se encuentra otra vez en Málaga donde daría más recitales. Desde el domingo 19 de agosto, en el Café Universal, también llamado por su dueño, Café de Campos, ubicado en la calle Granada, y posteriormente al menos otro más el martes 18 de septiembre de 1888 en el Café París, según anunció el diario local “La Unión Mercantil” esos días:
 
Se encuentra en esta capital y contratado en el café Universal, el notable concertista señor don Antonio Jiménez. Desde hoy tomará parte en los conciertos.”.
 
Hoy tendrá lugar en el café de París un concierto de cantos andaluces por el reputado profesor D. Antonio Giménez.”.[38]
 
No sabemos si se estableció en dicha ciudad o siguió viajando; el hecho cierto es que, casi año y medio después, vuelve a ofrecer sendas actuaciones en otro establecimiento malagueño los días 8 y 9 de marzo de 1890:
 
Café del Progreso.-
Mañana sábado y el domingo a las ocho de la noche, tendrá lugar en el café del Progreso en la calle Especerías, un Concierto ofrecido por el reputado artista lírico D. Antonio Jiménez, que dará á conocer los números más escogidos de su repertorio.
Es de esperar que con tal motivo se verá el café muy concurrido y que el Sr. Jiménez cosechará muchos aplausos.”.[39]
 
Casi dos años después regresa nuevamente a Málaga tras otra larga gira por provincias, para actuar en dos cafés cantantes malagueños ambos situados en la Plaza de la Constitución, el viernes 20 y miércoles 25 de noviembre de 1891: 

En página 2 del n.º 2.027 de “La Unión Mercantil. Diario de intereses generales” de Málaga;
Viernes 20 de noviembre de 1891.
 
En portada del n.º 2.032 de “La Unión Mercantil. Diario de intereses generales” de Málaga;
Miércoles 25 de noviembre de 1891.
 
Parte de la fachada del Café de La Loba en la Plaza de la Constitución, Málaga, hacia 1920.
(Diario Sur).
 
Y estas postrimerías del año 1891 son las que marcan el límite de las comparecencias artísticas de Antonio Giménez de Osuna por la absoluta ausencia de noticias en torno a su figura. Este hecho quizá marque el final de la trayectoria artística de este cantaor en suelo español o su retiro voluntario y definitivo de los escenarios. Tampoco sabemos si estuviera motivado por otros imponderables como su propio fallecimiento.
Puede también que ese año de 1891 iniciara contactos con la masonería de su tiempo al modo en que años después lo hiciera Antonio Grau Mora ‘El Rojo el Alpargatero’ (1847-1907), en el hipotético caso de ser nuestro personaje el que recoge este recorte, aunque llegados a este punto hemos de admitir que nos movemos en el campo de las especulaciones: 
En página 8 del n.º 10 del “Boletín de Procedimientos del Soberano Gran Consejo General Ibérico y Rito Antiguo y Primitivo Oriental de Memphis y Mizraim. Semanario Sociológico-Masónico” de Madrid; domingo 8 de marzo de 1891.
 
 
Hacia la posible identidad de Antonio Giménez de Osuna
 
Paradójicamente, y a pesar del seguimiento que la prensa de su época hizo de este singular cantaor y tocaor, existe un absoluto desconocimiento sobre su verdadera identidad. Visto queda cómo los diarios registran únicamente su primer apellido en sus dos formas, con las iniciales ‘J’ o ‘G’. Nosotros en razón a distinguirlo de otros posibles homónimos, escogemos la forma antigua de ‘Giménez’ por ser quizá este el modo en que mayormente se recoge.
 
No ha faltado quien, sin constatar fidedignamente el apellido materno de nuestro protagonista, intentase postular su identidad sin demasiados argumentos. Así, el catedrático de francés e investigador flamenco José Gelardo Navarro (1947-2018) asociaba Antonio Giménez a cierto artista murciano de su tiempo, recreador de algunos ‘cantes de madrugá’. Basaba su hipótesis en la información aportada entre otros por su paisano, el músico Julián Calvo García (1836-1898), quien, en 1877, exponía:
 
También se canta una malagueña que la llaman de la madrugada y no la hemos coleccionado por no ser murciana; la trajo a esta ciudad (Murcia) en 1868, un joven llamado Ginez Martínez, entendido por Osuna. Este canto lleva su mérito en su pesadez y la multitud de adornos que el cantor introduce; el ya mencionado Ginez Martínez la canta primorosamente, pero algunas veces hay que taparse los oídos para ciertos cantaores y acompañantes. Este Ginez Martínez estaba en el ejército y es natural de Murcia; en esa época vino a ver a su familia y, donde quiera que se sentaba con su guitarra a cantar la mencionada malagueña, acudía un inmenso auditorio a admirar su magnífica voz y su extraordinaria flexibilidad de laringe”.[40]
 
Julián Calvo García.
 
Este dato también fue señalado por otros ilustres murcianos como el escritor y abogado José Martínez Tornel (1845-1916) y el también músico y folklorista José Verdú Landívar (1878-1913) a inicios del siglo XX. Concluye Gelardo su hipótesis de este modo: 
«El análisis de esta cita nos lleva a la consideración de que se trata de la misma persona (...). Pensamos que en 1868, fecha en la que actúa en Sevilla, este joven (Antonio Giménez de Osuna) de la clase modesta murciana debió ser movilizado para hacer el servicio militar en Sevilla o que, por el contrario, sería licenciado por esas fechas; al parecer terminaría fijando su residencia definitiva en Murcia, pues las actuaciones posteriores tienen lugar por estas tierras y también por Almería y Granada».[41]
 
Sin embargo y a pesar de lo recabado por los aludidos autores que citan expresamente a “Ginés Martínez”, Gerardo determina llamar a nuestro cantaor, no sabemos porqué, con otro nombre distinto al que siempre se le consignó al hablar de la referida malagueña de la madrugá:
 
«La creación de este cante se atribuye al cantaor Enrique Jiménez Osuna (Ginés el Osuna), de acuerdo con la autorizada opinión del músico y folklorista murciano Julián Calvo».[42]
 
Aun sopesando la lógica posibilidad de un nombre compuesto de nuestro protagonista –Antonio Enrique-, a nuestro modo de ver, se trata de dos cantaores claramente distintos. Pero entonces ¿quién pudo ser Antonio Giménez?
 
Como hemos observado en muchas de las citas periodísticas expuestas, a su nombre y primer apellido se añade “de Osuna”, que pudiera tomarse como segundo apellido, al modo del gran cantaor El Canario, de Álora, llamado en realidad Juan de los Reyes Osuna (1857-1885).
Guiándonos de esta presunción, y acorde al rango vital aproximado de nuestro cantaor, hemos localizado a varios individuos llamados “Antonio Jiménez Osuna”. Uno de ellos, sevillano, nacido en 1843, licenciado como soldado en 1869 y vecino de la calle Alcaicería 44, Parroquia del Salvador de la capital hispalense. Otro aparece entre los “licenciados del Ejército de Cuba desde mediados de Marzo de 1866 hasta fin de Agosto do 1870 en listado ofrecido por el “Ministerio de la Guerra”, habilitados a cobrar en la Comandancia Central de Madrid el turno en pago de 1878. A través de la prensa granadina también encontramos a un comandante y teniente coronel de caballería con tal nombre destinado a varias reservas del regimiento de la provincia. Por la prensa cordobesa conocemos de la luctuosa muerte de otro homónimo, la mañana del 22 de agosto de 1891, por una cuestión de linderos “en el sitio nombrado de la Vergara, del ruedo de Almedinilla”. [43]
Estas u otras personas de parecido corte no parecen cuadrar con la identidad de nuestro protagonista, bien por no casar del todo sus coyunturas vitales a los periodos arriba noticiadas o por disociarse sus profesiones de las de ‘cantaor’.
 
Ello nos obliga a establecer que tal título –‘de Osuna’- asociado a su nombre pudiera aludir a su presunta patria chica. Su condición de ursaonense parece mucho más plausible, como deja entrever el modo en que a veces el cantaor es anunciado, caso de sus comparecencias en Jerez en el estío de 1868:

En página 3 del n.º 4.872 de “El Guadalete. Periódico político y literario” de 
Jerez de La Frontera; sábado 29 de agosto de 1868.
 
En este sentido encontramos hace tiempo una requisitoria judicial, tramitada en pleno verano de 1882, desde el distrito de La Merced de Málaga, contra cierto individuo que parece casar más con nuestro personaje:

En páginas 421 y 422 del n.º 216 de la “Gaceta de Madrid”;
Viernes 4 de agosto de 1882.
 
Así pues se cita a “Antonio Jiménez Domínguez, natural de Osuna que fué de esta vecindad, casado, de edad 51 años”, por lo que habría nacido hacia 1831. Igualmente, a raíz de este documento, se podría especular con la posibilidad, nada extraña, de que el artista Antonio Giménez probara suerte durante un tiempo como empresario de la profesión a la que se dedicaba, cuando dice que fue “dueño en esta ciudad de un café cantante”, al igual que lo hicieron otros cantaores de su tiempo caso de Silverio en Sevilla, Juan Junquera en Jerez o Juan de Dios Domínguez Cadena en Huelva.
A la par nuestro cantaor habría estado implicado directamente en una reyerta no menor, situación desgraciadamente habitual en los locales donde este arte se daba entre la parroquia flamenca de aquel tiempo. Del agredido Francisco Rodríguez Moyano logramos averiguar que era malagueño, y casado con Francisca Moreno Medina, natural de Alhaurín de la Torre, por la fe de bautismo de su hija María Dolores Cristobalina nacida el 16 de diciembre de 1859.
 
Tras repasar la prensa malagueña de ese año hasta finales de julio de 1882, que es cuando se produce la requisitoria, sólo hemos encontrado dos gacetillas de sucesos en “El Avisador Malagueño” de cierto parecido al lance que motiva la requisitoria sin ser nada concluyentes. Son las del domingo 11 de junio y jueves 27 de julio de 1882 que exponen: 
Anteayer ocurrió un desgraciado suceso en una casa de la calle de Paniagua. Un alcalde de barrio hirió gravemente de un pistoletazo al camarero de un café contiguo.
El agresor fué preso en el acto y el herido llevado a la casa de socorro del distrito.”. 
En el Postigo de Arance disparó un hombre una pistola contra otro, hiriéndole en una mano. El agresor fué detenido seguidamente.”.[44]
 
Vista panorámica de la ciudad de Málaga, desde el Monte Calvario, hacia 1900.
(Archivo Municipal de Málaga).
 
La pregunta que nos hacemos ahora es si realmente pudo Antonio Jiménez Domínguez ser nuestro cantaor. Repasando someramente sus actuaciones observamos que transcurren más de diez meses entre finales de noviembre de 1880, en que actúa por tercera vez en Cádiz, hasta inicios de octubre de 1881, en que canta también por tercera vez en Córdoba. No existen que sepamos durante este tiempo comparecencias del cantaor, siendo factible que estuviera al frente de tal negocio en Málaga. Pudo ser propietario del Café de la Butibamba de la calle Postas n.º 1, que aún en marzo de 1882 anunciaba una oferta acorde a los gustos artísticos de nuestro protagonista:
 
Café de la Butibamba. (...).
Función diaria de zarzuelas, verso, baile español y francés y cante flamenco.- Bebidas especiales. Entrada al consumo.”.[45]
 
También es posible que la vista se hubiese resuelto rápida y favorablemente sin consecuencias penales lo que le permitiría que al final del mes de agosto de ese año, compareciese nuevamente en Málaga, para continuar sus recitales en Almería en septiembre, y Madrid y Linares en octubre. El dato contenido en “La Unión Mercantil” del 27 de julio de 1887 es acorde a su probable vecindad en Málaga, cuando anuncia a: “El aplaudido guitarrista y cantante D. Antonio Jiménez que cuenta con numerosos amigos en esta población”.
 
Sopesando la posibilidad de que nuestro cantaor pudiera ser el hombre del documento judicial, me trasladé a la bella localidad de Osuna e indagué en el Archivo Parroquial de Nuestra Señora de La Asunción, donde finalmente hallé a Antonio Jiménez Domínguez en el Libro 84 de Bautismos; Folio 204, correspondiente al año 1833, que transcribo en lo más sustancial:
 
Documento bautismal de Antonio Jiménez Domínguez; 1833.
Libro 84 de Bautismos; Folio 204.
Archivo Parroquial de Nuestra Señora de La Asunción, Osuna.
(Fotografía Rafael Chaves Arcos).
 
En la villa de Osuna día veinte y ocho de Oct.e de mil ochocientos treinta y tres, af. Yo el B. D. Antonio Pedro de Mérida Cura teniente de la Insigne M.ª Coleg.l de esta villa bauticé á Antonio Rafael José de la Stma. Trinidad, que nació el día veinte y cuatro del corriente, hijo de Jerónimo Ximénez y de María Domínguez su mujer. Fueron sus Padrinos Ant.º Camúñez y Ana Domínguez, su mujer, a las que advertí lo necesario: todos naturales y vecinos de esta Villa.-
B.n Ant.º Pedro de Mérida (Rubricado)”.
 
Por tanto había nacido el jueves 24 de octubre de 1833. Si la requisitoria fue expedida el 28 de Julio de 1882 al referido Antonio Jiménez Domínguez le faltaban 3 meses para cumplir los 50 años. Estos datos pueden ser acordes a su edad aproximada y acorde a su posible entrada en quintas para el ejército que se produciría en el año 1854, quedando licenciado en el peor de los casos antes de 1858 y sin impedimentos aparentes de fuerza mayor que le impidiesen a partir de entonces dedicarse por entero al cante. Así, en su primera comparecencia noticiada en Granada a mediados de diciembre de 1860, contaba 27 años recién cumplidos; edad en consonancia con el tratamiento que se le da, al ser anunciado como: “el cantor andaluz don Antonio Giménez”. También en Ronda ya vimos como el cronista del concierto que allí ofreció advertía: 
Debe llevar muchos años de práctica porque canta con maestría y se conoce que tiene bastante dominado el difícil género al que se dedica”.
 
Indagando a este personaje en el referido Archivo de Osuna también supimos a través del Libro 38 de Matrimonios; folio 122, que se había casado a la edad de 29 años con María del Carmen Castellanos, el miércoles 18 de marzo de 1863 en la referida Iglesia de Nuestra Señora de La Asunción:

En la Villa de Osuna prov. y Arzobispado de Sevilla, yo D. Carlos Mazuelo Pto. Cura Ecónomo de esta Iglesia Colegial, desposé y casé por palabras de presente á Antonio Jiménez soltero, de edad de treinta a. bautizado en 1833 fo. 204 hijo de Jerónimo y de María Domínguez; con María del Carmen Castellano del mismo estado de edad de veinte a. y se bautizó en 1843 fo. 87 vto., hija de Frn.co y de Antonia Buzau, naturales de esta villa, de ejercicio del campo; habiéndose cumplido las disposiciones de la ley de 20 de Junio último, ofrecida licencia partª de la contrayente, y todos los requisitos requeridos para la validez y legitimidad de este contrato sacramentado, fueron testitgos Ant.º Núñez, José Andrades y Ant.º Castañeda; todos de esta vecindad. Y para que conste lo firmo en Osuna á diez y ocho de Marzo de mil ochocientos sesenta y tres.
D.n D. Carlos Mazuelo (rubricado)”.[46]
 
Es curioso constatar en este cantaor dilatadas ausencias entre algunos periodos de sus comparecencias públicas. La ralentización de su actividad artística durante los seis años y medio que van desde sus audiciones en Granada a finales de 1860 hasta sus primeras comparecencias en Sevilla en agosto de 1867 coincide con los primeros años de vida matrimonial, su posible dedicación a otros menesteres y crianza de sus hijos. Uno de los vástagos de este matrimonio demostraría su querencia y afición al flamenco al contratar al polifacético cantaor y bailaor ecijano José Ramón García Pardal ‘Bizco la Pardá’ (1877-1927) en la fiesta del bautizo de una hija, que tuvo lugar en julio de 1922: 

·‘Desde Osuna’.-·- (...).
El jueves 20 ha recibido las aguas del bautismo en la Colegial una niña hija de doña Eduvigis Martínez y de nuestro buen amigo don José Jiménez Castellano.
El Sacramento fué administrado por el señor coadjutor y encargado de la parroquia don Gabriel Cruz Parra.
Fueron padrinos el acreditado industrial y concejal de nuestro Ayuntamiento don Francisco Villar Tello y su simpática hija María de los Remedios.
A la hermosa niña le impusieron el nombre de la madrina. (...).
Acabada la ceremonia religiosa, pasaron todos los invitados al domicilio del señor Jiménez, donde fueron espléndidamente obsequiados.
El simpático “Cojo Pardá”, conocido hasta por “Aluí-el-Krim”, con sus cantes flamencos, canciones, narraciones y aun bailes, hizo que no faltaste la alegría de los concurrentes en toda la tarde que, unido a la agradable temperatura del típico patio andaluz y la hermosa visualidad que presentaban las bellas muchachas que en él había, será motivo para los que han tenido el honor de haber asistido a tan simpática fiesta de conservar por mucho tiempo grato recuerdo. (...).”.[47]
 
El Bizco La Pardá vestido de torero.
(Archivo Ramón Freire Gálvez).
 
No obstante y a pesar de los datos recabados y las pruebas concordantes se trata de una hipótesis que quizá se ratifique o desmienta en un futuro a la luz de algún que otro documento más preciso y concluyente. Así pues no podemos asegurar que este Antonio Jiménez Domínguez sea nuestro cantaor pero tampoco podemos negarlo a falta de mejores y más precisos datos sobre su identidad.
 
 
Aproximación al cante de Antonio Giménez, el de Osuna
 
A tenor de las noticias de sus actuaciones se puede constatar que el ursaonense Antonio Giménez era en esencia un excelente profesional del flamenco y un estilista a la vieja usanza pues tocaba la guitarra acompañándose él mismo. No obstante su amplio conocimiento de los cantes, su estética quizá no respondiera a la estereotipada imagen del cantaor de su tiempo por sus concesiones al género lírico. Es probable que poseyera cierta formación académica musical lo que sin duda le aventajó a la hora de componer canciones o recrear estilos, aunque tal vez estos méritos no fueran del todo aceptados por la mayoría de la afición de su tiempo.
Lo mismo ofrecía la versatilidad de su cante y toque ante la parroquia flamenca de turno en los cafés cantantes que a piano o a guitarra ante públicos más selectos en otros escenarios caso del Teatro Principal de Cádiz donde acudía la burguesía de clase media y alta. Sin duda aprendería y expandiría estilos, variantes y matices de unas provincias a otras por lo que no hay que escatimar su encomiable labor de divulgación en una época en que el cante era algo más localista por las precarias vías de comunicación de entonces. De otro lado sus versiones de los distintos estilos, adobadas con su sello personal, son siempre valoradas en los establecimientos mayormente andaluces en los que cantó. De su actuación en la ciudad de Ronda, iniciado noviembre de 1874, llama la atención la consideración que de su posible filiación y aprendizaje se hace en ciertos estilos al comentar:
 
Esos ‘Cantaores Flamencos’ de taberna que con aguardentosa, bronca y desentonada voz divierten a los borrachos, podrán ser todo lo andaluces que ellos quieran, pero lo que se les oye es feo, desagradable y achabacanado (...).
El Sr. Giménez por el contrario canta con una voz clara, dulce, melodiosa, tiene mucho estilo, y se ajusta bastante a la escuela del Fillo.”.
 
Puesto que el cronista Rafael Gutiérrez admite ser en cuanto a flamenco “profano de todo punto en la materia” debe colegirse que la información referida a El Fillo como mentor de nuestro cantaor, vino del propio Antonio Giménez quien, como sabemos, solía mantener una toma de contacto previa con las redacciones de prensa de las poblaciones donde actuaba.
 
El Planeta y Antonio El Fillo.
(Detalle del grabado de F. Lameyer).
 
Si finalmente se cumpliera como cierta la hipótesis aquí expuesta de ser Antonio Jiménez Domínguez, nacido en Osuna en 1833, habría que entender que hubiese sido nuestro cantaor por edad, al igual que Silverio, otro discípulo o émulo de las formas transmitidas por Antonio El Fillo. Así podemos establecer la figura de Antonio Ortega Heredia (1808-1854), como uno de los cantaores referentes de Antonio Giménez en cuanto al modo de acometer una buena porción de estilos, aprendizaje que se intuye al expresar que “se ajusta bastante a la escuela del Fillo”.
 
En este sentido sería contradictoria la idea de una “voz clara, dulce, melodiosa”, asociada a esta “escuela del Fillo” frente a la “bronca y desentonada voz” de la mayoría de los aficionados rondeños de entonces, más afines al metal canoro asignado por tradición al legendario cantaor de San Fernando. Si deslavazamos convenientemente las ideas que el párrafo contiene veremos que no hay que presuponer relación inalterada entre dicha “escuela” con los atributos vocales ensalzados. Éstos no serían sino los que aporta Antonio Giménez: sentimiento, melancolía, dulzura y potencia, al interpretar cantes, incluso los propios de Antonio El Fillo, radicando ahí su mérito. Este concepto quizás subyazca en el modo de acotar el color de voz del propio cantaor que “La Crónica Meridional” de Almería de septiembre de 1882 y “La Unión Mercantil” de julio de 1887, definían, respectivamente, así:
 
En el género que cultiva el profesor don Antonio Giménez hemos oído muy pocos que le aventajen tanto en la expresión melancólica que imprime á sus cantares como en la potencia y dulzura de la voz.”.
...el señor Giménez reúne excelente voz de tenor y un perfecto conocimiento de los cantos populares”.
 
 
Polos y soleares
 
Intuimos que en los inicios de la carrera de nuestro protagonista estos cantes son más cultivados. En cuanto a los polos habría que establecer varias formas que se han señalado en otras entradas de este blog. Así podemos hablar del polo de Tobalo, polo de Curro Pablas (de gran parecido al de Tío José El Granaíno), polo de Antonio El Fillo, polo de Curro Dulce y otro polo antiguo transmitido por el cantaor malagueño Adolfo El Cuchillero, que quizá cultivara el padre de éste, Francisco Carrasco Pacheco ‘Paco El Cuchillero’, nacido en octubre de 1842. Todos estos estilos presentan cierta influencia rondeña y están entre los considerados flamencos, frente a otros polos andaluces más antiguos que no decantaron de igual modo.
 
Paradójicamente con Antonio Giménez no se alude a ‘la caña’ como estilo afín a este tipo de cantes de su tiempo. Por el contrario, en el recital que ofreció en Granada, el miércoles 12 de diciembre de 1860, se dice por el programa que cantaría: “Dos polos distintos con su jaleo”. Ya vimos cómo antiguamente se remataban polos con ciertos apéndices de métrica irregular –‘policañas’-, que con el transcurso del tiempo habrían de modificarse e independizarse, dando lugar a cantes autónomos: ‘medios polos’ en primera instancia y más tarde soleares apolás. Aquí concretamente se dice que los polos presentan un jaleo de remate: soleá corta o polo jaleado al modo del ‘polo de La Mejorana’ que trascribiera Manuel de Falla para sus “Siete canciones populares”.
En cierto modo se vislumbra aún en Antonio Giménez cierta filiación a una forma antigua de cante intuyéndose en él un mejor domino de polos que de soleares de nuevo cuño. De las actuaciones que ofreció en el Café del Correo en noviembre de 1880 y en la Cervecería Inglesa de Almería en septiembre de 1882 se consigna que: “Antonio Jiménez ofreció diferentes canciones como Peteneras, Malagueñas y Polos y “...en lo que más sobresale el Sr. Giménez es en las malagueñas, jaberas y polo”.
 
No obstante, en el primero de sus recitales consignados –finales de 1860- nuestro cantaor ofreció “La Soleá de varias clases” (cantar por soleá). Ya vimos en este blog (primera entrada sobre Yllanda) que, tiempo antes, mediados de agosto de 1852, este importantísimo palo llevaba algunos años de andadura, según data este pasaje:
 
Yo estaba ebrio de gozo: todo me hablaba de amor; hasta un muchacho que pasó á nuestro lodo, con la alcuza en la mano, iba cantando esta conocida copla de la Soleá mas flamenca que han inventado los hijos de Triana y del Perchel. 
 
Todo el que tiene fatigas
Se le conoce en la cara,
Y á mi me están ajogando
Y naide me las pinchara. (...).”.[48]
 
Una de las primeras cantaoras por soleares de la que se tiene constancia fue María Armento que con mucha probabilidad –según razonada hipótesis del amigo Rafael Esteve- fuera la gaditana María Candelaria Armenta Corrales nacida en 1825. También vimos en sendas entradas de este blog y al abordar el estudio de los cantaores Francisco Paredes ‘Villegas’ (malagueño, nacido en 1830) y Antonio Ordóñez ‘Juraco’ (sevillano alcalareño, nacido hacia 1835) como sus estilos de soleares quedan codificadas en la década de los sesenta del siglo XIX según acotaciones que deben remitir ineludiblemente a fechas anteriores.
Otra de las primeras soleares consignadas, que sin duda cantaba Antonio Giménez sería la de Francisco de Paula Ortega Vargas ‘Fillo Hijo’ (1829-1878), cuatro años mayor que nuestro protagonista. Tal estilo pensamos fue el que registró Juan Breva en 1910 (Zonophone 552.143), ya que en tiempos de Antonio El Fillo la soleá no estaría aún totalmente conformada. 
Si no fuera por mi hermano
me hubiera muerto de hambre;
nunca le falta a mi hermano
y un pedacito de pan que darme”.
 
 
De uno de sus conciertos, ofrecido en Madrid el martes 10 de octubre de 1882, se trascribieron estas dos coplas, de métrica tendente al octosílabo, que quizá pudo cantar por polos, soleares o malagueñas:

De mi sepulcro en la losa                   Mi madre, mi buena madre,
su retrato ha de estar puesto,             me dijo más de una vez:
porque sepa todo el mundo                No basta que no hagas mal,
de la enfermedad que he muerto.-      es preciso que hagas bien.”.
 
 
Jaberas y malagueñas
 
Por las noticias recabadas Antonio Giménez tendría en los cantes malacitanos más vernáculos una de sus bazas fuertes. Observamos que en su primer recital cantó “Dos clases de Malagueñas” y de su actuación en el Café Suizo de Málaga, en octubre de 1873, la prensa señaló:

En las malagueñas y javeras, que continuamente le estamos oyendo y que el público recibe con generales bravos y aplausos raya a una altura envidiable, por lo que cada día crece más en el público el deseo de escucharle. (...).”.
 
Durante esa década se reafirma en estos cantes puesto que en la función del Salón Recreo de Jerez en mayo de 1875, cantaría “Malagueñas y Jaberas”. También durante la semana que actuó en el Teatro Principal de Cádiz, a finales de 1877, se anuncian: “Malagueñas y Javeras, por el señor Jiménez”, y a inicios de 1878 en el Salón Oriente de Sevilla, donde el “concertista Sr. Jiménez (...) tocará, entre otras obras, Malagueñas y Jaberas”.
 
La Jabera fue en esencia un estilo creado en primera estancia por una antigua cantaora así nombrada que ya ostentaba cierta fama hacia 1838, tiempo a que remiten los escritos de El Solitario en sus “Escenas Andaluzas” al citar su cante: “Érase una la Malagueña por el estilo de la Jabera”. Esta cantaora acaso pudiera estar relacionada con las legendarias hermanas que vendían habas secas, ‘jabas’, hacia la segunda década del siglo XIX en su puesto de la calle Mármoles, siendo nombradas por ello ‘Jaberas’, quienes al parecer forjaron su singular estilo pregonando con él su mercancía:
Dos hermanas, dos mozuelas
del barrio la Triniá
pregonaban por jaberas,
y desde entonces acá
las canta Málaga entera”.
 
También vimos como este cante se hacía derivar de la rondeña, según el programa del Teatro Rioja de Sevilla en la primavera de 1867, para el beneficio al actor Julián Pablo Tosso: 
Volverá á presentarse el distinguido concertista señor Troncoso, á ejecutar en la guitarra (...) variaciones sobre Rondeñas, en las que tanto se distingue, que llevan por nombre «Las haberas.»”.[49]
 
Como también las anuncia nuestro cantaor en agosto de 1868 en los recitales en el Café del Conde de Jerez: “El Sr. Jiménez cantará ‘Malagueñas’. Terminando con las ‘Haberas’.”.
 
De las variantes de este cante, conocemos al menos dos estilos: la antigua ‘jabera de El Negro’ y la clásica, modelo que ha tenido mayor vigencia. Del primero ya vimos en el segundo capítulo dedicado a las rondeñas en este blog, que tienen una marcada conexión con la caña y filiación rondeña. El segundo se asocia a una cantaora nacida en el barrio de la Trinidad de Málaga pero vinculada a las poblaciones de Vélez y Torrox, siendo conocido su estilo como “cante de María Tacón”, cuya versión, según Jorge Martín Salazar, es la que se canta con la conocida copla que grabó Victoriano Gamoneda Ballester Niño de Málaga, para la Antología de Hispavox (HH 1202) de 1954: 
Se despierta un rey celoso,
coge la pluma y escribe,
en el primer renglón pone:
Quien tiene celos no vive”.
 
Según Gonzalo Rojo, existen indicios de que María Tacón, extensa cantaora aunque especialista en jaberas, cantó en el malagueño Café del Sevillano o de Bernardo, ubicado en el callejón de las Siete Revueltas con entrada por la calle de Carnicerías (hoy Especería) y salida a la placeta del Toril. No obstante hay que tener presente que por la misma época que aquélla también las estiló el gran cantaor jerezano Sebastián Fernández ¿Delgado? ‘Chato de Jerez’ (1843-ca.1908), a quien Francisco Bejarano Robles posiblemente cite por esta, su especialidad, al hablar de aquel café:

Por él desfilaron la casi totalidad de los artistas de entonces. (...) “Juan Breva”, cuya fama ahorra adjetivos, y otros entre los que destacaba el “Petrolo”, verdadero artífice de las “guajiras”, Paco el “Bisté” (...); el coineño “Loringuillo”, que cantaba por serranas, y el “Mezcle” que se lo hacía por “seguiriyas”; el “Canario”, natural de Álora, célebre por sus malagueñas; y el “Chato Javero” que prefería en sus actuaciones cantar por “javeras”. (...).”.[50]
 
Aunque en las declaraciones realizadas en 1945 por el guitarrista malagueño Juan Navas Salas (1874-1959), era éste otro cantaor distinto al de Jerez:
 
La javera era una malagueña con alguna variación. Hace cincuenta años vivió en el barrio de Trinidad de Málaga, un buen javero llamado “el Chato Javero”.”.[51] 
A pesar de estos datos habría que poner en valor el estilo popularizado por Antonio Giménez, quien, por su mayor edad a la de los cantaores nombrados, bien pudo contribuir a perfilar algún que otro estilo de este cante o influir en la evolución del mismo. Significativo es el modo en que presenta este cante en las audiciones que ofreció en el Círculo Mercantil de Huelva a inicios de mayo de 1880, en el Café del Conde de Jerez a finales de 1884, o en el Café Oriente de Murcia en octubre de 1886, respectivamente:
 
-“Las verdaderas y puras «Malagueñas,» y las difíciles jaberas compuestas por dicho Sr. Giménez, el cual sostendrá en la última nota 50 segundos la voz de falsete.”.
-“Las inimitables Malagueñas” y “Las difíciles Jaberas. (Composición del Sr. Jiménez)”.
-“Las inimitables ‘malagueñas’, seguidas de las difíciles ‘javeras’, composición de dicho Sr. Jiménez”.
 
Es decir que se presentan ‘compuestas’, esto es, ‘recreadas’ del molde antiguo. Y aquí una reflexión: al cantar la jabera clásica, se establece un encabalgamiento melódico en los tercios pares que recorre, sílaba a sílaba, las ocho notas de la escala natural de Do Mayor. Se corresponde con los versos marcados en negrita. Véase:

Coge la pluma y escribe,
Se despierta un rey celoso,
(Do-re-mi-fa-sol-la-si-do)
Coge la pluma y escribe,
y en el primer renglón pone:
(Do-re-mi-fa-sol-la-si-do)
Quien tiene celos no vive
Quien tiene celos no vive”.
(Do-re-mi-fa-sol-la-si-do)
 
Esta modulación no aparece, como decimos, en la Jabera de El Negro, sólo en el estilo asociado comúnmente a María Tacón. La pregunta es ¿podría haber sido este matiz introducido por Antonio Giménez, de Osuna, dados sus conocimientos musicales y puesto que se insistía en que las que cantaba eran jaberas de nueva creación?
 
 
Peteneras
 
Muchas de las peteneras del tiempo de Antonio Giménez aún estaban supeditadas al baile siendo pocos los estilos que entonces habían decantado al repertorio jondo. Sus antecedentes de clara filiación jarocha o mejicana que en origen arriban a Cádiz son incorporadas a la escuela de bailes andaluces hacia 1820 por maestros como Luis Alonso. Con el correr de los años se instauró su cante citándose entre los estilos más primitivos la llamada “Bola del Fillo” y otras en la voz de algunos preclaros cantaores caso de Francisco Viache Jarana ‘El Cuervo Sanluqueño’ (1835-ca.1895) y Francisco Fernández Boigas ‘Curro Dulce’ (1823-1898), a quien reconocemos haber confundido con Paco el de Sanlúcar, el cual en la función que tuvo lugar en la Fonda del Turco de San Fernando el sábado 28 de octubre de 1865, se presentaba así:
 
Paco Fernández, al quite, que cantará su inimitable Petenera y lo más escogido de su nuevo repertorio”.
 
Antonio Giménez en el recital ofrecido a inicios de mayo de 1880 en el Círculo Mercantil de Huelva cantaría: “Nuevos y variados cantares en «La Petenera.»...”, para finalizar “...con bonitas y desconocidas poesías en la incansable «Petenera.»”. Mismo esquema que expuso en el Café del Conde de Jerez a finales de 1884, al anunciar: “Nuevos y desconocidos cantares de Peteneras” y “Nuevas y selectas poesías de nuestros más distinguidos vates en la incansable Petenera”, al igual que en el Café Oriente de Murcia a mediados de octubre de 1886:Nuevos y desconocidos cantares de nuestros mas distinguidos vates en la Petenera”. Deduciéndose que, además de cantar estilos de otros cantaores, adaptaba composiciones poéticas en este cante.
Este hecho reiterado indica cierta inquietud poética en Antonio Giménez, señalándole como hombre cultivado y familiarizado con la lírica española de su tiempo. Por añadidura se constituiría en pionero en ajustar poesías a ciertos cantes, con más de un siglo de antelación a las adaptaciones que contemporáneamente hicieran artistas como Pepe Albaicín, Alfredo Arrebola, Camarón de la Isla, Enrique Morente o Andrés Lozano.
 
Entre las coplas transcritas del concierto ofrecido por Antonio Giménez en Madrid en octubre de 1882 se encuentra ésta:
Tú, misionero de Dios,
si por el mundo la encuentras,
dila que yo la perdono,
pero que no quiero verla”.
 
Es curioso constatar que del mismo exacto modo la recoge Ruperto Chávarri y Batres en la página 25 de su manuscrito titulado “Colección de coplas y cantares populares”, puediendo datarse de 1883, aunque registra como “Malagueña”. Lo cierto es que Pepe de La Matrona grabó en 1969 acompañado de Manolo El Sevillano (Hispavox HH(s) 10-347), con esta misma copla un estilo de petenera que atribuía al cantaor jerezano José Rodríguez Concepción ‘Medina El Viejo’ (ca.1858-ca.1926), por lo que no sabemos si Antonio Giménez pudo tener alguna influencia con sus estilos de peteneras en Jerez.
 
 
Jarabes y viejas cantiñas gaditanas
 
Sabemos que el Sr. Giménez en su actuación del miércoles 12 de diciembre de 1860 en Granada cantó “El Jarabe de Cádiz”. Según Faustino Núñez el jarabe aparece en Méjico a finales del siglo XVIII y en dicha tierra se presenta en multitud de variantes.[52] En su trasiego e intercambio musical fue tomando acento andaluz desde la costa gaditana con paulatino aflamencamiento a lo largo del siglo XIX. En septiembre de 1846 se presenta en Madrid como “jarave Gaditano, jaleo andaluz nunca oído en esta corte”. De otro lado son constantes desde entonces las alusiones a este son adaptado al baile en los más importantes teatros españoles, anunciándose en los de Cádiz como “Boleras del Jarabe americano”, y en el resto (Barcelona, Madrid, Palma de Mallorca, Valencia, Sevilla o Málaga), indistintamente como “Jarabe veracruzano” o “Jarabe americano”, siendo ejecutado por los boleros de más fama: Pavía, Dolores Ruiz, Concha Ruiz, La Tenorio, Nieto, María Edo, y la pareja Petra Cámara y Manuel Guerrero, que curiosamente actuaron junto a nuestro cantaor en Granada en 1860. Al tratar en este blog la figura de Villegas, vimos que uno de los elencos que actuó en Madrid y del que aquél formó parte la noche del miércoles 16 de febrero de 1853, ofrecía este cante, común en el repertorio de entonces:
 
Anteanoche se verificó en cierta casa de la calle del Baño una fiesta puramente nacional. Los protagonistas fueron el zeñó Farfan y otros gitanos cruos de la tierra de María Zantísima, que ejecutaron con el más admirable y característico primor todo el repertorio de playeras, cañas, jarabes, y rondeñas que se cantan en la tierra de Dios.”.[53]
 
Por su parte Faustino Núñez incide en la gran importancia de jarabes mejicanos en compás rápido binario de subdivisión ternaria, como el llamado “tapatío” de Jalisco de 6/8 que tan cercano se encuentra al del tango de Cádiz sobre el que se realiza el zapateado flamenco.[54] Es a inicios de 1860 cuando aparece un baile derivado de este son de carácter probablemente más flamenco que presentó la bailaora-bolera Lola Cejuela en el Teatro de Valencia: “Jarabe de la Gitana, por la señorita Sojuela”. Hemos de pensar que el cante del jarabe no sería sino el acople de boleras al tempo de aquel son mejicano. Felipe Pedrell incluso define el “jarabe gitano”, en su “Diccionario técnico”, como: 
...seguidillas gitanas que bailan y cantan los gitanos de Cádiz con letras licenciosas que, según parece, dieron el nombre a esta canción y baile”.
 
Como hemos dicho, será al final de este mismo año cuando Antonio Giménez interprete la variedad de tal cante “El Jarabe de Cádiz”, que debió popularizarse de algún modo puesto que el músico y pedagogo Tomás Damas (1817-1890) compuso para dos guitarras un “Jarabe de Cádiz”.
Pocas, aparte de éstas, son las noticias que aluden al jarabe como cante, presuponiéndose que con el tiempo se diluiría en el vasto sistema de las cantiñas gaditanas. No debió ser poca la influencia de estos sones de Ultramar que sin duda conocía Antonio Giménez y que, en plena emulsión evolutiva del flamenco, conformarían el amplio sistema de las cantiñas. En el referido primer recital de Granada cantó también: “El Naranjero”, canción posiblemente sometida a dicho sistema que le diera título por su temática al igual que “Los Torrijos”, “La Contrabandista”, “La Rosa” o los “Caracoles”, por citar quizá los más antiguos.
 
 
El zapateado de Cádiz y los tangos de La Guaracha.
 
En el recital que Antonio Giménez ofreció el sábado 1 de mayo de 1880 en el Círculo Mercantil de Huelva, cantó entre su repertorio: “El gracioso jaleo andaluz que lleva por título «El zapateao de Cádiz.»...”. No debía diferir del que un año antes se cantaba a la danza homónima que exponen reconocidos bailaores en la Ciudad Condal:
 
En portada del n.º 105 el “Diari Catalá. Polítich y literari” de Barcelona;
Miércoles 10 de septiembre de 1879.
 
El actor madrileño Victoriano Tamayo y Baus (1833-1902), en artículo rescatado póstumamente en la revista “Blanco y Negro”, recogía la filiación entre este estilo y otros que le precedieron en esta sentencia: “...la ‘guaracha’, hija del ‘canario’ y madre del ‘zapateado’...”.[55] Opinión coincidente con la que mucho tiempo antes dio el coreógrafo y bailarín napolitano Carlos Blasis (1795-1878) en su “Manual completo del baile” de 1830, cuando afirmó del zapateado:
 
Es el mismo movimiento que la guaracha, es de un 3/8. Hay en este baile mucho ruido hecho con los pies: sus pasos son, por así decirlo, golpeados como los de l’anglaise y la sabottière”.
 
La primera vez que quizá se dance de cara al público es anunciado como “Baile gitano. El Zapateado” en el Teatro Principal de Sevilla el 15 de diciembre de 1806 dentro de la función benéfica al actor de mayor edad o barba. La guaracha, por su parte, ya había tomado por aquel tiempo algunas versiones andaluzas, caso de las ofertadas pautadas en la Librería Esparza de Madrid, en 1805:
 
En página 768 del n.º 72 de la “Gaceta de Madrid”; viernes 6 de septiembre de 1805.
 
Pasado el tiempo la versión gaditana del zapateado, más estructurado, se importa a la capital cubana, presentándose en el Gran Teatro del Tacón. Así, el 10 de agosto de 1839, según el “Diario de La Habana”, sería interpretado por la primera bailarina del teatro de Sevilla:
 
...El Zapateado de Cádiz y La Guaracha por D.ª María de Jesús Pérez por primera vez en este teatro”.[56]
 
Tiempo después era habitual en algunas coreografías, y así se bailan ambas danzas en el Teatro del Príncipe de Madrid, a finales de marzo de 1852, al anunciarse:
 
La Jacarandosa, baile, en el que la Sra. Cámara bailará, entre otros pasos, la Guaracha, el Ole, y el Zapateado de Cádiz.”.[57]
 
Es de suponer que, evolutivamente más aflamencado, se interpreta como “...‘Nuevo zapateado de Cádiz’, baile de género andaluz” por vez primera el 30 de noviembre de 1861 ante el público del Teatro San Fernando de Sevilla, según la prensa local. Como se ve no aparece el zapateado disociado de las guarachas, danzándose junto a algunas particulares versiones de aquélla, tales como “La mulata Rosa”, “Los negritos cubanos”, “La mulata María” y “La mulata bailadora”, que se interpretan en el Teatro Albisu de La Habana según recoge el diario local “La Voz de Cuba” desde primavera de 1880 hasta el invierno de 1881. Tanto es así que incluso es adaptada por bailaoras de fuste según se desprende de la cita ofrecida por el habanero “Diario del Hogar” del 4 de diciembre de 1887:
 
En el Gorostiza de Orizaba, actúa el cuadro dramático, de guarachas y baile, de Julio Segarra, en el que figura la aplaudida bailarina flamenca Trinidad Cuenca.”. [58]
 
Aunque poco en común tuvieron las agrupaciones carnavalescas con el flamenco es indiscutible que este arte, más a nivel gaditano y sevillano, fagocitó en cierto modo algunos de los satíricos tangos creados por renombradas comparsas, versionando sobre ritmo de 6/8 del zapateado un nuevo concepto que adquirirá con el tiempo el complejo polirritmo del tanguillo. Con respecto a este sistema de cantes: zapateado, tangos y guarachas, llama poderosamente la atención la composición que de los mismos ofreció Antonio Giménez el martes 12 de octubre de 1886 en el Café Oriente de Murcia, al anunciar con título algo confuso el:
 
Precioso tango de María Higuaracha en ‘Las viejas ricas de Cádiz’.”.
 
Poco hay que decir con respecto a la conocida y popular agrupación de “Las Viejas Ricas”, salvo recordar que en marzo de ese año de 1886, sus dos principales compositores, Antonio  Jiménez ‘el del Lunar’  y Pedro Roldán Delgado ‘Perico el del Pie’, crearon un tanguillo-guaracha cuyo inicio ensalzaba la figura del gran cantaor Silverio.
Portada del libreto de los tangos de las Viejas Ricas dedicados a Silverio, 1886.
 
Y con el título de lo cantado por Antonio Giménez entra en liza una cantaora, María La Guaracha que, por su nombre es presumible cultivara esta variante cubana. Hemos de preguntarnos si nuestro artista de Osuna cantó el señalado “Tango de las Viejas Ricas” o interpretó, versionada de dicha composición, una variante adaptada en Sevilla por la aludida cantaora.
De esta gitana sabíamos que fue gran solearera y conocida igualmente por María La Gitana. Antonio Mairena, quien la conoció en su pueblo hacia 1920, asegura que era la madre del gran bailaor sevillano Francisco Mendoza Ríos (1880-1938):
 
También pasaron muchas temporadas en Alcalá, según refería Joaquín el de la Paula, tres gitanas de Triana: Currilla La Regalá, La Salea y La Guaracha, las tres cantaban por soleá y dejaron mucha solera trianera (...).”.
 
Mi tía Pilar (hermana de mi abuelo), que era buñolera, estaba casada con ‘el Moreno’ que (...) era hermano de ‘Faíco’ y de Baldomero, y todos ellos eran hijos de una gitana de Triana, ‘la Guaracha’, que cantaba muy bien por soleá.”.[59]
 
Insistimos en que su sobrenombre pudo deberse al son cubano, quizá por cultivarlo como sugiere el curioso título que presenta Antonio Giménez. En este sentido es coincidente la guaracha que el tonadillero y tenor sevillano Manuel García (1775-1832) cantaba dentro de una canción de su composición llamada “El riqui-riqui” que decía: 

Debajo de nuestra cama
hay unos zapatos blancos;
ni son tuyos ni son míos,
¿de quién son esos zapatos?”.
 
Copla que, suprimiendo el primer verso, entró en el repertorio de algunos jaleos o soleares cortas (de tres versos), iniciada de este modo: “Zapatitos blancos... / ni son tuyos ni son míos / ¿De quién son estos zapatos?”. Conocido el origen primero de la letra, y siendo probable que la cantaora la adaptara a otros estilos como es el caso, habría propiciado su remoquete de ‘La Guaracha’.

El gran bailaor sevillano Francisco Mendoza Ríos ‘Faíco’.
(Fotografía Antoni Esplugas, año 1900. Barcelona).
 
Muchos han asociado a esta cantaora con La Josefa, puesto que Rafael Pareja, al hablar de El Monijongo, precisa: “Este último era hijo de “La Guaracha” (...)” de quien, Pepe de La Matrona aseguraba a su vez que era sobrina de Tío Martín y prima de Ana La Manca, añadiendo, para mayor confusión:
 
Y de Triana, de mujeres (...) me hablaban de la Josefa –la madre de Faíco, el bailaor primero, tía del Mojigongo”.[60]
 
En la nómina final de cantaores de su libro “Colección de cantes flamencos” editado en 1881, Demófilo incluye a La Josefa entre los siguiriyeros de Triana. Se le atribuye un cambio por siguiriyas relacionado con el de Francisco Colorado Pérez ‘Frasco El Colorao’ (ca.1799-1888)[61] estilo que, según Aurelio Sellés, también cantaba Joaquín Rodríguez Vargas ‘Cagancho’ (1871-1938), con la conocida letra: “A un toro bravo de plaza / no le temo tanto / como le temo a una mala lengua / y a un testigo falso”, por lo que también se ha asociado al cambio conocido por “El Sermón de Cagancho” por atribuirse a Antonio Rodríguez Moreno ‘Tío Antonio Cagancho’ (1821-1890).
 
Aprovecharemos para aportar nuestras investigaciones sobre este asunto pues hemos encontrado a una cantaora, al parecer profesional, requerida judicialmente por hurto en Sevilla, que tiene mucha probabilidad de ser esta mujer, que según este documento había nacido en 1853:
 
En página 914 del n.º 352 de la “Gaceta de Madrid”;
Lunes 18 de diciembre de 1899.
 
De otro lado nuestro buen amigo José Luis Tirado Fernández nos ha proporcionado la hoja del Padrón de Sevilla del año 1880 distrito de San Julián, referente a la calle Córdoba n.º 1, domicilio de Josefa Río Tirado, casada con Francisco Mendoza García; matrimonio que vivía entonces con sus hijos Manuel y José. Sabemos que Manuel Mendoza Ríos fue hermano mayor de Faíco y cochero o cosario de profesión. Se constata que Josefa Ríos Tirado tenía a la sazón 27 años, luego había nacido en 1853, en la localidad de Lora del Río y era a su vez hija de José y Josefa. Era con toda seguridad la madre de Faíco que, por ese tiempo, aún no había venido al mundo.
 
Extracto de la hoja patronal de varones (arriba) y mujeres (abajo) 
domiciliados en calle Córdoba, n.º 1. Padrón de Habitantes de Sevilla, 1880.
 
Por nuestra parte, en el Padrón de Habitantes Sevilla de los años 1894 y 1895 hemos encontrado a una Dolores del Río Tirado, viuda de José Jiménez, viviendo respectivamente en los distritos de San Roque (calle Guadalupe, n.º 9) y San Marcos (calle Lira n.º 1), con sus hijos José y Manuel Jiménez del Río.
 
Padrón de Habitantes de Sevilla. Años 1894 y 1895.
 
En ambos documentos se constata que los padres de Dolores se llamaron José y Josefa lo que la hace coincidir con la demanda judicial. De la primera hoja patronal se deduce que había nacido en 1852 y de la segunda en 1850, sin embargo se la hace natural de Marchena y no de Lora del Río.

Existe una posible confusión en el requerimiento judicial aquí aportado, no sabiéndose a ciencia cierta, si tal recae en la persona de María de los Dolores Ríos Tirado, que con toda probabilidad fuese María La Gitana, esto es, La Guaracha, o por el contrario exige comparezca su hermana, La Josefa por la coincidencia en la edad. La confusión es patente pues se cita a la nacida en Lora del Río, esto es a Josefa, pero nombrándola como su hermana María Dolores, nacida en Marchena. De esta última es posible que su hijo menor, Manuel Jiménez Ríos, fuese El Monijongo que habría nacido en torno a 1882, primo hermano de Faíco. Estos documentos darían en principio la razón a Rafael Pareja y Pepe de la Matrona en cuanto a las filiaciones maternas de ambos grandes bailaores.
 
Volviendo a los tangos-guarachas que cantara Antonio Giménez no es descartable que, a pesar de la diferencia de edad entre La Guaracha y éste -20 años- el de Osuna los incorporara a su repertorio de 1886. Quien sabe si el gusto y afición a estos cantes lo introdujera la propia Guaracha en Alcalá de Guadaira donde incluso Joaquín el de La Paula tuvo gusto y afición por el Carnaval formando sus propias agrupaciones.

Tras las informaciones contenidas en este apartado el gran aficionado pontanés y buen amigo Pepe Expósito Ramos nos alertó de la existencia de un raro disco de pizarra no venal de Sebastián Muñoz Beigveder ‘El Pena’ (1876-1956). En dicha curiosa grabación, amablemente cedida por el propio Pepe, el cantaor aloreño, acompañado de Joaquín Rodríguez ‘El Hijo del Ciego’, había registrado, en octubre de 1908, un curioso tanguillo-guaracha con el claro título de “Tango de María” (Zonophone X-52315):
Galleta de la placa del “Tango de María” de Sebastián El Pena.
(Archivo José Expósito Ramos).

Exponemos a continuación la grabación de este curioso “Tango de María” y su letra, donde señalamos en rojo el verso que no hemos conseguido descifrar.

                                                “Tenemos el museo de armas guerreras
para qué, si no da el reflejo
a las naciones extranjeras.                  }__ (bis)
Y el puñal de Guzmán el Bueno
la famosa lanza del Cid;                     }__ (bis)
dos sables de sangre llenos
de Velarde y Daoiz.
Se vende el coche y la viga
las doce espadas gloriosas
y el brazo de la heroína
del sitio de Zaragoza.
Si alguna nación extraña
quiere lanzarnos su reto;
que recuerde con honra España        (bis)
la procedencia de estos objetos.        
Para El Marruecos, O’Donnell
pa los carlistas, Espartero;                  }__ (bis)
y Castaño para el francés
para el alemán ¿quién diremos?
Pepe Pont y estuvo en El Callao
al frente de la Marina;
Trafalgar, sitio muy nombrao
en que estuvo Pintón y Gravina
Mucho lo derruido en barde
y el restaurador don Pelayo;                }__ (bis)
pero es de Daoiz y Velarde
la memoria del Dos de Mayo.”.
 
Este tanguillo es similar en su tercio arranque a la “Rumba” que grabó la Niña de los Peines acompañada de Currito de La Jeroma en 1915 (Odeón 13.354; SO 1.629), y que más o menos repite melódicamente el mismo patrón cada cuatro versos. Tal cante inicia de este modo:
Cuando yo miro unos ojitos negros
lo mismito que mi suerte
yo no sé porqué me mareo
y creo que me dan la muerte...”.

De otro lado el tramo melódico que abarca los siguientes versos: “Y el puñal de Guzmán el Bueno / la famosa lanza del Cid; / dos sables de sangre llenos / de Velarde y Daoiz”, se asemeja bastante a éste pasaje del “Tango-chufla” que registró Manuel Fernández Sánchez ‘Garrido de Jerez’ (1869-1920) acompañado de Román García en 1908 (Zonophone X-5-52.330):

...Marido que a su mujer
la quiere tener segura
me la amarre con un cordel
como se amarran las burras...”.

Se podría pensar en un posible error en la titulación de este cante si bien el propio cantaor lo despeja al presentar el registro de tal guisa: “¡Tango de María por El Pena!”. Si como queda probado la alusión a “María” no está en la propia temática del tango en cuestión, se deduce que tal título obedece a unos modos popularizados por una reconocida cantaora así nombrada. Es por ello que cabría preguntarse si esta variante de tanguillos es en realidad el “Precioso tango de María Higuaracha” que como novedad presentó Antonio Giménez de Osuna en octubre 1886 en Murcia.

 
Otros cantes
 
El repertorio de cantes del cantaor de Osuna debió ser grande y el abanico recorre desde los más graves a los más livianos, incluso aquellos destinados al baile como “Las Mollares de Sevilla”. Como vimos, los últimos conciertos noticiados de Antonio Giménez tuvieron lugar en los Cafés España y La Loba de Málaga, respectivamente el viernes 20 y miércoles 25 de noviembre de 1891. Curiosamente la edición del día siguiente del periódico “La Unión Mercantil” recoge una serie de letras flamencas. Aunque no se consignen es casi seguro que fueran transcritas de entre las que propio cantaor desgranara en recital que había ofreció la noche anterior:
En página 3 del n.º 2.033 de “La Unión Mercantil. Diario de intereses generales” de Málaga;
Jueves 26 de noviembre de 1891.
 
Del simple cotejo de las dos primeras se observa que la primera es una copla por seguiriyas, por lo que hemos de deducir que Antonio Giménez también cultivaba dicho palo flamenco aunque hay que suponer que en mucha menor frecuencia que el resto. Las cantó en Valencia en noviembre de 1881, cuando expone la prensa: “Antonio Giménez, el cual cantará (...) además seguidillas y peteneras”.
 
La segunda copla es una variante, quizá más primitiva, de otra que solía estilar el gran cantaor jerezano don Antonio Chacón en sus granaínas. Es posible que la recreación homologada a tal palo quedara fuera del repertorio de Antonio Giménez y pensar que con tal copla el cantaor abordase alguna rondeña no decantada aún a dicho sistema de cantes. Para entender esto es menester volver a recordar la opinión expresada en fechas previas a la realización del Concurso de Granada de 1922 que identifica a la rondeña como antecedente claro de futuras variantes de fandango en el Levante andaluz: 
Y allá van unas palabras en pro de las coplas de «Granadinas», ese canto tan modesto como diáfano, tan alegre y tan melancólico y que es también expresión de los sentimientos en ritmo libre, como todos los que se cantan con el «toque» de malagueñas, que no son más que una variación del antiguo fandango o rondeña, y a los que cada pueblo ha dado su bello matiz y su nombre de «almerías», «cartageneras», «granadinas»... en cuya letra suele ir algo sagrado de nuestra alma, y en todo el cantar un dejo poético de recuerdos alegres que reflejan la belleza de nuestra tierra.
 
La Virgen de las Angustias
la que vive en la Carrera
es a la que yo le pido
chiquilla que tú me quieras. (...).”.[62]
 
Y habaneras
 
Al parecer según opinión del poeta, músico, abogado, naturalista e historiador cubano Esteban Pichardo Tapia (1799-1879), el baile homónimo de este cantar tuvo sus antecedentes en la contradanza francesa llevada a Santiago de Cuba desde la isla Martinica a mediados del siglo XVIII. Este baile precursor de la danza y luego del danzón cubano a partir de principios del XIX, se define como Habanera o vals cubano bailado por una sola pareja.
 
Como contrapunto al cante más genuino, y quizá orientado a públicos menos duchos en materia flamenca, nuestro cantaor introduce otros sones como la habanera. Así, en su actuación del domingo 7 de junio de 1868, en los altos del Café Iberia de Sevilla, se anuncia que ...Antonio Jiménez cantará las “Habaneras del desengaño” y terminará con las “Malagueñas”...”; también en los recitales del Café del Conde de Jerez de finales de agosto de 1868, donde se anuncia: “Por el Sr. Jiménez, se cantarán la danza habanera titulada ‘El desengaño’...”. Hemos encontrado lo que creemos puede ser en esencia este estilo anunciado como “Un desengaño” cantada en el Teatro del Recreo de Córdoba ese verano de 1868:
 
En página 3 del n.º 5.401 del “Diario de Córdoba. De comercio, industria, administración, 
noticias y avisos”; martes 28 de julio de 1868.
 
Igualmente en agosto de 1879 encontramos a una sociedad musical apodada “La Lira”, interpretando “El desengaño, vals coreado.- H” en el Jardín de Isabel II de Alicante, según anuncian los diarios de la localidad. A finales de 1894 en el “Diario de La Marina” de La Habana aparece el “Vals tropical El Desengaño” como obra de cierto compositor asociado a la inicial “S” que también creó “La Habanera Olimpa”.
No obstante, en alusión a esta “Habanera del Desengaño” que canta Antonio Giménez, en opinión de Romualdo Molina y Miguel Espín, debe ser considerada como una forma concreta de Punto de La Habana, punto guajiro o guajira propiamente dicha, estilos más difundidos por aquel tiempo en Andalucía, que lo que se considera propiamente como habanera.[63]
 
Otros estilos de este canto en su repertorio fueron las de autor. Así “La linda habanera que tiene por título «La sultana.»”, que cantó a finales de 1877 en el Teatro Principal de Cádiz y a inicios de mayo de 1880 en el Círculo Mercantil de Huelva, era según el programa ofrecido en el Café del Conde de Jerez a finales de 1884: “La preciosa habanera, letra del señor Alarcón, denominada «La Sultana.»”. De otro lado, en el Teatro-Café Ruzafa de Valencia, la noche del martes 22 de noviembre de 1881, anunció que: “cantará una habanera titulada «Marores y nubes» (sic), letra de D. Rafael Liern”; en esencia la que junto a la anterior interpretó en el referido recital de Jerez a finales de 1884:La linda habanera denominada «Aurora y Nieves.»”. Estos autores eran el escritor y dramaturgo valenciano Rafael María Liern y Cerach (1832-1897) y el escritor granadino de Guadix, Pedro Antonio de Alarcón (1833-1891).
 
Fotografía de Rafael Liern y grabado de Pedro Antonio de Alarcón
quienes escribieron letras para habaneras.
 
El patrón rítmico de las ‘habaneras’ fue el que conformó el sistema de tangos en su multiplicidad formal de variantes. Finalizaremos diciendo que se puede especular con la posibilidad de que la canción que el Sr. Giménez presenta a inicios de mayo de 1880: “nueva americana que se titula «Flor de las flores.»”, pudiera tratase en esencia de un tango.
 
Hasta aquí lo concerniente a este curioso personaje que puede llamarse con justicia ‘aventurero del flamenco’.
 
 
Rafael Chaves Arcos

[1] En página 3 del n.º 1.357 del diario “El Dauro” de Granada; miércoles 12 de diciembre de 1860.
 
[2] En página 2 del n.º 829 de “La Correspondencia de España. Diario universal y de noticias” de Madrid; lunes 17 de diciembre de 1860.
 
[3] Blas Vega, José & Ríos Ruíz, Manuel: Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco, 2ª edición Ed. Cinterco, Madrid, septiembre 1990; página 384.
 
[4] Ortiz Nuevo, José Luis: “¿Se sabe algo? Viaje al conocimiento del Arte Flamenco en la prensa sevillana del XIX”. Ed. Ediciones el Carro de la Nieve. Sevilla, 1990, páginas 81 y 82.
 
[5] Ortiz Nuevo, José Luis: obra cit. Sevilla, 1990, página 100.
 
[6] En la página 3 de los ns.º 4.868 y 4.872 de “El Guadalete. Periódico político y literario” de Jerez de La Frontera; respectivas ediciones del martes 25 y sábado 29 de agosto de 1868.
 
[7] Bejarano Robles, Francisco ‘Paco Percheles’: “Las calles de Málaga. De su historia y ambiente” (1ª edic. 1941), (2 Vos.); Ed. Aguval. Málaga, 1984, página 527.
 
[8] Gutiérrez Giménez, Rafael: “Los Cantos Populares Andaluces y El Concierto del Sr. Jiménez”; en páginas 7 y 8 del n.º 11 de “Ecos del Guadalevín”; domingo 15 de noviembre de 1874.
 
[9] En página 66 del n.º 188 de la “Gaceta de Madrid”; miércoles 7 de julio de 1875.
 
[10] De La Plata, Juan: “Los Cafés Cantantes de Jerez”; Ed. Cátedra de Flamencología (Jerez de La Frontera (Cádiz), 2007; página 77.
 
[11] En página 2 del n.º 5.771 de “El Guadalete. Periódico político y literario” de Jerez de La Frontera; miércoles 26 de mayo de 1875.
 
[12] En página 3 del n.º 5.779 de “El Guadalete. Periódico político y literario” de Jerez de La Frontera; sábado 5 de junio de 1875.
 
[13] En página 2 ó en la 4 de los ns.º 3.768 al 3.778 de “El Imparcial. Diario liberal” de Madrid; ediciones del lunes 19 al miércoles 21 de noviembre de 1877.
 
[14] En página 3 del n.º 6.457 del “La Iberia. Diario liberal” de Madrid; segunda edición del viernes 23 de noviembre de 1877.
 
[15] En portada del n.º 12.397 del diario “El Comercio” de Cádiz; lunes 10 de diciembre de 1877.
 
[16] Ortiz Nuevo, José Luis: obra cit. Sevilla, 1990, página 176.
 
[17] En página 2 del n.º 6.672 de “El Guadalete. Periódico político y literario” de Jerez de La Frontera; domingo 28 de abril de 1878.
 
[18] Rosetty y Pranz, José: “Guía Rosetty. 1879.- Año XXV. Guía Oficial de Cádiz, su Provincia y Departamento. Por Don José Rosetty, cronista de la Ciudad y de la Provincia. Vocal de la Comisión Permanente de Estadística de la misma”; Imprenta de la Revista Médica de D. Federico Joly. Ceballos (Antes Bomba), n.º 1. Cádiz, 1879; páginas 162 y 163.
 
[19] En página 2 del n.º 1.027 del diario “La Provincia” de Huelva; miércoles 28 de abril de 1880.
 
[20] En página 2 del n.º 1.106 del diario “La Provincia” de Huelva; viernes 8 de octubre de 1880.
 
[21] En página 2 del “Diario de Cádiz”; lunes 29 de noviembre de 1880. Debo esta noticia al gran investigador y amigo Antonio Barberán Reviriego.
 
[22] En página 2 del n.º 9.370 del “Diario de Córdoba. De comercio, industria, administración, noticias y avisos”; miércoles 5 de octubre de 1881.
 
[23] En página 2 del n.º 1.550 del “El Comercio. Diario político literario y de intereses materiales” de Valencia, y en página 2 del n.º 185 de “La Lealtad. Periódico Monárquico” de Valencia; ediciones del martes 22 de noviembre de 1881.
 
[24] Molina Fajardo, Eduardo: “El flamenco en Granada. Teoría de sus orígenes e historia”; Miguel Sánchez Editor; Granada, 1974, página 74.
 
[25] En página 3 del n.º 12.485 de “El Avisador Malagueño. Diario de noticias y de intereses generales”; miércoles 30 de agosto de 1882.
 
[26] En página 3 del n.º 6.752 de “La Crónica Meridional. Diario liberal independiente y de intereses generales” de Almería; martes 5 de septiembre de 1882.
 
[27] En página 3 del n.º 6.761 de “La Crónica Meridional. Diario liberal, independiente y de intereses generales” de Almería; sábado 16 de septiembre de 1882.
 
[28] En página 3 del n.º 341 de “El Debate. Diario liberal” de Madrid; jueves 5 de octubre de 1882.
 
[29] En página 2 del n.º 540 de “El Eco Minero. Periódico bisemanal” de Linares; domingo 22 de octubre de 1882.
 
[30] En página 2 del n.º 1.507 del diario “La Provincia” de Huelva; miércoles 10 de enero de 1883.
 
[31] En página 3 del n.º 8.521 del diario “La Andalucía. Política, económica y literaria” de Sevilla; sábado 18 de octubre de 1884; y en página 3 del n.º 10.434 del “Diario de Córdoba. De comercio, industria, administración, noticias y avisos”; miércoles 22 de octubre de 1884.
 
[32] En página 2 del n.º 1.958 el diario “La Provincia” de Huelva; viernes 26 de junio de 1885.
 
[33] En página 3 del n.º 2.821 de “El Diario de Murcia. Periódico para todos”; martes 12 de octubre de 1886.
 
[34] En página 3 del n.º 2.824 de “El Diario de Murcia. Periódico para todos”; viernes 15 de octubre de 1886.
 
[35] En página 3 del n.º 7.484 de “El Eco de Cartagena. Diario de la noche”; martes 19 de octubre de 1886.
 
[36] En página 3 de los ns.º 486 y 489 de “La Unión Mercantil. Diario de intereses generales” de Málaga; ediciones del miércoles 27 y sábado 30 de julio de 1887.
 
[37] En página 3 del n.º 8.221 de “La Crónica Meridional. Diario Liberal independiente y de intereses generales” de Almería; jueves 6 de octubre de 1887: Este Café fue inaugurado a finales de marzo de 1876 en el local donde antes había existido el Teatro de las Delicias. En 1883 se derribó parte de su edificio para hacer una calle que conectara el Paseo con la Rambla de los Hileros con objeto de dar salida al mercado que detrás del Paseo del Príncipe se estaba haciendo.
 
[38] En página 2 de los ns.º 851 y 881 de “La Unión Mercantil. Diario de intereses generales” de Málaga; ediciones del domingo 19 de agosto y martes 18 de septiembre de 1888.
 
[39] En página 3 del n.º 1.411 de “La Unión Mercantil. Diario de intereses generales” de Málaga; viernes 7 de marzo de 1890.
 
[40] Calvo García, Julián: “Alegrías y tristezas de Murcia. Colección de cantos populares que canta y baila el pueblo de Murcia en su huerta y campo. Transcritos y arreglados por...”; Zozoya Editor; Madrid, 1877, página 28.
 
[41] Gelardo Navarro, José: “Las claras del día.- El flamenco en la ciudad de Murcia a finales del XIX. Historia y crónicas.-”. Col. Cumbre Flamenca, n.º 4. Ed. Nusícaä. 1ª Edición; marzo 2003, página 167.
 
[42] Gelardo Navarro, José: “Libro flamenco minero de La Unión. Siglo XIX”; La Unión (Murcia), 2014; página 175.
 
[43] Padrón de Habitantes de Sevilla de agosto de 1875. En página 3 del n.º 191 del “Boletín Oficial” de la provincia de Madrid; sábado 10 de agosto de 1878. Diario “El Defensor de Granada”: ediciones del 29 de octubre de 1886, 27 de julio de 1894, 5 de enero de 1896, y agosto y octubre de 1900. En página 3 del n.º 11.786 del “Diario de Córdoba. De comercio, industria, administración, noticias y avisos”; viernes 28 de agosto de 1891.
 
[44] En página 3 del n.º 12.420 y del n.º 12.457 de “El Avisador Malagueño. Diario de noticias y de intereses generales”; ediciones del domingo 11 de junio y jueves 27 de julio de 1882.
 
[45] En página 4 del n.º 12.336 del diario “El Avisador Malagueño. Diario de noticias y de intereses generales”; miércoles 1 de marzo de 1882.
 
[46] Agradezco desde aquí la ayuda prestada por los archiveros Enrique Gordillo y Luis Soto del referido fondo Parroquial de Nuestra Señora de La Asunción de Osuna.
 
[47] En página 5 del n.º 8.189 de “El Correo de Andalucía. Diario católico de noticias” de Sevilla; jueves 27 de julio de 1922.
 
[48] Canuto: “Variedades. Mis Aventuras”; en páginas 1 á 3 del n.º 286 del diario “Correo Sevillano”; jueves 2 de septiembre de 1852.
 
[49] En página 3 del n.º 2.902 del diario “La Andalucía” de Sevilla; sábado 25 de mayo de 1867.
 
[50] Bejarano Robles, Francisco ‘Paco Percheles’: “Las calles de Málaga. De su historia y ambiente” (1ª edic. 1941), (2 Vos.); Ed. Aguval. Málaga, 1984, página 527.
 
[51] García-Matos Alonso, María del Carmen: “Juan Navas y la guitarra flamenca”; Revista: “La Guitarra en la Historia”; Volumen IX; Ed. Ediciones de La Posada (Córdoba), 1998; página 129.
 
[52] https://flamenco.plus/flamencopolis/index.php?id_antecedente=jarabes
 
[53] En página 3 de “El Clamor Público. Periódico del Partido Liberal” de Madrid, y en página 3 del n.º 1.108 de “La Nación. Periódico progresista constitucional” de Madrid; ediciones viernes 18 y sábado 19 de febrero de 1853.
 
[54] Núñez Núñez, Faustino: “América en el Flamenco”; Ediciones Flamencópolis. Madrid, 2021; páginas 376 y 378.
 
[55] Tamayo y Baus, Victoriano: “Los Teatros de Madrid en 1802; en página 71 del n.º 1.796 de la revista “Blanco y Negro” de Madrid; domingo 18 de octubre de 1925.
 
[56] Ortiz Nuevo, José Luis: “Tremendo Asombro o Huellas del género andaluz en los teatros de La Habana y otras informaciones a lo flamenco (1790-1850)”; Ed. Libros con Duende S. L. Sevilla, 2012; página 136.
 
[57] En página 4 del n.º 6.486 de la “Gaceta de Madrid”; viernes 26 de marzo de 1852.
 
[58] Ortiz Nuevo, José Luis & Cruzado, Ángeles & Mora, Kiko: “La Valiente. Trinidad Huertas “La Cuenca” (Al peso)”; Ed. Libros con Duende S. L. Sevilla, 2016; página 140.
 
[59] Mairena, Antonio: “Apuntes para la historia y evolución del cante por soleá de Alcalá de Guadaira”; en página 68 de la Revista “Candil”, n.º 23; Jaén, Septiembre-Octubre de 1982. Y Mairena, Antonio: “Las Confesiones de Antonio Mairena”; Ed. Publicaciones de la Universidad de Sevilla. Col. de Bolsillo, N.º 53. Sevilla, 1976; páginas 43 y 52.
 
[60] Juan Rondón Rodríguez: “Recuerdos y confesiones del cantaor Rafael Pareja, de Triana”. Ediciones Flamenco. Córdoba 2001, páginas 79 y 80. Ortiz Nuevo, José Luis: “Pepe el de La Matrona. Recuerdos de un cantaor sevillano”; Col. ¿Llegaremos pronto a Sevilla?. Ed. Demófilio. Madrid, 1975, página 207.
 
[61] https://www.expoflamenco.com/clasicos-cante-jondo/frasco-el-colorao-la-pieza-clave-y-2/
 
[62] En portada del n.º 6.051 del “Noticiero Granadino. Diario independiente”; domingo 19 de febrero de 1922.
 
[63] Molina, Romualdo & Espín, Miguel: “Flamenco de ida y vuelta” (por la VII Bienal de Arte Flamenco, Ediciones Sevilla, Madrid 1991, página 169.

 

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