miércoles, 29 de julio de 2020

Recordando a El Garrido de Jerez (II). Su cante


Como complemento a los datos recabados sobre la identidad y trayectoria artística de Manuel Fernández Sánchez, “El Garrido de Jerez”, haremos un acercamiento siquiera aproximado a su personalidad cantaora a través de la serie de grabaciones que de él nos han llegado. Salvo por farrucas, y ciertos tipos de cantiñas que cantaría para acompañar a algunos bailaores que con él actuaron, el resto de su repertorio que cita la prensa de su época quedaría reflejado en parte de su obra discográfica, la que ahora desgranamos:


Seguiriyas

El Garrido grabó al menos una serie de siguiriyas en el año 1908, sin que figure quién le acompaña a la guitarra, aunque ya apuntamos en primicia en el capítulo anterior que es posible, por la referencia de catálogo (Odeón 41.984), que pudiera tratarse de Marcial de Lara. 
En esta serie interpreta dos cantes: uno netamente jerezano y otro portuense a modo de cabal, ambos estilos atribuidos a su paisano, el legendario cantaor Manuel Ortega Vargas ‘Señor Manuel Molina’ (1822-1879).

En la seguiriya de inicio se quiebra el primer verso partiéndolo a la mitad para resolverlo después, de modo similar a lo que ocurre en el tercer tercio, y se redobla toda la conclusión con la repetición de los dos últimos versos, lo que no es muy habitual en las versiones más modernas de este estilo. Esto habría que achacarlo a una interpretación muy personalizada de este cante por parte de El Garrido vislumbrándose en esta versión modos interpretativos que quizá tomaran cantaores posteriores tan importantes como Manuel Torre, quien confeccionó a partir de ellos su propio estilo de seguiriya de corte jerezano.

El segundo cante es una cabal que ya registrara hacia 1898 Manuel Cagancho (1846-1913) en un cilindro de cera de la Casa Regordosa Turull, acompañado del Niño del Carmen en el Café de La Marina de Sevilla. Además Cagancho la registró con la misma letra de tres versos que utiliza aquí El Garrido. Se trata de un cante valiente y poderoso que tiene cierto parentesco en su conclusión con la cabal de El Loco Mateo. Valga la definición que de este estilo hizo la prensa de Granada cuando veladamente lo cita entre “las ‘siguiriyas’ gitanas”, que cultivaba El Canario Chico en sus recitales en aquella ciudad, iniciado el otoño de 1896, cuando explica: 

Mereció citarse entre todas ellas una de las llamadas de un ‘jipío’, en las que el ‘cantaor’ dice los tres versos de qué consta la copla en una sola aspiración.”.[1]

Estas son las letras que curiosamente contienen en su temática la palabra “remedio”:

Me asomé yo a la muralla
me respondió el viento:
-¿De qué te sirven?
-¿(De) Qué te servían esos suspiritos
si no hay ya remedio?

¿Qué remedio habrá
pa dos personas que se quieren mucho
no se pueden hablá?

 
(Para escuchar mejor y descargar audios pulsar recuadro superior de Ventana externa)


Soleares

Es lástima que de El Garrido sólo se conozca una única serie de soleares que registró en el año 1908 con la guitarra de Román García (Zonophon, X-5-52.2--; reeditado en junio de 1917 (Gramophone 652.009) y  en julio de 1927 (La Voz de su Amo AG 31)). Curioso es observar cómo el cantaor se templa antes de acometer cada cante de la serie, lo que implica una concentración preliminar para una correcta exposición de los estilos que quiere abordar.
Inicia esta serie con un estilo rondeño, el primero atribuido a La Andonda (1843-ca.1900), aunque con entonaciones algo menos valientes de lo habitual en este cante y con un curioso redoble o repetición personalizada de los dos últimos tercios.

El segundo estilo es muy interesante y situaría a El Garrido como uno de los primeros en registrar el cante jerezano de José Yllanda (ca.1863-ca.1922). Se podría considerar ésta la interpretación más antigua y quizá la más fiel pues El Garrido bien pudo aprender esta soleá directamente del cantaor de Andújar en Jerez. Presenta además diferencias interpretativas de la versión que del mismo cante legara El Cojo de Málaga. Este estilo contiene unas singulares acentuaciones en las palabras “yo” y “rosales” donde se percibe la base de lo que hoy conocemos como “jaleo extremeño”. Ello induce a pensar en el contingente de soleares antiguas escindidas de los jaleos, habiendo de plantearse que el molde de éste en concreto no sería extremeño sino jienense; molde que tomaría Yllanda para recrear esta singular soleá suya.
También es notable apreciar la inclusión de un verso neutro que da emotividad al cante; recurso antiguo que para y sosiega la soleá de escucha frente al jaleo de baile.

El estilo con el que finaliza la serie es una soleá gaditana que rescató del olvido El Garrido pues, aparte de él, nadie lo grabó. Los Soler no descartan que fuera un perdido estilo de algún antiguo cantaor gaditano del siglo XIX, como Andrés El Loro, Ana La Lora, María Armento, La Cachuchera o La Sandita. Dicen albergar ciertos matices de Frijones e incluso el posible antecedente de la soleá asignada a Juaniquí como estilo 2, en la que es precisamente esta repetición de la conclusión la que contendría matices que recuerdan la subida tonal propia de aquel estilo lebrijano, lo que no extraña dada la cercanía geográfica entre Jerez y El Cuervo, en cuyas cercanías vivía Juaniquí en su choza.[2]
A nuestro juicio este cante presenta una primera mitad que confluye con la soleá de La Serneta 7 (sin el redoble del primer tercio) antes de la pauta diferencial que supone un primer tono álgido en la primera sílaba “to” (de “tomaíto”). El resto del cante se construye a base de la repetición del verso primero precedida de un verso neutro que contiene entonaciones álgidas en las sílabas “pa” (de “compañera”) y “mi”. Esta intencionalidad en la elevación de la línea melódica del cante es totalmente distinta a la que presenta Juaniquí 2 puesto que, a pesar de cantarse ambas en coplas de tres versos, la soleá lebrijana carece totalmente en sus interpretaciones del verso neutro que es lo que da a este cante transmitido por El Garrido un rango distinto:

Tengo mi ropita en venta
que tengo muchas fatigas
nadie me las quiere comprar
y el venderlas a mí me obliga

Reniego yo de los rosales
yo reniego de la ropa
que me regaló tu mare
¡Compañera de mi alma!
reniego de los rosales

Te l’ha dicho en una broma
que l‘has tomaíto tan a pecho
que ni a la puerta te asomas
que ¡compañera de mi alma!
te l’ha dicho en una broma.

 


Tientos

Manuel Ríos Ruiz ya hubo reparado en la calidad cantaora nuestro personaje en estos estilos cuando escribe:

...En Jerez nació un gran cantaor de tangos: «El Garrido», que tenía buen donaire de voz y gozó de merecida fama, aunque luego haya caído en el olvido. En uno de sus tangos, «El Garrido», con el compás lentísimo al comienzo y al final, decía:

‘Cada ve que paso y miro
lo’sumbrale de tu puerta (...).

Y en otro, después de una ‘salía’ muy personal, cantaba este refrán:

‘Más mata una malita lengua
que la mano de’un verdugo,
que un verdugo mata a un’hombre
y una mala lengua muchos. (...).”.[3]

Con el nombre de “Tangos” (Zonophone X-5-52.007; reeditado en junio de 1917 (Gramophone 652.115)) El Garrido grabó en 1908 estos tientos muy personalizados, acompañados por el guitarrista Román García. Inicia con un estilo atribuible a Frijones, luego canta otro muy antiguo –posiblemente relacionado con los repertorios de Diego Fernández Flores ‘El Lebrijano’ (1847-ca.1895)- que tuvo mucho predicamento en cantaores posteriores como El Cojo de Málaga (“A presidio sé que voy...”; Gramófono AE 986) y Manuel Escacena (“Hice un hoyito en la arena...”; Odeón 13.300). Finalmente remata con otro estilo posiblemente jerezano del que hay certeza hizo una recreación posterior su paisano Juanito Mojama aunque no llegó a grabarlo:

Cada vez que paso y miro
los lumbrales de tu puerta
me aroíllo y los venero
como si fuera una iglesia

Sentí doblar las campanas
no preguntes quién se ha muerto
porque a ti te lo dirá
tu mismo remordimiento

Momentitos tengo yo en la noche
por tu culpita momentos tengo
que la muerte apetecía;
pero Dios no me la ha mandao
porque no me la merecería

 


Marianas

A esta familia de cantes por tientos también pertenecen las marianas. Romualdo Molina y Miguel Espín, entendían controvertido el hecho de que el cantaor sevillano Luis López Benítez ‘Niño de las Marianas’ (1889-1963) no grabara este cante hasta 1910. Este hecho les planteaba el problema de la correcta adjudicación de estos cantes de unidad temática, por existir registros fonográficos anteriores y versiones más antiguas como la presente que abordamos (Zonophone X-5-52.329; reeditado en junio de 1917 (Gramophone 652.113)), entendiendo que se podían atribuir las marianas al propio Garrido de Jerez.[4]
Ya revelamos en nuestro libro sobre Juan Breva que fue José Díaz Pérez-Moscosio (a) ‘Pepe El Calañés’ (1882-ca.1958), cantaor de Córdoba, el primer innovador reconocido de estas formas popularizándolas antes de 1902 y que pudo versar su recreación partiendo de la melodía de unos tientos del cantaor Rafael Pareja (1877-1965).[5]

No es raro que aunque aquí certifiquemos noticiadas las primeras actuaciones de El Garrido en Córdoba en 1914, cantara con mucha antelación en la Ciudad de los Califas y su entorno donde pudo aprender las marianas antes de la citada fecha de diciembre de 1908 en que las graba. Acompañado del tocaor Román García ofrece una versión aún no acabada –quizá no totalmente aprendida o asimilada-, lo que se observa tanto en coplas incompletas como en el clásico estribillo (que se suele cantar con la letra: “Que porque sí, que porque no / yo me la llevé / ella se fue conmigo / la culpa tuvo el querer”), y que Garrido sustituye por un onomatopéyico “Lin lon lo rín, lorín, lo lá...”.

Lo realmente destacable de esta grabación viene tras este cante por marianas en donde acomete dos personalísimos tangos de gran dificultad interpretativa. Es impecable el modo en que “para” la estrofa del primero para calzar la carrerilla del desenlace, lo que se denomina “cante hablao”; y su maestría en la forma de encabalgar el segundo (“Debajito del puente...”) que ya destacara Manuel Ríos Ruiz al expresar que está cantado “con una gracia festera tan comedida como cabal y musicalísima”.[6] Para finalmente rematar con un tango en el estilo de Frijones:

Marianas
Marecita de mi alma
qué fatiguitas estoy yo pasando
por esta mala serrana
sin motivito me está a mí dejando
¡Mi alma, te quiero!

Sube, mariana, sube
la de barriguita gorda, sube, alé...
Que con el lelé, lelelelelelelé,
que con el lelelelelelele, leré, leré, lerá

No le pegues por Dios
Mariana, macarone
(Lin lon lo rín, lorín lorá...)
Tangos
Desde que murió mi mare
las camisitas de mi cuerpecito mío
no encuentro quién me las lave

Debajito del puente
sonaba el agua
y eran las lavanderas
repuñeteras cómo lavaban!

No te pongas tú colorá
no te pongas tú de tantos colores
que me hacías prevelicar.

 


Garrotines

Junto a cantaores como El Niño Medina, Fernando El Herrero, Amalia Molina y Manuel Escacena, El Garrido contribuyó bastante a la comercialización del cante del garrotín, concebido exclusivamente como complemento de su danza homónima, siendo a principios de siglo un cante de moda en Sevilla y Madrid. El baile fue muy popularizado entre otros muchos por Faíco, Encarnación La Malagueñita, Baltasar Mate, Pastora Imperio, Ramírez, Dora La Gitana, además de Gabriela Clavijo y Josefa Moreno llamadas por esta especialidad ambas como ‘La Niña del Garrotín’.

El Garrido grabó un “Garrotín” con la guitarra de Román García (Zonophone X-5-52.004; 154-Y; reeditado en junio de 1917 (Gramophone 652.111), y posteriormente (Gramophone 3-62.021)). Destacar de entre las melodías interpretadas un novedoso estribillo del que El Garrido, según opinión de Manuel Martín Martín, fue su creador: “¿Qué te quieres tú poné? / Qué te quieres tú apostá / Apuéstate lo que quieras / Que yo no me apuesto ná”,[7] y que aquí se concretan en las coplas antepenúltima y penúltima. Los arranques del resto de coplas recuerdan al cantante y cómico cartagenero Genaro El Feo que se especializó en este estilo:

Yo tengo una prima hermana
que la quiero con verdá
si Sevilla fuera mía
yo le diera la mitad
Que con el garrotín, que con el garrotán
por vera, verita, vera, vera va

El palacio de la Vera
abiliya de tal manera:
¡Una, dos y tres
y el garrotín, con el garrotán
por vera, verita, vera, vera va

No me tires más indirés
que mi padre es arquitecto
de la villa de Jerez
que con el garrotín, que con el garrotán

Cuánto te atreve apostar
que me coloco en tu puerta
y a nadie dejo yo pasar
que con el garrotín, con el garrotán
por vera, verita, vera, vera va

Si fueras gitana pura
y la sangre te jirviera
pusieras tú el pañolón
y cormigo te vinieras
Que con el garrotín, con el garrotán
por vera, verita, vera, vera va
Trai, trai, trai trón...

 


Tanguillos

Grabó El Garrido en 1908 una serie de cantes con el título de “Tango-chufla” (Zonophone X-5-52.330; reeditado en junio de 1917 (Gramophone 652.117), posteriormente (Gramophone 3-62.023), y en julio de 1927 (La Voz de su Amo AG 138)). Según Romualdo Molina y Miguel Espín, se trataría en esencia de un tango de primera aproximación a la rumba flamenca que deriva del guaguancó cubano. Según era la costumbre el guitarrista Román García lo acompaña en ritmo de tango ligero que hoy se dice de “tanguillo”.[8]

Paseandito por la calle Nueva
y una pícara vaca a mi agarró;
el capote le daba a la vaca
la capa la vaca me la desgarró

¡Al pumpúm, al de bayoné
dale fueguito al chimpopón
¡Chupende María la O!
¡A chupende!
Y desde de la Californ
han mandado un gringo
ni loco se entiende

Marido que a su mujer
la quiere tener segura
me la amarre con un cordel
como se amarran las burras

Y estas mujeres
quien no las entienda
es menester ya tenerle
cortita la rienda;
porque el´que quiera ser casao
debe morir con la cruz
tiene pasar fatigas
como las pasó Jesús

Mira el cenete que tengo al lao:
hijo del Conde el Bacalao
que cuando come
¡Várgame Dios!
se le pone la panza
como un tambor

Se quedó chato
vais a sabé
de rodar la escalera
aceleradamente
ende entonces, ya es su nariz
la porra de un tejeringo
cuando está acabada de freír.

 


Malagueñas y fandangos de Lucena

Además de los tangos y sus derivados, El Garrido fue un gran cantaor de malagueñas y con esta credencial se anunció en múltiples ocasiones. Sus grabaciones son interesantes pues, además de los grabados, pudo tener conocimiento de raros estilos de cantaores de su tierra como los de Antonio Monge Loreto ‘El Marrurro’ (1850-1891),[9] Diego El Marrurro, El Loli –¿Manuel Lobato García (1865-1941)?- con quien sabemos que actuó en febrero de 1904 en Cádiz, o del enigmático Manolito el de Jerez -¿quizá en referencia al mismo Loli?- cuya malagueña vimos en capítulo anterior que la estilaba el aficionado Francisco Sevilla en la Granada de 1896.

En el referido año de 1908 grabó una serie titulada “Malagueñas nº 3 (Zonophone X-5-52.203; 148-Y; reeditado posteriormente (Gramophone 652.115)). El cante se anuncia así: “¡Malagueñas cantadas por Garrido y acompañado a la guitarra por Román! ¡Venga esa malagueña del Moro!”.
En realidad acomete una malagueña de Enrique El Mellizo con una copla del repertorio de aquel singular cantaor que se cantaba también por tientos. La melodía de este estilo está adscrita a las versiones que se creen más cercanas a la fuente como son las de su paisano Rafael El Moreno (1867-1923) y El Niño de la Isla (1877-1963), si bien no es mimética a ninguna de ellas lo que implica un aprendizaje independiente. Sorprende la forma en que quiebra el primer tercio con una única palabra “Moro” y no con parte del primer verso. Este recurso lo utiliza también en el 4º tercio con parte de la frase del verso cantado (“como bueno”) que no aparece en las otras versiones citadas. En ésta como en la del Niño de la Isla, el apéndice escalado aparece únicamente en el cuarto tercio y no en todos los tercios pares como hacía Aurelio Sellés y se interpreta en la actualidad. No obstante en esta versión de El Garrido el último tercio no es quizá tan sostenido como las de los cantaores consignados.

Remata con una malagueña chica (mejor definida así que como simple fandango por el modo de encabalgar los tercios de inicio: el 1.º libre y ligados el 2º y 3º, así como el desenlace del cante), que interpreta con una letra del repertorio de granaínas de Don Antonio Chacón. Musicalmente está en sintonía con la granaína de El Canario Chico y un fandango de remate que grabaron tanto El Niño de la Isla como La Niña de los Peines con posible antecedente en Cayetano Muriel visto en capítulo anterior de este blog dedicado a Manuel Reina. Esta versión de El Garrido afianza más si cabe la teoría de que quizá este cante pudo tratarse en origen de una malagueña corta de La Rubia de Málaga cuya melodía pudo derivar a través del mismo Chacón, El Canario Chico, El Niño de Cabra y otros, tanto en granaínas como cantes intermedios caso de éste de El Garrido:

Moro
Como moro soy más moro
como cristiano soy más cristiano
como bueno soy más bueno
como malo, yo soy más malo
soy más malo que el veneno

Porque no me dio a mí la gana
Rosa si no te cogí
por que no me dio a mí la gana
y al pie de tu rosal dormí
y rosa tuve por cama
por cabecera un jazmín

 

Otra serie de estos cantes la grabó como “Malagueñas nº 1 (Zonophone X-5-52.328; 145-Y; reeditado en junio de 1917 (Gramophone 652.113)) donde, acompañado por Román García, registró el primer estilo del gaditano Francisco Lema ‘Fosforito’ (1870-ca.1943) que remata con el fandango lucentino de Rafael Rivas (1851-ca.1915), también llamado de la calle Rute que sin duda aprendió de El Niño de Cabra. No obstante los fandangos de Lucena estaban presentes en repertorios de cantaores jerezanos tanto de su generación, caso de María La Serrana (1863-ca.1935), como posteriores, caso de Rafael El Gloria (1893-1954). Estas son las coplas:

Malagueña
Mi vía por aborrecerte
daría yo en mi agonía
mi vía por aborrecerte
mejor lo consentiría
prefiero mejor mi muerte
vivir sin ti no puedo un día
Fandango de Lucena
Que esto se había de acabá
serrana, te lo decía
que esto se había de acabá
y por tus malas partías
que mira a lo que has daíto tú lugar
eres la ruina mía.


 

Otra malagueña que no podía faltar en el repertorio de El Garrido era la del popularísimo Juan de la Cruz Reyes Osuna ‘El Canario’ (1857-1885), de claros tintes levantinos con la que revolucionó aquel cantaor aloreño este fundamental palo en su tiempo. Remata, como la serie anterior, con el mismo estilo y misma copla de fandango lucentino de Rafael Rivas. Posiblemente la referencia de este registro sea Odeón 68.033 y el tocaor Marcial de Lara:

Malagueña
Castigo
Del Cielo baje un castigo
que te lo manda a tí Undebé
por lo que has hecho cormigo
mala puñalá a tí te den
que me has dejao tú sin motivo
Fandango de Lucena
Que esto se había de acabá...

 

El registro que en el capítulo anterior noticiamos con la referencia Odeón 68.023, quizá sea otra interesante grabación que aparece con el título de “Malagueñas” en el catálogo de 1908 de la referida casa discográfica., siendo por tanto posible que el tocaor acompañante sea Marcial de Lara. Se trataría de una versión que recuerda el primer estilo de Juan Breva desligada de todo ritmo abandolao, si bien se podría definir como claro antecedente del estilo debido al cantaor malagueño Juan Antonio Cerón Muñoz ‘Maestro Ojana’ (1857-ca.1925) que se vislumbra claramente los tercios 4.º y 6.º al apartarse del molde del cantaor veleño a cuyo repertorio pertenecía la letra con que lo aborda:

Y hasta el mismo enterraó
mira tú si era bonita
y hasta el mismo enterraó
y así que le vio su cara,
tiró la hazá y la besó
dijo que no la enterraba.

 


Tarantas y cartageneras

De estos cantes El Garrido grabó dos series en 1908, la primera registrada como “Tarantas” (Zonophone X-5-52.001; 146-Y; reeditado en junio de 1917 (Gramophone 652.119)), donde una mujer presenta así la grabación: “¡Tarantas cantadas por Garrido, acompañado a la guitarra por Román! ¡Venga bien!”. Es en efecto una taranta, de corte almeriense y en sintonía musical con lo que hoy se conoce como cartagenera de Chacón, aunque se trata en esencia el primer estilo atribuido al Rojo El Alpargatero:

María del Carmen
-¿Aónde vas, María del Carmen,
tan compuesta y pelegrina?
-Que la invitao yo esta tarde
por si quiere ser madrina
para bautizar a un ángel.

 

En la segunda tanda de estos cantes registrada como “Malagueñas nº 2 (Zonophone X-5-52.002; 147-Y; reeditado en junio de 1917 (Gramophone 652.117) y posteriormente (Gramophone 3-62.019)), una mujer presenta así la grabación: “¡Malagueñas cantadas por Garrido acompañado a la guitarra por Román! ¡Venga!”. En este registro aporta dos tipos singulares de cantes levantinos. El primero con influencia en la escuela de El Rojo es una taranta atribuida a Sebastián El Pena, aunque todo apunta a que pudiera tratarse un estilo propio de Juan Breva.

Cierra con la cartagenera de El Niño de Cabra, con una letra del propio Cayetano Muriel. Ya vimos por la foto donde se nos muestra a El Garrido la prueba evidente de que alternó con El Niño de Cabra quien, a pesar de ser un año y ocho meses menos que él, se formó artísticamente antes y fue un cantaor muy influyente en determinados cantes. Este estilo también se ha designado como “fandango cartagenero” a nuestro juicio indebidamente por el modo reposado de encabalgar los tercios, quedando el 1.º libre y carecer el cante del modo y la intención flamenca de cantar fandangos en ese tiempo:

Taranta
Pongan delante de Dios
ciento cincuenta testigos
pongan delante de Dios;
que si es mentira lo que digo
que no me perdone Dios,
lo que has hecho tú cormigo.
Cartagenera
Y en la corriente del agua
me dicen a mí que se cría la yerbagüena
y en la corriente del agua,
Y ¿A qué vienes en busca mía,
si me has de orviar mañana?
Mañana será otro día.

 


Jaleos, chuflas y/o bulerías

La bulería no sería una innovación sino una adaptación en un plano avanzado del flamenco de los viejos jaleos de baile que en tiempos de Sartorio, Paco El Sevillano y El Nitri se cantaban. Los jaleos se conformaría como cantes de tierra adentro que alternarían y combinarían con las innumerables y alegres cantiñas del litoral gaditano adaptadas la mayoría para un único fin: el baile. Parte de esos jaleos, exclusivos del baile se ralentizarían para dar una gama de soleares –caso paradigmático son las de Alcalá de Guadaira, sin olvidar el de otras geografías como el caso líneas arriba tratado de José Yllanda-; si bien otros siguieron cantándose para seguir supliendo su cometido.
En una época ya mucho más evolucionada del cante y desde un plano avanzado del flamenco surge la bulería que retorna al papel que antaño tuvieron aquellos jaleos decimonónicos para las populares danzas de candil y/o boleras, si bien ahora como complemento de un baile ya estrictamente flamenco. 

Es posible pensar que tanto El Garrido como Sebastián El Pena representen con sus grabaciones los primeros estadios del nuevo palo en una coyuntura aún balbuciente y en una doble vertiente de intención cantaora. Tanto es así que estas formas aún continúan consignándose como “jaleos”. Sin ser regla fija esta denominación de ‘jaleo’ es más coincidente cuando tales cantes se abordaban en modo menor (cadencia andaluza), frente a la “chufla” –más burlona o más bulera- que lo suele hacer en modo mayor –más alegres-, con clara imbricación en juguetillos cantiñeros de donde derivan o trasmutan en un constante proceso autoinducido en el que conservan su espíritu de cercanía a Cádiz y Los Puertos.

Ya vimos en capítulo anterior como esta ambivalencia de cantes “tristes-alegres” en el mismo discurso expositivo se dio en otros repertorios antes que en los buleaeros. Ya en tiempos del antiguo cantaor Antonio Giménez de Osuna se exponían códigos similares, y un botón de muestra lo constata su recital del miércoles 12 de diciembre de 1860 en el Teatro Principal de Granada, donde cantaría, según la prensa local, entre otras cosas: “Dos polos distintos con su jaleo”.[10]
También poco antes o casi por el mismo tiempo de eclosión de la bulería esta dualidad se representa en El Canario Chico como vimos que en el programa de su actuación del jueves 17 de septiembre de 1896 en el Café de La Mariana de Granada, al anunciar la prensa local que cantaría unas llamativas “Soleares con entradas de Alegría”.
Así, y como dijimos, esta ambivalencia –quizá heredada de aquélla pauta antigua que representa Giménez de Osuna- bien pudo estar asociadas a juguetillos de remate de soleares que desde El Loco Mateo se imponen nuevamente en Jerez, una de cuyas consecuencias se vislumbran en esas «cantiñas por soleares» que en parecida línea estilara Carapiedra.

Tampoco hay que pasar por alto una tendencia, reflejo quizás de esta dualidad cantaora antigua, trasladada al toque, cuando a partir de 1925 aparece en multitud de anuncios radiofónicos unas “Soleares con rosa (guitarra sola)”. Así, el toque propio por soleá, se remataría con una coda en modo mayor de una particular cantiña (que de otro lado sabemos, por la tradición guitarrística flamenca, cultivaba Paco el de Lucena, y cuyo cante arraigó con acento propio en Córdoba).

Todos estos factores influyeron sin duda o ayudaron en la retroalimentación de estos discursos y tendencias posteriores de cante por bulerías, no ya sólo en Jerez sino en otras geografías flamencas. Pero sólo en Jerez de La Frontera los pioneros en cantar estos primitivos repertorios festeros o proto-bulerías fueron numerosos, entre los que muy bien pudieron estar Antonio Frijones, María La Serrana, Rita La Cantaora, María La Macarrona y Teresa Seda ‘La Jerezana’ antes y por el mismo tiempo que El Garrido que quizá ostente ser el primero en grabarlas.

Según estos postulados nuestro protagonista grabó en diciembre de 1908 unas “Chuflas” (Zonophone X-5-52.008; 153-Y; reeditado en junio de 1917 (Gramophone 652.111) y posteriormente (Gramophone 3-62.021)). Efectivamente la guitarra, neófita en estos acompañamientos acierta en el modo menor de la tonalidad del cante, si bien el compás que imprime el tocaor, Román García, aunque intuye los 12 tiempos, los acopla precariamente en un encorsetado son de “guajira rápida”.
Los estilos que interpreta, novedosos para las grabaciones discográficas, tendrían su fuente más antigua en el mismo Garrido. Esto lo confirma el hecho de que una de las coplas utilizadas era al parecer de un antiguo garrotín –también especialidad de El Garrido- según un extracto de un artículo publicado en el “Heraldo de Madrid” en su edición del 18 de agosto de 1909, cuando dice:

El garrotín es el aire de moda, y sus letras saladas hacen honor a la pícara musa andaluza o chulapa.
Tápame, tápame,
tápame que tengo frío.
Cómo quieres que te tape,
si yo no soy tu marío,
Con el garrotín y el garrotán...”.

Esta letra también se imbricó en repertorios buleaeros posteriores de Jerez y evolucionó con el estilo que lo contiene a modo mayor con la gran cantaora gitana Rafaela Montoya Dávila ‘La Bolola’ (1910-1984). El resto de coplas podemos decir que son de tradición jerezana; es más, las letras antepenúltima y penúltima están asociadas al repertorio de Frijones: la primera de ellas solía cantarse por tangos y la otra por soleares. Los dos últimos cantes se identifican más con ‘jaleos’ que con ‘chuflas’ y de hecho, momentáneamente, el tocaor cambia sin mucha convicción a modo menor sobre la repetición del verso “y ahora no me conoces”:

Soy zapatero de viejo
y vivo en el piso bajo
la vecina del tercero
es la que me da trabajo
Quiéreme niña
que soy torero
de la cuadrilla del Guerra
me llaman El Batatero
rodilla en tierra
y el pie en el suelo

Tápame, tápame
tápame que tengo frío
¿Cómo quieres que te tape
si no soy tu marío?
Tápame, tápame
que tengo frío

Pongo mi puestecito en la esquina
y me pongo yo a pregonar
los higuitos sin espinas
y a cuatro y cinco la bailá

Y acuérdate cuando entonces
juraste que tú me querías
y ahora no me conoces

Qué quieres que yo a ti te diga
y el corazón por mi boca
me se sale de fatigas

 

La segunda serie con este título de “Chuflas” puede que la grabara El Garrido para la casa Odeón. Aquí, contrariamente al registro anterior la línea melódica de los cantes transita en el modo menor, si bien el tocaor, posiblemente Marcial de Lara, indebidamente le acompaña en modo mayor, utilizando al igual que Román García, un aire de guajira rápida.
Se puede decir que nos encontramos con la reiteración de un jaleo jerezano que se repite invariablemente con varias coplas salvo el cuarto estilo que tiene un encuadre diferente. Este jaleo lo evolucionarían posteriormente en Jerez cantaores del terruño como Antonio La Peña, El Niño Medina, Pastora de Jerez, Luisa Requejo, El Gloria y sus hermanas La Sordita y Luisa La Pompi y sobre todo Isabelita de Jerez para dar la bulería corta de Jerez que sería sin duda la base del palo más genuino y local. Las tres primeas coplas (de las cuales la tercera no hemos podido descifrar) contienen este estilo, la cuarta ya está en modo mayor y presenta una coda a modo de juguetillo festero. Como curiosidad diremos que el último cante tiene un encuadre que abarca un primer y segundo tercio muy similar a uno de los tangos más característicos del Titi de Triana, si bien difiere en el desenlace. Éstas son las letras:

Que te den los Mandamentos
porque no le tienes ley
a la camisita de tu cuerpo

Qué quieres que yo a ti te diga
y el corazón por mi boca
me se sale de fatigas

Copla 3 (¿?)

Esa peña, esa peña y esa torre
Hay una torre
que por sus espuertas le pusieron
de “Los licores-Sierra Morena”

Gitanitos de las tijeras
venid y sentarse
a mi cabecera

Debajito de aquella farola
se subieron a los cambios de mulas
un señor y una señora

 


Guajiras

El Garrido tuvo fama de buen intérprete de guajiras. Una muestra de estos cantes la registró posiblemente para la casa Odeón de la que carecemos de referencia. Una mujer exclama en los primeros compases de la grabación “¡Vega Larita, que tocas bien!”, en clara alusión al guitarrista jienense Marcial de Lara. La serie consta de dos guajiras; la primera es de corte cómico y musicalmente bien pudiera tratarse del antecedente del estilo que luego hizo célebre Manuel Escacena (1886-1928) y que grabó en primicia el año 1907 “Guajiras cubanas” (Zonophone X-52.005). 

La melodía de la segunda es inédita musicalmente y su letra es una versión de las décimas del poema “Galas de Cuba” originales del poeta cubano Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, más conocido por “El Cucalambé” (1829-1862), máximo representante del “siboneísmo” y “criollismo”.[11]

Estas son las letras, si bien en el segundo cante presenta leves variantes en cuanto al poema original así: “besan tus playas los mares” por “riegan tus playas sus mares”, “gime el viento dulcemente” por “y se mece dulcemente”, y “y adornan tu regia frente” por “que ponen en tu bella frente”. El último verso –entre paréntesis-, no se escucha ya que se corta la grabación de que disponemos:

Debajito de un anón
y estabas durmiendo niña
yo me acerqué de puntillas
poniendo mucha discreción;
Yo me acerqué a mi jipón (?)
por ver tanta hierba mora;
y ella despierta, se azora
pero me tendió los brazos
del primer cantimplorazo
me rompió la cantimplora

Cuba, delicioso edén
perfumada por tus flores
quien no ha visto tus primores,
ni vio luz, ni gozó bien;
con dulcísimo vaivén
riegan tus playas sus mares,
se columpian los palmares
y se mece dulcemente
que ponen en tu bella frente
(blancos lirios y azahares).

 


¡Viva Jerez! ¡Una copita de Alamero!


Rafael Chaves Arcos


[1] Página 2 del n.º 9.292 del diario “El Defensor de Granada”; viernes 25 de septiembre de 1896.

[2] Soler Guevara, Luis & Soler Díaz, Ramón: “Antonio Mairena en el mundo de la siguiriya y la soleá”, Ed Fundación Antonio Mairena, Málaga 1992, página 276, 293 y 366.

[3] Ríos Ruiz, Manuel: “El Cante y Los Cantaores de Jerez, “Ciudad de Los Gitanos”.-”; páginas 14 á 16 del n.º 456 de “La Estafeta Literaria” de Madrid, 15 de noviembre de 1970.

[4] Molina, Romualdo & Espín, Miguel: “Flamenco de ida y vuelta” (por la VII Bienal de Arte Flamenco), Edcs. Sevilla, Madrid 1991, página 78.

[5] Chaves Arcos, Rafael: “¡Qué grande fuiste Juan Breva! (Cien años que cesó su voz y pervive su eco)”; Ayuntamiento de Vélez-Málaga, 2018, páginas 372, 373, 564 y 587.

[6] Blas Vega, José & Ríos Ruíz, Manuel: “Diccionario Enciclopédico del Flamenco”; Ed. Cinterco 2ª edición. Madrid, 1990; página 327).

[7] Martín Martín, Manuel: Revista Candil, nº 118, pág. 3218.

[8] Molina, Romualdo & Espín, Miguel; obra cit: “Flamenco de ida y vuelta”, Madrid 1991, página 91.

[10] Diarios “El Dauro” de Granada y “La Alhambra. Diario granadino” en sus respectivas ediciones del miércoles 12 de diciembre de 1860.

[11] Soler Díaz, Ramón: “Del origen cubano de algunas letras flamencas”; n.º 114 de la revista Candil (Jaén); enero-febrero de 1998.



viernes, 17 de julio de 2020

Recordando a El Garrido de Jerez

Trataremos de aproximarnos a la trayectoria artística de un cantaor algo olvidado. Se trata de Manuel Fernández Sánchez, conocido por “El Garrido” o “El Garrido de Jerez” e incluso a veces como “Niño de Jerez”.

Posible imagen del cantaor El Garrido de Jerez


Jerez. Entre el vino y el cante.

Adelantamos que, sin errar en su nombre de pila y sus apellidos, se había confundido su identidad pues no solo un Manuel Fernández Sánchez hubo en Jerez contemporáneo de nuestro aventurero flamenco. En este sentido del libro “Santiago, La Historia de Jerez partiendo del Barrio” recordamos haber leído que El Garrido había visto la primera luz en Jerez de la Frontera en la calle Taxdirt, y que parte de su familia era de origen sanluqueño, todo lo cual es cierto. Si bien se daba como fecha de su nacimiento el 13 de septiembre de 1870 en la casa nº 21 de la citada calle, conocida popularmente como de la Sangre, para asegurar que falleció hacia mediados de los años veinte del pasado siglo en el corral de San Antonio de Jerez, datos estos últimos que no se corresponden con nuestro personaje como veremos a continuación y que aclara en parte el siguiente documento bautismal:

Certificado de bautismo de Manuel Fernández Sánchez ‘El Garrido de Jerez’, expedido en Jerez de La Frontera el día 3 de enero de 1869.

Así pues, estamos en disposición de afirmar que Manuel Fernández Sánchez, quien luego sería conocido como El Garrido, nació en Jerez de La Frontera el sábado 26 de diciembre de 1868 a las diez de la mañana en la calle del Asilo n.º 17, esto es, en pleno barrio de Santiago. Dicha calle era la citada de Taxdirt, conocida también como la de “La Sangre” por radicar allí el antiguo Hospital de la Sangre, posteriormente Asilo de San José.
Manuel era hijo del matrimonio formado por Francisco Fernández y María Sánchez, ambos naturales de Jerez. Fueron sus abuelos paternos Francisco, natural de Olvera y Rosario Giménez de Jerez, y los maternos José Sánchez y Catalina Romero, ambos de Sanlúcar de Barrameda. También que el neófito se bautizó en la parroquia de Santiago el domingo 3 de enero de 1869.

Calle Taxdirt o de la Sangre donde nació El Garrido. Al fondo la Iglesia de Santiago (donde fue bautizado) y un poco antes el Asilo de San José por el que también era conocida esta antigua vía.


Se sabe que su vida estuvo ligada a los viñedos de su tierra, motivo por el cual desde joven pudo haber tenido contacto con El Sota de Jerez, cantaor antiguo al que la tradición señala como gran estilista de serranas. De El Sota afirmó Perico del Lunar que “trabajaba en las viñas”,[1] siendo mentor, entre otros, de un joven Antonio Chacón, y de quien quizá El Garrido pudo también haber aprendido en primera instancia algunos cantes.

En lo que sí parece haber más consenso es que su nombre artístico fue de origen familiar. Traemos en este sentido un argumento que creemos de peso –por cuanto lo relaciona con los viñedos de Jerez-, como posible origen de tan curioso remoquete, tan ligado al cantaor que llegó a confundirse con un figurado apellido. Este apelativo quizá devenga de un tipo de uva, la antaño conocida como “Garrido fino”, entre las que alude el viticultor jerezano Manuel Neira en 1918 al ponderar las bondades en la producción de otra conocida por “Manchega”:

...Las distintas variedades de estos viñedos las seleccioné muy bien, poniéndolas en parcelas completamente aparte; así tengo parcelas de Garrido fino, que, francamente, no han dado el mejor resultado, otras del llamado Perruno que produce muy bien y la mayor parte de la viña de Mantuo Castellano. (...).
Entre estas parcelitas, tengo una de la uva que llaman Manchega, (que la llaman así, pues como antes digo, su verdadero nombre lo desconozco.) (...).
Estas por contrario a lo que ocurre con el Garrido fino, que envejecen muy prematuramente, se encuentran soberbiamente desarrolladas, echan muy pocas hojas, pero éstas están verdes hasta el Otoño, y en cuanto a las uvas dan un vino muy blanco que a veces echo aparte, dándome una graduación hasta de 13 grados. (...).”.[2]

Podemos afinar más especulando con los enclaves naturales jerezanos donde pudo haber vivido o trabajado El Garrido. Así, en una de sus grabaciones de seguiriyas que registrara hacia 1908, del propio cantaor, en los compases de inicio de la guitarra, antes de acometer el cante, dice claramente: “¡Viva Jerez! ¡Toma una copa de Macharnudo que es buen vino!, ¡Óle, Viva la Casa Domecq, venga ya! ¡Viva Casarejo!”. Este último nombre vuelve a mentarlo –“¡Viva Casarejo! ¡Viva Casarejo!”- en el transcurso de otra de sus grabaciones por guajiras.

Caserío de la Finca El Casarejo en Jerez donde posiblemente trabajara El Garrido.

Coincidiendo con el período vital de El Garrido sabemos que don Pedro Domecq Núñez de Villavicencio (1869-1921) fue propietario de la finca del Majuelo a 6,5 kilómetros de la carretera de Trebujena, enclavada en las 600 hectáreas de viñedo que componían el extenso pago de Macharnudo que producían excelentes caldos aún hoy muy ponderados. Su hermano José (1870-1922), fue dueño de la inmensa finca agrícola llamada Casarejo, situada a 18 kilómetros al noreste de Jerez y lindante precisamente con el término municipal de Trebujena que estaba dedicada a las faenas agrícolas y a la cría de reses bravas. Ambos sitios fueron además escenario de muchas fiestas flamencas auspiciadas por los hermanos Domecq.

Finca de El Majuelo con su Castillo de Macharnudo, en 1877. Tiempo después pasó a ser propiedad de don Pedro Domecq.

Según las aportaciones de Juan de la Plata recogidas de la tradición oral jerezana, El Garrido “nunca fue profesional, pues su oficio era el de cavador de viñas, cantando únicamente cuando su labor en el campo no era necesaria”.[3] El Diccionario Enciclopédico del Flamenco nos indica que “Se profesionalizó un tanto tardíamente, pero con gran éxito en los cafés cantantes de su tiempo”. Es posible que incluso esa profesionalización viniera casi a la par de haberse casado. Sin poder afirmar del todo que se trate de nuestro personaje, traigo el dato que ofrece el diario jerezano “El Guadalete” de mediados de octubre de 1892, que podría señalar el posible enlace de nuestro cantaor frisando los 23 años de edad:

Juzgado Municipal del Distrito de Santiago.
Registro Civil.
Movimiento de Población en el Día 13.
‘Matrimonios’. (...).
D. Manuel Fernández Sánchez con doña María del Carmen Carbona González. (...).”.[4]

Sus actuaciones habría que encuadrarlas en fiestas privadas y en algunos de los cafés cantantes con los que contaba la ciudad. Una de las primeras comparecencias públicas de la que se tiene constancia en su ciudad es la que realizó El Garrido junto a los tocaores Javier Molina y José Rodríguez en los Salones Altos del Café del Conde cuando era su propietario el conocido industrial montañés Manuel Caviedes Benítez. Se trataba de uno de los cafés cantantes más importantes de Jerez; fundado casi treinta años antes estaba situado en la Plaza del Arenal nº 6 -frente a la Puerta Real y en la acera llamada de La Roldana, esquina con la calle San Miguel n.º 2.
De la participación de El Garrido en dicho establecimiento constan al menos las funciones del sábado 13 y domingo 14 de abril de 1895. Según especifica el correspondiente programa de mano después de una primera parte donde “los célebres y aplaudidos Srta. Julia Artacho y los niños Casimiro y Lorenzo Artacho de 10 y 6 años de edad respectivamente”, interpretarían una serie de valses, canciones de ópera y zarzuela, jotas y mazurca “Todas (...) ejecutadas con bandurrias y guitarras por los citados artistas”, y seguidamente:

Terminado esta parte de tan agradable rato, los reputados artistas profesores de guitarra, tan ventajosamente conocidos en esta localidad Javier Molina y José Rodríguez, tocarán las mejores piezas de su numeroso y escojido (sic) repertorio, dando fin el espectáculo con unas bonitas Malagueñas, cantadas por el notable aficionado Manuel Fernández Garrido. Entrada gratis, solo al consumo”.[5]

Imagen poco conocida del gran guitarrista jerezano Javier Molina Cundí, quien acompañó a El Garrido en sus primeras actuaciones y en múltiples ocasiones a lo largo de su vida.
(Fotografía dedicada al bailaor y también tocaor jerezano Parrilla El Viejo, en 1951;
Archivo Juan de La Plata).

Su vocación de cantaor la alternaría con su oficio de viticultor que nunca dejaría del todo pues probablemente la familia de El Garrido tuviera algún terreno de viñas en explotación. En este sentido traemos otra noticia menos amable que la anterior de su posible boda. Se trata esta vez de una reseña de sucesos que tuvo lugar a mediados de febrero de 1897, en el que quizá el cantaor se viera obligado a delinquir para mantener sus viñas. ¿Fue nuestro cantaor detenido por robar sustrato de viñedo?

En la posada de ‘La Laguna’ de Puerto Real han sido detenidos por la guardia civil los paisanos Manuel Fernández Sánchez, Manuel Gómez Castellón y Antonio Rodríguez Ballullos, por hurto de 30 arrobas del mineral vulgarmente llamado ‘tierra de vino’ en la mina de los señores Medel y C.ª de Lebrija.”.[6]


En Granada.

Quizá este contratiempo legal acelerase la convicción de nuestro aventurero para su plena dedicación al cante del que era un intérprete más que solvente. Tanto es así que según atestigua el coleccionista Isaac Delgado San Román, grabó cilindros de cera en este mismo año de 1897 o en años inmediatamente posteriores para la casa Zonophone, por lo que ya en esa fecha viajaría a Sevilla.[7]
Lo cierto es que finalizando dicho año le encontramos actuando fuera de su solar nativo, concretamente en la ciudad de Granada y en compañía de un cantaor –quizá gaditano y familiar del famoso Lázaro Quintana, el famoso sobrino de El Planeta- y un bailaor que la prensa local consigna de inicio de forma errónea:

La Publicidad. Diario de avisos, noticias y telegramas” de Granada;
sábado 6 de noviembre de 1897.

El citado concierto tuvo lugar el domingo 7 de noviembre de 1897, según el diario granadino “La Publicidad” de ese día:

La Publicidad” de Granada; domingo 7 de noviembre de 1897.

Como se ve participarían con flamencos locales, entre ellos el tocaor Francisco Rus y también Andresillo El Calderero (de los que tuvimos noticias en el capítulo anterior de este blog), en beneficio al conocido bailaor sevillano llamado Juan José Canela Díaz.[8]
La crónica del evento fue publicada al día siguiente en “El Popular. Diario granadino independiente de la tarde”:

El Popular” de Granada; lunes 8 de noviembre de 1897.


Ese lunes 8 también reseñó dicho espectáculo flamenco “La Publicidad” en su sección “Sección local y provincial” y el martes 9 lo hizo “El Defensor de Granada. Diario independiente”:

La Publicidad” de Granada del lunes 8 de noviembre y “El Defensor de Granada” del martes 9 de noviembre de 1897.

Y también el miércoles 10 de noviembre de 1897, de nuevo por “El Popular” y “La Publicidad”:

El Popular” y “La Publicidad” de Granada;
ediciones del miércoles 10 de noviembre de 1897.


El Garrido permanecería un tiempo más en tierras de Granada ya que dos semanas después le encontramos en compañía de Juan José Canela y el tocaor Andrés El Calderero con los que actuaría en la cercana localidad de Fuente Vaqueros. Así lo informaba la nota que bajo el epígrafe “En la provincia” publicó “El Defensor de Granada” el miércoles 24 de noviembre de 1897:

El Defensor de Granada”; miércoles 24 de noviembre de 1897.


Badajoz, Portugal, Sevilla y Cádiz.

Es de suponer que regresaría El Garrido a su tierra y actuaría de seguro en Sevilla. Se dice que finalizando el siglo XIX actuaba con éxito en un café cantante de La Línea de la Concepción. Lo cierto es que casi tres años después de sus comparecencias en Granada lo encontramos en Badajoz en compañía del tocaor sevillano Antonio El Ebanista, apelativo artístico que podría asociarlo a la construcción de guitarras. Darían al menos un recital en el Salón Novedades situado en la calle Montesino, en pleno casco antiguo de la localidad, entre la Plaza Alta y la Plaza de San Juan.[9]

La nota es elocuente por cuanto expone que iban de paso para dar recitales en la capital lusa:

Anuncio del “Diario de Badajoz” del lunes 22 de octubre de 1900. En la imagen de la derecha se observa el emplazamiento del antiguo Salón Novedades de Badajoz, cuyo portalón de acceso (primer plano de la acera de la derecha) se conservó mientras el inmueble fue sede de una compañía de electricidad. (Archivo: Ángel Suárez Muñoz).

Casi un año después, en el verano de 1901 se tiene constancia de que El Garrido cantó en la Nevería del Buen Retiro de Sevilla, instalada en la Puerta de la Carne, frente a la Casa de Socorros. Se trataba de uno de tantos establecimientos de verano instalados al aire libre, que aprovechaban el cierre estival de los grandes cafés para ofrecer por el consumo actuaciones de flamenco. El Garrido cantó dos veces por sesión, a las ocho y media y a las once de la noche, junto al cantaor Señor Chiclana y a un cuadro de baile, anunciándosele en cartel de la siguiente manera en el orden de actuación:

4.º El notable cantador de Malagueñas, Sr. Garrido”.[10]

A mediados de febrero de 1902 se encontraba Manuel El Garrido nuevamente en tierras pacenses para actuar en el aludido Salón Novedades, ya que el “Nuevo Diario de Badajoz. Periódico político y de intereses generales”, exponía la siguiente nota:

Nuevo Diario de Badajoz”; sábado 15 de febrero de 1902.

En pleno verano de ese mismo año El Garrido pasaría a cantar a Cádiz, al Teatro Circo Gaditano, coliseo situado en la Plaza de Jesús Nazareno n.º 27, entre los barrios de La Viña y El Balón. Al final del cartel correspondiente al espectáculo de variedades del domingo 6 de julio de 1902, cuya parte flamenca la formaban ni más ni menos que don Antonio Chacón, El Niño Ríos y el gran guitarrista Juan Ganduya ‘Habichuela’ además de la comparsa femenina “Las Médicas Modernistas, se especificaba:

El Lunes, el debut del célebre y sin rival Antonio Chacón, y del notable cantador por tangos y malagueñas Manuel Garrido.”.

El Garrido actuó en el Teatro Circo Gaditano, desde ese lunes 7 de julio de 1902, los cuatro días que prorrogó Chacón sus actuaciones en dicho coliseo, según comunica el “Diario de Cádiz” en su edición del día siguiente:

El Cantaor Garrido fue también objeto anoche de calurosos aplausos. Para hoy anuncia la Farruca”.

En la función de ese día 8, además de cantar en su turno, sustituye al Niño Ríos, según comentó escuetamente la crónica del día siguiente:

El cantaor Garrido, ha gustado mucho anoche, cantando en los números suyos y en los del Niño Ríos, que no pudo tomar parte, por estar enfermo”.

Por último el mismo diario, con fecha del día 10 de julio relatará lo acontecido la función anterior extendiéndose algo más, en su actuación donde sobresalió por tangos:

El cantaor flamenco Manuel Garrido, que ya hemos citado en estas crónicas, gusta sobremanera al público, no sólo por el éxito de las coplas que entona, sino muy particularmente por dar a conocer su repertorio que priva mucho en Cádiz, consistente en tangos, sin olvidar el popular cantar de la Farruca. Cantando tangos no tiene fin, posee buena voz y una cualidad de mucho precio, que es complacencia con el público, accediendo a repetir y repetir las bonitas coplas expresadas”.[11]

Don Antonio Chacón y Juan Ganduya ‘Habichuela’ quienes compartieron el escenario del Teatro Circo Gaditano junto a El Garrido de Jerez en el verano de 1902.

Volvió a actuar El Garrido en el Circo-Teatro Gaditano, en la función correspondiente al jueves 10 de julio, y también los dos días siguientes en este mismo coliseo. Debido al mal estado del cartel que poseo, lo transcribo a continuación:

Circo-Teatro Gaditano.-
‘Función para el Jueves 10 de Julio de 1902’.
En vista de la aceptación que ha tenido el sin rival cantador por malagueñas Antonio Chacón y a instancias de la prensa y el público en general, este ha decidido gustoso á cantar cuatro días más, cumplimentando así a sus admiradores.-
Primera sección á las Ocho y 45.
1.º Por el cuerpo coreográfico que dirige el Sr. Pericet, el baile titulado De vuelta de la Corrida.
2.º Por el notable cantador Juan Ríos Malagueñas Gitanas.
3.º Tangos y Guajiras por el cantador Manuel Garrido.
4.º Presentación del afamado cantador Antonio Chacón acompañado por el célebre tocador Habichuela.-
Segunda sección á la Nueve y 45.
1.º Por el cuerpo coreográfico el baile titulado El payaso y la Maja.
2.º Malagueñas por el célebre y popular cantador –Niño Ríos-
3.º Guajiras y Farrucas por el notable cantador Garrido.
4.º Presentación de la célebre coupletista Muñeca Parisien con sus célebres bailes franceses.
¡Éxito Colosal!”.

En una nota del mismo cartel anunciador se especificaba que El Garrido siguió compartiendo escenario con Chacón y el tocaor Habichuela esos días, al prorrogársele al jerezano igualmente sus actuaciones tres días más:

La empresa ha contratado también a Manuel Garrido, para que siga cantando hasta el sábado”.

En 1903 El Garrido cantó en Sevilla para pasar a actuar en Villamartín (Cádiz), ya que como refiere Pepe el de La Matrona:

...fue a Sevilla el amo del Café de Villamartín y se llevó a un tocador que le llamaban Cristóbal Cocoroco, que tocaba mu bien la guitarra; y de Jerez se llevó a otro que también se llamaba Cristóbal pa que también tocara al cuadro y a los cantaores; y también fue Garrido, de Jerez, a cantar. En el cuadro iba Félix el Mulato, un gitano mu negro de Utrera, que bailaba vestío de mujer, y Antonio el Enano, de Jerez, que también bailaba. Luego íbamos los de Sevilla que estuvimos con Juan Breva: Monterito y su padre, las mujeres y yo. (...). Monterito, que era de mi edá (...) y su padre de tocador, y dos bailaoras y una mujer que cantaba pa bailar”.[12]

El otro tocaor de Jerez al que alude Pepe de La Matrona es Cristóbal Salazar.

Plaza de Villamartín hacia 1915.

En Oviedo. [13]

Durante la primera mitad del mes de abril de ese año El Garrido estuvo en la ciudad de Oviedo al menos desde el miércoles 1 al jueves 16 de abril de 1903, con un elenco flamenco que anunciaba así la prensa local:

Anuncio de “El Progreso de Asturias” de Oviedo;
ediciones del miércoles 1 al jueves 16 de abril de 1903.

El periódico de Oviedo “El Progreso de Asturias”, en su edición del sábado 4 de abril de 1903 expresaba:

El dueño del Café Oviedo está haciendo verdaderos sacrificios para corresponder á los muchos parroquianos que á diario llenan su establecimiento.
En la actualidad se dan en dicho elegante Café atractivos conciertos, donde muestran sus excepcionales condiciones coreográficas y musicales la Srta. Aurora Amundaray, el señor Garrido y el célebre tocador de guitarra Sr. Lozano, que no necesita elogios, por ser conocido en toda España, como un tocador de verdadera elegancia y arte.
Los tres están encargados de amenizar con escogidos conciertos todas las noches las veladas de este Café.”.[14]

Calle Uría de Oviedo, hacia 1900, donde estuvo ubicado el llamado Café de Oviedo

Así pues, con el apodo de “Niño Jerez” se encontraba El Garrido luciendo sus habilidades en los meses de abril y mayo de 1903 en el Café Oviedo de la calle Uría, en la capital del Principado. El martes 21 de abril de 1903, se acopla al elenco un nuevo bailaor cuyo nombre alusivo al baile flamenco de su especialidad era bien conocido de nuestro protagonista:

El Progreso de Asturias” de Oviedo; martes 21 de abril de 1903.

Estos anuncios se repitieron en la prensa que reflejaban el compendio de actuaciones de Manuel El Garrido en la capital de Asturias hasta el 23 de mayo. Como se observa en el elenco figuraba Amparo Pozo Gallardo ‘La Gaditana’ (1889-1965), prima de las famosas Coquineras:

Anuncios publicados en el periódico de Oviedo “El Progreso de Asturias” en las fechas de actuaciones de El Garrido en el Café Oviedo en 1903: recorte de la izquierda desde el viernes 17 de abril al martes 5 de mayo; y el de la derecha desde el miércoles 6 de mayo al sábado 23 de mayo de 1903.

A partir de esa fecha se sabe que entraría una nueva estrella del cante que fue anunciada por el mismo diario desde el domingo 24 de mayo al miércoles 2 de junio de 1903 de esta forma: 

Café Oviedo.-
Concierto Flamenco.
De nueve á doce canto y baile flamenco por los varios artistas que tantos aplausos están mereciendo por sus notables trabajos.
Los domingos funciones por la tarde de tres á seis.
Dentro de dos ó tres días debutará el notable cantador Revuleta. (...).”.[15]

Si bien ya no se anuncian ni a El Garrido ni al resto del elenco, aunque se supone que continuarían hasta al menos principios de ese mes de junio de 1903.


De nuevo en Jerez.

Finalizando ese año de 1903 encontramos a El Garrido en su tierra cantando en un beneficio que tuvo lugar en el Salón Eslava, coliseo situado en la calle Manuel María González Peña n.º 4. Sus soleares, alegrías y malagueñas serían acompañadas por el tocaor y gacetillero José Crévola ¿Benedita? que se hacía llamar “El Sevillano”. Así lo anunció los días previos el diario local “El Guadalete”:

De izquierda a derecha anuncios publicados en “El Guadalete. Periódico político y literario” de Jerez de La Frontera; ediciones de  en su edición del sábado 7 y domingo 8 de noviembre de 1903.

Y esta fue la escueta reseña del evento que realizó el mismo diario dos días después:

El Guadalete”, martes 10 de noviembre de 1903.

Imagen del Teatro Eslava de Jerez a inicios del siglo XX, original del fotógrafo Antonio González.

Al año siguiente se tiene constancia de las actuaciones de El Garrido en el Salón de Variedades de Jerez, de la calle de las Bodegas n.º 8, posiblemente desde el 19 de febrero de 1904 hasta finales de este mismo mes. Sus comparecencias allí coincidieron con la finalización del contrato de Don Antonio Chacón, alternando durante ese tiempo con cantaores como El Loli dentro de un elenco en el que estuvieron a cargo del baile Ramírez, Pastora Robles, Enriqueta San Pedro y la bailaora Vidal.[16]

Posteriormente se recogen nuevas comparecencias en el Teatro Eslava de Jerez en el verano de 1906, anunciándolo de esta guisa la prensa local:

Teatro Eslava.- (...).
Esta noche, en primera y segunda sección, tomará parte el célebre cantador flamenco Manuel Garrido, y en la tercera sección presentará Giuseppe Minuto tres números: ‘El Maestro de Canto, ¡¡Oh, la luna!!’ y ‘Camaleonte’.
Mañana Martes, función de Moda.”.[17]

El Guadalete”, lunes 23 de julio de 1906.

Se habla de “presentación” de Manuel Garrido, lo que quizá de idea al menos de una nueva ausencia de su tierra o de espaciadas comparecencias públicas del cantaor ante sus paisanos por esa época. Esta fue la reseña que recogió el referido diario del día después:

El Guadalete”, martes 24 de julio de 1906. A la derecha el tocaor jerezano Manuel López Cepero.


De nuevo en Badajoz.

En el otoño del año siguiente hemos encontrado una noticia de un cantaor Garrido que sospechamos pueda ser nuestro flamenco aventurero ya que se localiza en Badajoz, ciudad en la que recalaba con asiduidad, y es requerido por bailaores que ejecutaban tanto la supuesta cantiña del “Amolador” como la farruca, estilos que se repiten con frecuencia en la carrera de El Garrido. En este caso son los “Sebas Tito” y la participación de flamencos locales. He aquí la noticia:

Nuevo Diario de Badajoz. Periódico de la tarde”;
miércoles 30 de octubre de 1907.


A Barcelona. Grabaciones en pizarra.

A partir de ese momento se pierde la pista de El Garrido siendo posible que dedicara más tiempo a sus viñas. No obstante sabemos que antes del verano de 1908 había grabado en Barcelona al menos dos placas gramofónicas bifaciales (una compartida con Elisa Romero) para la casa Odeón. Así anunció la comercialización de dichos discos la página 12 del diario local “La Vanguardia” en su edición del domingo 20 de septiembre de ese año, del cual destacamos el siguiente extracto:

La Vanguardia” de Barcelona; domingo 20 de septiembre de 1908.

Como se observa El Garrido impresionó dos series anunciadas como “Malagueñas” y otra serie de “Tangos”. Aunque no es del todo concluyente se observa por las referencias de catálogo que Marcial de Lara había impresionado por aquellos días una “Farruca. Solo de guitarra” con la referencia “68.039, mientras que las placas de El Garrido son referenciadas para la segunda malagueña con “68.033 y para el “Tango” “68.035. Ello invita a pensar que fuese el referido guitarrista Marcial de Lara, de Jaén, el encargado de acompañar al cantaor de Jerez, y que de igual modo pudo acompañar los bailes reseñados de soleares y tangos de Elisa Romero, meses antes de que la bailaora y cupletista partiera para hacer las Américas donde, cosecharía importantes triunfos en Argentina, Chile, Uruguay y Cuba entre otros países.
En la referida casa discográfica sabemos que también registró El Garrido por esa misma época unos “Tangos” (Odeón 41.981) y unas seguiriyas –“Seguidillas”- (Odeón 41.984) de las que no hay constancia alguna de quién pudiera ser el tocaor acompañante, pudiendo tratarse del que ahora postulamos.
También vendría a afianzar este supuesto el hecho de que en otra grabación de guajiras de El Garrido que disponemos, una mujer exclama en los primeros compases la grabación “¡Vega Larita, que tocas bien!”, lo que sería una clara alusión a este guitarrista Marcial de Lara. Al grupo de registros de la referida grabación titulada como “Guajiras cubanas” (Gramófono 652.009; 166y), pertenecerían otras del mismo tiempo como son unos “Tangos” y “Malagueñas” que sabemos tienen la misma referencia de catálogo (Gramófono 652.116), además de unas “Tarantas” (Gramófono 652.119) y unas “Soleares” (Gramófono 652.035; 149y) que no disponemos pero en las que posiblemente también acompañase este guitarrista.


Marcial de Lara posiblemente fuese el tocaor que acompañase algunas grabaciones que El Garrido registró en Barcelona para las casas Odeón y Gramophon. A la derecha Román García fue el guitarrista que de El Garrido para los registros de la casa Zonophone.


También se sabe que el 18 de diciembre de 1908 El Garrido acompañado esta vez por Román García grabó para el sello Zonophone, otra serie de cantes, entre ellos soleares, dos series de malagueñas, dos series de tarantas, garrotín, chuflas, tanguillos y marianas.


Cádiz.

Un año y dos meses después, en febrero de 1910, El Garrido actuará nuevamente en el Cinematógrafo de Cádiz acompañado a la guitarra por su paisano Manolito Cepero. Compartieron con ellos el escenario un ilustre de la danza española El Maestro Pericet. El periódico local “El Demócrata” lo anunció así dos días antes:

El Demócrata. Diario de la tarde” de Cádiz;
ediciones del jueves 17 y viernes 18 de febrero de 1910.


Osuna, Ceuta y Melilla.

El cantaor Rafael Pareja en sus “Recuerdos y confesiones” fechados en 1952, y en el “Capítulo XV” titulado “Unas cuantas anécdotas”, narra una fiesta en la que participó el cantaor jerezano de tinte jocoso ocurrida en Osuna, a mediados del mes de mayo de 1910:

En Osuna existía un Casino llamado “Los Trece”, y del que eran socios varios títulos y aristócratas de la rica ciudad, y presidente el gran aficionado, modelo de caballero, Marqués de Campoverde. (...).
Celebrábase la Feria y allí fui sólo en esta ocasión. Estando reunidos por la noche, como no había llevado acompañante, llamaron a un hermano de Cepero, muy buen tocaor, discípulo de Javier Molina, que estaba “haciendo la Feria” con un cantaor llamado Garrido (que) empezó a cantar, con muy buena voz, tangos y marianas...”.[18]

En el verano de ese mismo año El Garrido de Jerez en unión del tocaor José Custodio Moya, conocido por ‘Cojo Moya’ canta en el Teatro Variedades de Ceuta, según se hizo eco la prensa granadina:

Desde Ceuta.- (.../...).
En el teatro de Variedades actúan con muy brillante éxito un cine cantante, el cantador flamenco Garrido y el tocador de guitarra Moya. (...).
El Corresponsal.
22–8–10.”.[19]

El Cojo Moya acompañando a un cantaor no identificado sin descartar que pudiera tratarse del mismo Garrido de Jerez.
(Archivo Juan Moya. Foto cedida por Ana Vega Custodio, nieta del guitarrista).
Abajo la referida nota del “Noticiero Granadino”; miércoles 24 de agosto de 1910.


A mediados de marzo del año siguiente el cantaor regresa a su tierra, para actuar nuevamente en el Teatro Eslava de Jerez, donde se haría acompañar nuevamente por Pepe Crévola y volvería a coincidir con el bailaor trianero Juan José Canela, que acudía esta vez acompañado de algún familiar, anunciándose como “Duetto Canela”:

El Guadalete” de Jerez de La Frontera;
lunes 13 de marzo de 1911.

Nuevamente atravesará El Garrido el estrecho esta vez para actuar en el Gran Café Universal de Melilla, según anunció días antes el periódico local “El Telegrama del Rif”, en su sección Gurugú” ¿Le acompañaría nuevamente El Cojo Moya?:

El Telegrama del Rif. Defensor de los intereses de España en Marruecos”;
miércoles 16 de agosto de 1911.


Córdoba ida y vuelta.

Iniciando el año de 1914 lo encontramos en la ciudad de Córdoba, concretamente en el Gran Cine de la calle Gran Capitán de Córdoba, siendo a la sazón su empresario y director artístico de este establecimiento don Antonio Ramírez de Aguilera, que es precisamente de quien tomaría el nombre de “Salón Ramírez”.

Imagen restrospectiva de la calle Gran Capitán de Córdoba, donde se ve el Salón Ramírez primer edificio de la derecha.

Así pues se presentó ante el público cordobés el martes 20 de enero de 1914 según anunció la prensa local:

Diario de Córdoba. Periódico independiente, decano de la prensa cordobesa”;
martes 20 de enero de 1914.

Y aquí un inciso. La única posible imagen que existe hasta ahora de nuestro protagonista pertenece a una fotografía probable del tiempo de estas actuaciones en Córdoba, en cuyo pie aparece consignado con el nombre de “Manuel Garrido”, junto a El Niño de Cabra que aparece de pie en el extremo opuesto. ¿Es posible pensar que el guitarrista que acompaña a El Garrido, recogido como Pedro Montero, fuese el que aparece en el centro de la fotografía que divulgó José Arias Espejo en su biografía sobre El Niño de Cabra consignado con el nombre de Pedro Amor?

El Garrido, el tocaor Pedro Amor y El Niño de Cabra.
(Archivo José Arias Espejo).

A finales de agosto de ese mismo año regresará nuevamente al continente africano para cantar en el Circo Gonzalo de Tetuán donde sufrió, según expresa el n.º 170 de la revista madrileña especializada “Eco Artístico”, uno de sus mayores fracasos como artista:

Eco Artístico” de Madrid; miércoles 5 de agosto de 1914.

Justo al verano siguiente regresaría a la capital cordobesa según anuncio aparecido en el “Diario de Córdoba” de esos días:

Diario de Córdoba. Periódico independiente. Decano de la prensa cordobesa”;
domingo 15 de agosto de 1915.

La Melliza no es como se pudiera pensar la popular bailaora sevillana sobrina de Rosario La Honrá. Se trata de Matilde Osuna Diéguez ‘La Melliza’ que contaba entonces 17 años de edad, hija del tocaor José Osuna Téllez ‘El Mellizo’, ambos de Córdoba. Paradójicamente no es el propio Mellizo de Córdoba quien acompañe con su guitarra a El Garrido sino otro consignado como Paco El Valenciano.


En Sanlúcar de Barrameda.

Desde Jerez El Garrido acompañado de Javier Molina actuará en el Teatro Principal de Sanlúcar cuya explotación corría a cargo de una sociedad anónima de espectáculos denominada «Eguilaz», que desde el 19 de septiembre de 1915 explotaba dicho coliseo en aquella población, ofertando las mejores atracciones que recorrían Andalucía. Así lo expuso la prensa de Jerez:

El Guadalete” de Jerez de La Frontera; domingo 28 de noviembre de 1915


El n.º 218 de la revista madrileña especializada “Eco Artístico” consigna su actuación junto a pareja de bailes nacionales y extranjeros Sánchez-Díaz previa a la venida del famoso capitán don Federico Navarro con sus cuatro focas amaestradas, y “El Guadalete” de Jerez nos informa de que fueron cuatro las noches de sus actuaciones:

Arriba: el n.º 218 de la revista “Eco Artístico” de Madrid, domingo 5 de diciembre de 1915 y “El Guadalete” de Jerez de La Frontera del martes 30 de noviembre de 1915.


Arcos de La Frontera y Bornos.

Iniciado el año siguiente Manuel Garrido se haría acompañar de otro tocaor jerezano, Cristóbal Salazar, con el que cantaría en el Teatro de la Unión de Arcos de la Frontera. Por la sección “Notas Arcobricenses” del periódico jerezano “El Guadalete” podemos establecer que actuaron desde al menos el domingo 20 al viernes 25 de febrero de 1916:

El Guadalete. Periódico de interés general” de Jerez de La Frontera;
ediciones del martes 22 jueves 24 de febrero de 1916


Jerez, Carmona y Sanlúcar.

Nuevamente Manuel Garrido canta acompañado de Pepe Crévola en Jerez de La Frontera. Fue a inicios de abril de 1917 en el amplio Teatro Principal que estaba situado en la calle Mesones. Así lo recogió la revista de Madrid “Eco Artístico”:

Eco Artístico” de Madrid; jueves 5 de abril de 1917

Para ya a mediados del mes siguiente cantar en el Teatro Álvarez Quintero de la ciudad de Carmona, acompañado del tocaor cordobés José El Mellizo según recoge la referida revista madrileña especializada:

Eco Artístico” de Madrid; martes 15 de mayo de 1917.

Al poco, finalizando esa primavera, comparece otra vez en el Teatro Eslava de Jerez, el viernes 15 de junio donde nuevamente tocará para él la sonanta Javier Molina Cundí. El jerezano rotativo “El Guadalete” será el encargado de anunciar el evento y comentarlo según se expone:

El Guadalete” de Jerez de La Frontera;
ediciones del miércoles 13 y sábado 16 de junio de 1917.

El corresponsal de “Eco Artístico” de ese mismo mes de junio da cuenta del resto de la oferta artística con la que los flamencos compartieron aquel escenario:

Jerez La Frontera.
‘Teatro Eslava’.- Actuaron el cantador de flamenco ‘Manuel Garrido’ y el profesor de guitarra ‘Javier Molina’.
Cosecharon estruendosos aplausos la encantadora canzonetista italoespañola ‘Livia Cervantes’, y la bailarina ‘Isabel García’.
Son muy aplaudidos a diario como bailarines y panderetólogos ‘Los Mañicos del Pilar’.
Se anuncian los debuts de la renombrada canzonetista ‘La Tempranita’; la no menos celebrada ‘Emilia Píñol’, y el afamado y triunfador ilusionista y transformista ‘The Great Ferry’.- ‘Manuel Pareja’.”.[20]

Y la citada publicación dos meses después da pista de que El Garrido junto a Pepe Crévola cantaría en el Teatro Reina Victoria de Sanlúcar de Barrameda:[21]

Eco Artístico” de Madrid; miércoles 5 de septiembre de 1917


Teatro Reina Victoria de Sanlúcar de Barrameda
(Gentileza Servando Repetto)

Última época en Jerez.

Iniciado 1918 será Javier Molina quien nuevamente acompañe el cante de nuestro protagonista, siendo ambos los encargados de amenizar la fiesta de una boda en Jerez:

El Guadalete” de Jerez de La Frontera;
viernes 1 de marzo de 1918

Ese año de participará nuestro aventurero en el beneficio al notable guitarrista y bandurrista gaditano Antonio Hernández que habría de celebrarse en el Teatro Eslava el lunes 15 de abril de 1918. También se sumará al homenaje la cupletista Emelina Torres hermana del universal guitarrista Andrés Segovia. El diario “El Guadalete” dos días antes de dicha función y al final de la crónica de una de las actuaciones del que habría de ser homenajeado especificaba:

Teatro Eslava. (...).
En la función a beneficio del notable concertista de guitarra Antonio Hernández que tantos aplausos alcanza todas las noches, tomará parte el tan celebrado cantador de flamenco Garrido.”.[22]

Así lo contó el referido periódico al día siguiente, siendo la guitarra que tocara el mismo Antonio Hernández quien acompañase a El Garrido:

El Guadalete. Periódico de interés general” de Jerez de La Frontera;
martes 16 de abril de 1918

El guitarrista y bandurrista gaditano Antonio Hernández en 1913.

Suponemos que los estos últimos años de vida de El Garrido transcurrirían realizando sus tareas de viticultor –oficio que ejerció hasta su muerte-, y cantando en su tierra y localidades cercanas cuando fuera requerido quizá cada vez de forma más particular –reuniones de cabales- y menos pública. Finalmente El Garrido falleció en pleno centro de su Jerez natal, casi al final de la calle Encaramada cerca de la encrucijada que esta vía forma con las de Altozano, Banastos y Oropesa, el martes 26 de octubre de 1920, justo dos meses antes de cumplir los 53 años de edad:

Certificación de defunción de Manuel Fernández Sánchez ‘El Garrido de Jerez’;
martes 26 de octubre de 1920.

Transcribimos la copia literal de la defunción:

Juzgado Municipal del Distrito de S. Miguel.=
Inscrito en el día de la fecha bajo el núm. 178 libro 67 del Registro Civil de defunciones la de Manuel Fernández Sánchez de estado casado de 52 años de edad, de ejercicio viticultor y que vivía en la calle de Encaramada núm. 20 el cual falleció a las doce de hoy a consecuencia de trauma diabético según parte facultativo de D. Juan Luis Puya.
Puede dársele sepultura a su cadáver en el Cementerio general trascurridas las veinte y cuatro horas siguientes a su fallecimiento.
Jerez de la Frontera 26 de octubre de 1920.
El Juez Municipal, Gonzalo Pérez (rubricado).”.

Manuscrita aparece la siguiente nota con respecto al sepelio:

Sepultura particular”.

La página 3 del n.º 21.703 del diario jerezano “El Guadalete” del día siguiente, miércoles 27 de octubre de 1920, apuntaba que su entierro se celebraría ese mismo día, según la siguiente nota:

El Guadalete” de Jerez de La Frontera;
miércoles 27 de octubre de 1920.


Tras su muerte apenas lo menciona la prensa. Únicamente lo hemos encontrado en alusión a sus discos en enero de 1925 entre el variado surtido de los flamencos que ofertaba una tienda de Sevilla.
Esta es a grandes rasgos la trayectoria de este viticultor que es posible que no tuviera siquiera pretensiones de artista, no obstante por ser un aficionado más que solvente fue requerido como cantaor y como tal vivió la aventura del flamenco como pocos. Estos apuntes vitales habrían de complementarse con un repaso a su obra grabada con la que obtener un calibrado más preciso de su valía y aportes a este arte. 

De momento sirva este repaso a su trayectoria artística para su recuerdo.


Rafael Chaves Arcos


[1] José Blas Vega: “Vida y Cante de Don Antonio Chacón”; Ed. Cinterco, Madrid 1990, págs. 236 y 237.

[2] Manuel Neira: “La Alcoholera Jerezana” en portada del n.º 20.929 de “El Guadalete. Periódico político y literario” de Jerez de La Frontera; domingo 9 de junio de 1918.

[3] Juan de La Plata: “Los Cafés Cantantes de Jerez”; Ed. Cátedra de Flamencología (Jerez de La Frontera (Cádiz), 2007; página 56.

[4] Página 3 del n.º 11.209 de “El Guadalete. Periódico político y literario” de Jerez de La Frontera; viernes 14 de octubre de 1892.

[5] Juan de La Plata: obra cit; 2007; página 17.

[6] Página 3 del n.º 12.559 de “El Guadalete. Periódico político y literario” de Jerez de La Frontera; miércoles 17 de febrero de 1897.

[7] Juan Rondón Rodríguez: “Recuerdos y confesiones del cantaor Rafael Pareja, de Triana”. Ediciones Flamenco. Córdoba 2001, página 406.

[8] Hemos encontrado un Juan José Canela Díaz natural de Sevilla del distrito de Santa Ana (nacido en 1868, hijo de Francisco y María), que en el año 1895 contaba a la sazón 27 años de edad y era de profesión jornalero. Vivía con su mujer Nieves Silva Fernández (de 30 años y oriunda del barrio de la Macarena), en la calle San Jacinto n.º 63, según el Padrón de Habitantes de Sevilla de ese año. Es posible que este bailaor estuviese emparentado con el cantaor Alejandro Canela, abuelo de nuestro admirado Alejandro Segovia Camacho ‘Canela de San Roque’ (1947-2015).

[9] Ángel Suárez Muñoz: “El teatro en Badajoz a finales del XIX (1887-1900)”.

[10] José Blas Vega: Los Cafés Cantantes de Sevilla. nº. 1 Col. Telehusa. Ed. Cinterco, Madrid 1987, pág. 98.

[11] José Blas Vega: “Vida y Cante de Don Antonio Chacón”; Ed. Cinterco, Madrid 1990, páginas. 68 y 69.

[12] Se refiere a una gira capitaneada por Juan Breva que habían realizado por la costa granadina y el interior hasta llegar a Almería. (José Luis Ortiz Nuevo: “Pepe el de La Matrona. Recuerdos de un cantaor sevillano”; Col. ¿Llegaremos pronto a Sevilla?. Ed. Demófilio. Madrid, 1975, pág. 40).

[13] La presencia de El Garrido en Oviedo quedó reseñada por Alberto Rodríguez Peñafuerte en su interesante blog “Flamenco de Papel” hace unos años (https://flamencodepapel.blogspot.com/2014/03/flamencos-en-asturias-garrido-de-jerez.html), si bien aquí la ampliaremos con algunas noticias más.

[14] Página 2 del n.º 390 del periódico de Oviedo “El Progreso de Asturias”; sábado 4 de abril de 1903.

[15] Anuncio publicado en la página 3 de los números 434 al 537 del diario “El Progreso de Asturias” de Oviedo en sus respectivas ediciones del domingo 24 de mayo al miércoles 2 de junio de 1903.

[16] Juan de La Plata: obra cit; 2007; página 95.

[17] En portada del n.º 15.876 de “El Guadalete. Periódico político y literario” de Jerez de La Frontera, lunes 23 de julio de 1906.

[18] Rondón Rodríguez, Juan: “Recuerdos y confesiones del cantaor Rafael Pareja, de Triana”. Ediciones Flamenco. Córdoba 2001, pág. 121.

[19] Página 3 del n.º 2.208 del “Noticiero Granadino” en su edición especial de las doce de la noche del miércoles 24 de agosto de 1910.

[20] Página 13 del n.º 274 de “Eco Artístico” de Madrid; lunes 25 de junio de 1917.

[21] Según Servando Repetto al principio se llamó Teatro Reina Victoria Eugenia y se inauguró el día 16 de Julio de 1916. Lo mandó construir la famosa actriz y cantante Elena Fons, quien fue su primera propietaria. Contaba con más de mil localidades. Al poco tiempo fue remodelado y mejorado, pasando posteriormente por muchas manos. Estaba ubicado en la margen izquierda (mirando hacia la playa) del Paseo de la Calzada, aproximadamente donde actualmente está el Ambulatorio. Empezó llamándose Teatro Reina Victoria, hasta que, a partir de la primavera de 1931, con la llegada de la República, pasó a llamarse Teatro de la Victoria. Posteriormente, en 1936, volvió a llamarse Teatro Reina Victoria. No se sabe la fecha exacta en que cerró definitivamente sus puertas.

[22] Página 3 del n.º 20.880 de “El Guadalete. Periódico de interés general” de Jerez de La Frontera; sábado 13 de abril de 1918.