domingo, 26 de septiembre de 2021

Los Macaca, en el cante, el baile y la guitarra

A través de nuevos datos encontrados establecemos una serie de consideraciones que quizá sean reveladoras sobre las identidades verdaderas de Los Macaca, artistas destacados en la historia del flamenco.
Retrato de Miguel El Macaca.
(Fotografía de Gonsanhi publicada en la revista “Estampa” de Madrid, 1 de octubre de 1932
Consignado con el nombre de “Juanillo el Macaco”).
 
Miguel Macaca
 
Según expresa al inicio de su entrada el “Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco”, Miguel Macaca se llamó Miguel Cruz y había nacido en Cádiz. Vivió entre los siglos XIX y XX y estuvo casado con Enriqueta La Macaca. “Su trayectoria artística se desarrollaría en los cafés cantantes de Sevilla, primero en el Café de Silverio y después, en 1903 en el Café Filarmónico”.[1]
También Manuel Ríos Ruiz, uno de los coautores de tal obra, vuelve a avalar estos datos cuando escribe:
 
“Ya era famoso en Cádiz, cuando Silverio lo contrató para su café sevillano, en unión de su mujer Enriqueta, que bailaba y cantaba un rato bien. Macaca fue también figura del Café Filarmónico de Sevilla, a partir de 1903, y allí consumó su trayectoria artística. A pesar de ser cantaor general de gran valía, sobresalió, no obstante, y enormemente por cantiñas”.[2]
 
Fernando El de Triana es el primero en abordar su figura, definiéndolo a pie de su única imagen conocida así: “Miguel Cruz, Macaca. Antiguo cantador que ejecuta todos los cantes de su época maravillosamente”. Y en referencia a esa misma foto, la que ilustra el encabezamiento de esta entrada, la cual fue publicada en la madrileña revista “Estampa” a inicios de octubre de 1932, tiempo en que confeccionaba su conocido libro, escribe acerca de él:
 
Miguel Cruz (Macaca).
Hace unos meses ví en un periódico madrileño la fotografía de este notabilísimo cantador y me extrañó que un artista tan conocido en toda España y mucha parte de América, apareciera con el nombre de Juanillo el Macaco, pues este artista se llama como dice arriba. Cantó para bailar, como no cantó nadie mejor, aquellos cantes conocidos por Romera, Mirabrás, La Contrabandista, la tía «Petrola» y los Caracoles, en el más castizo compás para bailar por alegrías, y no esa monótona lata de que disfrutamos hoy por la evolución del tiempo.
Miguel Macaca fue el que alternó años y años con colosos de aquel cante que se llamaron Paco El Sevillano, José Barea, Romero El Artillero, El Quiqui, y otros muchos.
Fue un cantaor de extraordinarias facultades, completísimo en todos los cantes grandes por soleares y siguiriyas, las diferentes cañas y polos y serranas. Y para qué decir más; fue un verdadero maestro del cante, al que el gran Silverio contrataba por años consecutivos”.[3]
 
Una noticia encontrada de forma fortuita en la prensa antigua de la ciudad de Sevilla viene a completar la identidad hasta ahora tácitamente admitida del cantaor. Se trata de una crónica de sucesos que recoge el diario sevillano “La Andalucía” en el verano de 1891:
Página 3 del n.º 10.594 del diario “La Andalucía. Política económica y literaria” de Sevilla;
domingo 23 de agosto de 1891.
 
Como se observa se identifica claramente a “Manuel de la Cruz Rodríguez (a) «Macaca,» cantador flamenco” quien, para el presunto robo al Señor Zurita tiene por cómplice a otro posible flamenco “Manuel Martín (a) «Rubichi»”, remoquete que en primera instancia asociamos a gitanos de Jerez si bien nada tiene que ver.
De momento el nombre nos causa sorpresa pues el cantaor flamenco Macaca se identificó siempre con Miguel Cruz y no con Manuel Cruz, aunque el segundo apellido Rodríguez –y no ‘Macaca’, como a veces ha llegado a aparecer consignado-, nos ofrece una pista importante.
 
Efectivamente, al indagar en los padrones sevillanos cercanos a la fecha de este suceso, hemos encontrado a un Miguel Cruz Rodríguez casado con una Enriqueta por lo que las piezas de las verdaderas identidades de Macaca y su mujer, Enriqueta la de Macaca o Enriqueta La Macaca, cuadran de momento. Es cierto que el nombre que aparece en dichos padrones es Miguel y no Manuel por lo que es posible pensar en un error del redactor del periódico al transcribir el nombre principal del cantaor que comete el delito o incluso que aquel tuviera un nombre compuesto: “Miguel Manuel” o viceversa.
 
Este supuesto toma cierto peso cuando Rafael Pareja en el Capítulo IV, de su libro “Recuerdos y confesiones”, quien coincidió con nuestro cantaor en la última sucursal del Café del Burrero entre 1893 y 1897, lo cita como “Manuel Macaca” y natural de Sevilla o su provincia, no de Cádiz, al ponderar sus cantiñas:
 
Ya dije que entre los cantaores del Burrero estaba Manuel “Macaca”, sevillano, casado con la bailaora Enriqueta “la de Macaca”, quien aún teniendo buena voz y aceptable estilo, quizás debido a su apatía, “no llegaba al público”, pero por alegrías “era una cosa muy seria”, siendo ese un cante difícil y para el que se requería especiales condiciones”.[4]
 
Así, por el padrón del año de 1895 encontramos a Miguel Cruz Rodríguez, natural de Carmona (Sevilla), de 41 años de edad y de profesión “jornalero” e hijo de Miguel y Josefa. Estaba casado con Enriqueta Jiménez Mateo (natural de Sevilla), de 28 años de edad (por lo cual había nacido en 1867), hija de Francisco Jiménez y Dolores Mateo Sánchez quien por entonces vivía con su propia hija y su yerno contando a la sazón 54 años de edad y constatándose que era natural de Paterna del Campo (Huelva) aunque vino a Sevilla siendo una niña y que era a su vez hija de Bartolomé y Joaquina, abuelos maternos de Enriqueta.
La edad que expone el cantaor en 1895 creemos que no es la verdadera por un dato que cotejamos más adelante con otros documentos padronales y que la contradice.
Este matrimonio vivía por entonces en la calle San Luis, n.º 91, perteneciente a la Parroquia de San Gil, junto a sus dos hijos Enriqueta y Miguel Cruz Jiménez que contaban por entonces y respectivamente 8 y 7 años de edad. Este último dato deja entrever el tiempo en que Enriqueta y Miguel pudieron contraer matrimonio: alrededor del año 1886, tiempo en el que trabajaban ambos en el Café de Silverio de la calle Rosario número 4.
 
Padrón de Habitantes de Sevilla. Calle San Luis, n.º 91. Año 1895.
(La imagen última es la correlativa horizontal de la anterior).
 
Fachada del palacio del Pumarejo en la confluencia de las calles San Luis y Fray Diego de Cádiz. Frente por frente a esta fachada tuvieron su domicilio el matrimonio Cruz Jiménez, que no serían otros que el formado por Miguel Macaca y Enriqueta la del Macaca. La bocacalle que se observa a la izquierda de la imagen -esquina opuesta del palacio- da acceso a la cercana calle Aniceto Sáinz donde también vivió esta pareja flamenca en el castizo barrio de San Gil.
 
El padrón sevillano de 1896 consigna a Miguel Cruz Rodríguez y su mujer Enriqueta Jiménez Mateo; domiciliados ese año en la primera casa de la calle Aniceto Sainz también perteneciente a la Parroquia de San Gil. Observamos no obstante datos discordantes con respecto a los del año anterior.
Así, Miguel Cruz Rodríguez, ahora de profesión “Sombrerero de la Ceda”, expresa tener 49 años, y no 42 como en buena lógica tendría que corresponder si los datos expuestos el año anterior fuesen ciertos. Esta nueva edad que consigna nuestro cantaor establece que su nacimiento se retrasaría a 1849. La edad de la sevillana Enriqueta Cruz Mateo, si es concordante con el patrón anterior, pues contaba entonces 29 años:
 
Padrón de Habitantes de Sevilla. Calle Aniceto Sainz, n.º 1. Año 1896.
 
Esta nueva fecha de nacimiento del cantaor creemos es la correcta, ya que por este documento también sabemos que Miguel Cruz se avecindó en la capital andaluza desde los 10 u 11 años, pues dice que llevaba viviendo 40 en Sevilla.
Si tomamos como válido ese mismo dato del documento anterior de 1895, sacamos en conclusión que Miguel Cruz se avecindó en la capital andaluza desde los 12 años, por lo que este extremo sí concuerda con el presente y afianza más la hipótesis de que el cantaor hubiera nacido alrededor de 1850 y no en 1854 como se desprendería en primera instancia. Esta fecha de nacimiento se avala en cierto modo en el documento siguiente.
 
Por el padrón de Habitantes de Sevilla de 1898, Miguel Cruz Rodríguez y Enriqueta Jiménez Mateo, vivían en el n.º 10 de la calle ‘Torrejón’ (Conde de Torrejón), cercana por tanto a la confluencia de las calles Quintana, Cruz Verde y a la Alameda de Hércules y perteneciente a la Parroquia de San Martín.
Las edades constatadas se ajustan más a los datos del Padrón de 1896, ya que se observa que en la casilla “Años cumplidos en 31 de Diciembre de 1897, figura para el cabeza familiar la de “47, por tanto más acorde con una fecha de nacimiento cercana a 1850. En cuanto a Enriqueta debería estar más cercana a los 31 años que la edad que aquí se expresa –27-, la cual ya había constatado hace 3 años:

Padrón de Habitantes de Sevilla. Calle Torrejón, n.º 10. Año 1898.
 
Calle de la Feria en su confluencia con las calles Conde de Torrejón y Quintana (primera y segunda bocacalles de la izquierda). Fotografía del famoso Mercadillo del Jueves de 1890, época en que vivieron nuestros protagonistas en este popular barrio sevillano.
 
Un año después, en 1899, Miguel Cruz Rodríguez y Enriqueta Jiménez Mateo, viven en el número 30 de la calle Ciegos (actual Pacheco y Núñez del Prado), perteneciente a la Parroquia Omnium Sanctorum. Nuevamente aparece Miguel con la ocupación de “Jornalero” para quien, con las debidas correcciones por los errores en las nuevas edades que se exponen, se puede concluir habría nacido alrededor de 1850 y Enriqueta hacia 1867:
 
Padrón de Habitantes de Sevilla. Calle Ciegos, n.º 30. Año 1899.
 
Enriqueta del Macaca

De Enriqueta la de Macaca, nombre que adoptó precisamente por estar casada con Miguel Macaca hasta ahora se decía, y así lo consigna el “Diccionario Enciclopédico del Flamenco”, que se llamó Enriqueta Díaz y que era de Cádiz.[5] Hemos de decir que por el momento no he encontrado ninguna referencia a esta cantaora y bailaora como Enriqueta Díaz ni en carteles ni en noticias de prensa. Además los documentos padronales expuestos nos hace cuanto menos cuestionarnos algunos aspectos sobre su verdadera identidad. Fernando El de Triana la ensalzó en su doble faceta artística para el arte flamenco:
 
Bailaora de extraordinaria valía personal, como lo está diciendo su retrato, expresión de gracia y flamenquismo puro, aunque no es gitana.
Además de su buen arte de bailaora, daba con su hermosura mucho relieve al magnífico cuadro flamenco que actuaba en el famoso café de Silverio, donde actuó muchos años, por contar con simpatías por parte del público.
Esta excelente bailaora tenía además, otro valor artístico; era una buena cantaora y gran entusiasta de los cantes grandes que ajustaba con facilidad y sumo gusto”.[6]
Enriqueta la del Macaca.
Es muy probable que su verdadero nombre fuera Enriqueta Jiménez Mateos.
(Fotografía de Gonsanhi publicada en la revista “Estampa” de Madrid, 1 de octubre de 1932).
 
Aunque no podamos asegurar al 100% que la ahora en primicia encontrada, Enriqueta Jiménez Mateo, sea La Macaca, nuestra aventurera en cierto modo tenía cierta relación con el flamenco de su tiempo. En este sentido y por esas fechas –finales de febrero de 1891-, curiosamente aparece una nota publicada en el diario sevillano “La Andalucía” sobre la custodia judicial de cierta bailaora en la comisión de un presunto delito, conocida como Aurora La Trapillos quien posee los mismos apellidos que la que nuestros indicios establece pueda ser Enriqueta La Macaca. ¿Una hermana o familiar de ella?:
Página 3 del n.º 10.448 del diario “La Andalucía. Política económica y literaria” de Sevilla;
sábado 28 de febrero de 1891.
 
Quizá la primera noticia de las comparecencias públicas de Miguel Macaca sea formando parte del elenco flamenco que el gran cantaor sevillano Silverio presentó para al inauguración de una sucursal de su café cantante en el barrio del Carmen de Huelva a inicios del mes de junio de 1885. En la nómina no se recoge a nuestro aventurero como “Macaca” sino como “D. Miguel de la Cruz”, siendo curioso que aquí aparezca también en su faceta de bailaor a no ser que fueran dos flamencos distintos, cosa que no parece. Así anunciaba esta novedad el diario local “La Provincia” a finales del mes anterior:
Página 2 del n.º 1.945 del diario “La Provincia” de Huelva;
sábado 30 de mayo de 1885.
 
De entre el resto del cuadro artístico podemos localizar a ilustres del flamenco como el bailaor Francisco Cortés, conocido como ‘Paco El Manchao’; el citado como Francisco Flores, posible cantaor malagueño émulo de Juan Breva; Sebastián Fernández que no era sino El Chato de Jerez posible patria chica tanto del también cantaor José Ropero así como de las bailaoras Josefa y María Loreto, ‘Las Chorrúas’. También aparece el conocido guitarrista El Ciego padre, entre otros, de la bailaora Salud Rodríguez quien no se nombra si bien aparece implícitamente en el anuncio como “la hija del ciego Juan Manuel”. En esta nómina aparece también “Magdalena Sera, hija de la Churra”, que en esencia debe leerse como “Magdalena de las Heras, hija de la Chorrúa”, entonces una niña y efectivamente hija de la ya nombrada Josefa Loreto y sobrina de la famosa María La Chorrúa. Del resto de componentes apenas sabemos nada aunque quizá Concepción Fernández se trate de La Chata, antigua bailaora isleña; los hermanos Manuela y Antonio Peinado, bailaora y cantaor, posiblemente malagueños, y El Maestro Juan Ojeda tuviera algún parentesco con el también tocaor sevillano Baldomero Ojeda.
La Malena
(Fotografía de Gonsanhi de la revista “Estampa” de Madrid, 1 de octubre de 1932).

Curiosamente no se anuncia a Enriqueta la de Macaca, que por entonces podría tener 18 años, motivado quizá por su estar al cuidado de su primogénita recién nacida o a la espera de concebirla, en sintonía con los documentos manejados arriba expuestos. Sin embargo en el elenco aparecen Regla Jiménez y Jerónima Jiménez, cantaoras y bailaroas de las que no podemos precisar que tuvieran algún parentesco con Enriqueta Jiménez Mateo; más bien nos inclinamos a pensar que fueran flamencas de Cádiz, y que Jerónima posiblemente se trate de la que por aquel tiempo se anunciaba como La Morenita.
 
Un año después Miguel Macaca está de nuevo en Sevilla según el dato aportado por José Luis Pantoja Antúnez al calificarle como “altísimo cantaor, en todos los sentidos”, quien actuaba con el nombre de “Miguelito El Macaco” en el Café “El Salón Silverio”, sito en la calle del Rosario, número 4. Este hecho lo hace coincidir con la reaparición de una joven Juana La Macarrona en la capital de Andalucía el año de 1886, alternando en el tablao con los cantaores La Viuda, La Roque, La Juana (que muy probablemente sea La Juanona), Francisco Lema ‘Fosforito’ y Antonio Chacón; estando de bailaores: Juana Antúnez, Rosario La Honrá, El Negro de Rota, Salud Rodríguez, Lamparilla y Antonia La Gamba.[7]
 
Única imagen conocida de Miguel Macaca
(Copia recogida en el libro de Fernando el de Triana).
 
Siete años después, en el periodo que va de 1893 a 1897, encontramos a la pareja Miguel y Enriqueta trabajando en el famoso Café del Burrero de Sevilla situado en la calle Sierpes, 11, con puertas a las calles Azofaifo y Pasión. El cantaor Rafael Pareja, testigo de excepción, por coincidir en ese tiempo sus propias actuaciones en dicho establecimiento, ofrece, en el Capítulo III de su referido libro una nómina de flamencos con los que compartiera aquel escenario, estando entre los tocaores, El Maestro Pérez, Juan El Jorobao y Robles, de cantaores el propio Miguel Macaca, Juan Breva, Juan El Perote, Fosforito, Juan Ríos, El Niño de Tomares, El Bohigas, El Canario Chico y El Niño de Cabra. A estos hay que añadir los que formaban el cuadro principal, del día en que actuó el propio Pareja, con los que Enriqueta y Miguel Macaca compartieron actuaciones por aquellas fechas como don Antonio Chacón y Paco El Sevillano y de cantaoras: María La Serrana y La Juanaca. De bailaores estaban el joven Lamparilla, el padre de éste, Antonio El Pintor y Pepe Ronda, además de un ‘cuadro de palillos’ que dirigía el Maestro Moreno y la esposa de éste, con seis parejas de boleras, para más adelante señalar:
 
Había más artistas en el Café de Burrero, como (...), “La Pitraca”, “La Rana”, “La Melliza” y su tía Rosario “La Honrá”, Carmelita Borbolla, “La Sordita” (...), Antonia “La Viuda”, Juana y Fernanda Antúnez, “La Roteña”, Carlota Ortega (...), Rosario Huertas, “Las Coquineras” (María y Antonia) y “Las  Macarronas” (María y Juana)”. [8]

Y entre las “Cantaoras y bailaoras”:
 
Enriqueta “la del Macaca” (...), “La Rana” (...), Carmelita Borbolla (...), “La Roteña” (...), Rosario Huertas (.../...). Rosario “La Mejorana” (madre de Pastora Imperio, como es sabido), Juana “La Macarrona”, “La Pitraca”, Antonia “La Viuda”, Rosario “La Honrá”, su sobrina “La Melliza”, Lola “La Rondeña”, María Malvido (mujer de “Fosforito”), “Las Coquineras” (María y Antonia), Rosarito Robles que siempre vestía el “traje corto” masculino para bailar y que era hija del tocador Antonio Robles, “La Sordita” (Juana Valencia), hermana de la gran cantaora María Valencia, Juana Antúnez y su hermana Fernanda. (...). Posteriormente desfilaron “La Charrúa” y “Pepa Oro”, hija de Paco Oro (...). Allí se reveló con todo su esplendor la gran “Malena” (...). Más tarde actuó Carlota Ortega, hermana mayor del padre del actual Manolo Caracol”.[9]
 
No obstante la primera noticia de las comparecencias públicas de Enriqueta La Macaca sea la que exponemos a continuación actuando en Granada, en el Teatro Isabel la Católica, en el verano de 1897 y junto a otros flamencos ya conocidos pues han salido en algunos capítulos de este mismo blog:

Página 3 tanto del n.º 9.750 de “El Defensor de Granada. Diario independiente” como del n.º 4.050 de “La Publicidad. Diario de avisos, noticias y telegramas” de Granada;
ediciones del domingo 29 de agosto de 1897.
 
Enriqueta La Macaca tocando la guitarra
por el tiempo de sus actuaciones en Granada.
 
Contaría La Macaca entonces 30 años y por lo ya expuesto sabemos que vivía en Sevilla en la calle Conde de Torrejón. Componía un elenco muy completo donde aparecen las Hermanas Antúnez y Antonia La Coquinera, bailaoras; el gran cantaor Niño de Cabra y el también cantaor y guitarrista jerezano Rafael Rico Expósito aquí anunciado como “Niño de Jerez” aunque fue más conocido como Rafael El Moreno sobre todo en Málaga donde vivió toda la vida. También el bailaor sevillano llamado Juan José Canela Díaz, aquí anunciado como “Niño de Triana” de quien ya tuvimos ocasión de hablar de él, sabiendo que en el mes de noviembre de ese mismo año celebraría su beneficio en el citado escenario de la Plaza de los Campos de Granada junto al Garrido de Jerez y algunos flamencos locales como los tocaores Francisco Rus y Andresillo El Calderero.[10] También aparece aquí la poco conocida cantaora y bailaora Baldomera Sánchez, que por este anuncio sabemos que se presentó en Granada antes de hacerlo en Sevilla, su posible patria chica, el 14 de junio de 1900 en el Gran Café del Puente de Triana.[11]
 
Como bailaora es Ernest Guasp en su artículo “De Nina Raievska a la Cuenca” quien pondera su arte entre las bailaoras de su tiempo tras Juana La Macarrona:
 
...Después vienen la Malena, la Carbonera, Pepa Ruiz, Mariquita Malvado (sic), esposa del famoso cantador Fosforito, competidor de Chacón; Salud Rodríguez, competidora de la Cuenca y que, como aquella, acostumbraba a bailar vestida de hombre; Pepa de Oro, hija del famoso torero Paco de Oro; la Macaca, la Coquinera, la Quica, la Gamba, la Mejorana y tantas otras.”.[12]
 
Enriqueta La Macaca tocando la guitarra junto a algunas bailaoras de su tiempo. Figuran en la imagen: de pie Carmelita Borbolla y Antonia La Gamba con sombrero, sentada Rita Ortega Feria.
 
Sabemos que a finales del siglo XIX vivían Enriqueta y Miguel en la calle Ciegos de Sevilla, si bien en las primeras comparecencias públicas de Enriqueta La Macaca se consigna actuando sin la presencia de su marido. Esto quizá fuese debido a cuestiones relacionadas con el pago de su deuda con la justicia por el consabido robo al Señor Zurita ocurrido en Sevilla unos años antes.
No obstante la figura de Miguel Macaca debió ser muy popular en los círculos flamencos de su tiempo. En “Cuentos Toreros.- Las Metafísicas de Corambres” de Juan Guillén Sotelo es posible vislumbrarlo junto a otros personajes tomados de la realidad de la Sevilla de finales del siglo XIX que le sirven como modelo para ambientar su relato costumbrista:
 
Se celebraba con ‘juerga’ animadísima el restablecimiento del ‘Gorrioncito’ de la cornada que le diera un toro del Saltillo cuando lo pareaba al sesgo en la plaza de Algeciras.
Costeaba el jolgorio su íntimo amigo Juan José Pereira, el hijo del opulento banquero de Madrid, y aquello ‘era lo grande’.
Cuanto de bueno encerraba, que no era poco, el famoso ventorrillo del Mochuelo, sito en las afueras de Sevilla, se puso á contribución y se entró á saco y corrió la Manzanilla más que el Guadalquivir, y se bailó, se tocó y se cantó por lo ‘jondo’ por la gente del Burrero allí congregada, ‘mesmamente como los ángeles’, al decir del ‘Macaco’ el picador, que era voto de mayor cuantía en lo tocante á exparcimientos de guitarra, castañuelas y gorgoritos. (...).
Márcos Castañeda, el pujante picador de la cuadrilla de Curro Flores, cantaba con su hermosísima voz de barítono, acompañado magistralmente con la guitarra por ‘el Cojito de Cantillana’. (...).
Para matar el mal efecto causado en la asamblea por la alusión al reptil antedicho rompió Roque el de Alfarnate con las más clásicas sevillanas, arrullo de jilgueros, perfume de azahares, que ‘se bailaron’ «mismamente como los ángeles!», según gritó el ‘Macaco’, dos claveles de dieciocho abriles, con mantones de Manila celeste y rojo, sueltas batas de tonos claros y diminuto calzado de charol brillante, entre ‘las palmas’ acompasadas de la concurrencia. (.../...).”.[13]
Viñeta de “Cuentos Toreros” de Juan Guillén Sotelo. Portada de “La Correspondencia de España. Diario político y de noticias” de Madrid; lunes 15 de enero de 1900.
 
De Enriqueta la de Macaca sabemos que actuó en el Café Novedades de la calle Santa María de Gracia, n.º 7, de Sevilla, en el mes de septiembre de 1902, dentro de un cuadro flamenco compuesto por Juana La Macarrona, La Trini, La Malena, La Sordita, La Melliza, La Roteña, la prima de los Gallos Rita Ortega, La Junquera, El Tiznao y el guitarrista El Ecijano. A este elenco se había incorporado recientemente don Antonio Chacón y compartía escenario con un grupo de cupletistas e intérpretes de cantos y bailes regionales, dirigido por el maestro Enrique Sánchez, en el que figuraban Amalia Molina que empezaba a trabajar, Carmen Díaz, La Bermúdez, La Loleta y Eloísa Díaz.[14]
Café Novedades de Sevilla, en la Campana poco antes de su derribo en 1923.
 
En mayo de 1903 aparece Enriqueta formando parte del elenco flamenco y de variedades del Salón Filarmónico de Sevilla dirigido por Juan Ganduya ‘Habichuela’. En el cuadro de baile español aparece dos bailaoras: la sevillana Matilde Arce, hija del famoso bolero gitano El Chivo y la gaditana Manuela María Palma Monge Fernández ‘La Palma’ (gracias a las investigaciones del amigo Rafael Estévez). La Macaca aparece pero no como bailaora sino ya únicamente como cantaora y estilista por malagueñas al igual que El Niño Elena. Transcribimos el cartel:
 
Salón Filarmónico.
Calle Amor de Dios, 23.-
Función todas las noches á las Ocho.
Entrada por el Consuelo.-
Todas las noches, presentación de la aplaudida coupletista ‘Ángela Martínez’ que tanto está llamando la atención del público que concurre á este Salón.-
Gran Cuadro Flamenco dirigido por el maestro de guitarra Juan Ganduya (á) Habichuela.-
Cantador por Tangos El Niño Escacena.
Cantador por Malagueñas El Niño Elena.
Cantadora por Malagueñas Enriqueta la Macaca.-
Gran Cuadro Coreográfico compuesto por las bailarinas:
Matilde Arce y Manuela Palma; Luisa Picón, Rita Cruz, Magdalena Mesa y Amparo Muñoz.-
Tocador de Piano Isidoro El Ciego.-
Ensayos diarios desde las Tres á las Cinco de la tarde.
Amor de Dios, 23.
Cartel del Salón Filarmónico de Sevilla, mayo de 1903.
(Archivo de José Blas Vega).
 
La bailaora sevillana Matilde Arce, que compartió cartel con Enriqueta La Macaca 
en el Salón Filarmónico en la primavera de 1903.
 
Tanto Miguel Macaca como su mujer Enriqueta actuaron en este mismo establecimiento durante el mes de mayo de mismo año, dentro el “Gran Cuadro Flamenco”, dirigido nuevamente por Habichuela, y compuesto, además por las bailaoras: Antonia La Coquinera, las hermanas Carlota y Juana Ortega ‘La Juani’, Carmen La Pichira, Pepa Oro y Dolores La Bizca, estando de cantaores, además de Miguel Macaca, de nuevo el estilista por malagueñas El Niño Elena, y por tangos Manuel Escacena, entonces ‘Niño Escacena’.
Con toda seguridad actuó Enriqueta en el verano de 1905 en el lugar donde se daba el popular baile de sociedad sevillano “El Disloque” que solía celebrarse al aire libre en la conocida venta “La Laguna de los Patos” sita en la carretera de Carmona. Cantó Enriqueta La Macaca para las veladas que se dieron con motivo de las reformas realizadas en dicho local compartiendo cartel junto al Niño Escacena y su entonces tocaor Baldomero Ojeda, contratados por el dueño de aquella venta taurina al igual que el resto del cuadro flamenco que actuaba esos días en el Café Novedades.[15]
De estas y otras actuaciones por aquel tiempo en este último establecimiento José Muñoz San Román, en una especie de elegía al Café Novedades de Sevilla, donde había visto actuar a Pastora Imperio en competencia con Candelaria Medina y su rival Raquel Meller. Este poeta también destacó a los artistas de su cuadro flamenco, en la que figuraban habitualmente La Macaca, La Malena, La Sordita, Juana La Macarrona y El Niño de las Marianas, entre otros.[16]
 
No obstante, como ya apuntamos las primeras comparecencias públicas de Enriqueta La Macaca en el siglo XX se consignan sin la presencia de su marido aunque luego, según José Blas Vega, vuelven a actuar juntos en mayo de 1903. No sabemos si durante estos intervalos de ausencia de Miguel pudieron estar motivados por el episodio del encarcelamiento de este cantaor que narra la tradición oral.
 
Pepe de la Matrona, entonces ‘Niño de la Matrona’ por el tiempo en que conoció a Miguel Macaca.
 
Pepe el de La Matrona asegura que, siendo él joven –fecha que podemos situar hacia 1904- hizo amistad con don Antonio Chacón, y que durante los primeros encuentros con el cantaor jerezano en que frecuentaban La Campana y el Pasaje Eritaña, conoció a Diego Antúnez y Miguel Macaca quienes en su opinión eran unos “señores que habían alcanzao a otras personas y cantaban bien”. De nuestro cantaor contaba en concreto: 
Y a Macaca, Miguel Macaca, un cantaor muy extenso que lo conocí en Sevilla, marido de Enriqueta la Macaca y que fue a la cárcel porque le hizo dos disparos a un hombre; la mujer era muy bella y un día se le presentó un insolente y le echó un piropo que a él le insultó, y entonces le tiró dos tiros y se lo llevaron a la cárcel. Esto me lo contó a mí ya siendo él muy viejo, y cuando salió de la cárcel en reunión que entraba, siempre cantaba la letra siguiente:
 
“Es preciso publicar
lo que me pasa contigo
pa que s’entere la gente
con el martirio que vivo”,
 
“Antes lloraba por verte
y ahora que solo me veo
beso la tierra mil veces”.
 
Y cuando salió el hombre de la cárcel y se enteró de la clase de persona que era ella le retiró los tres hijos y se los llevó.
Y otro día, tomando café, también me dijo:
-Esta letra, que se canta por seguiriyas, viene bien con lo que a mí me ha pasao:
 
“Qué desgracia la mía
donde vine a dar
con una hija de una mala mare
jarta de roar”.”.[17]
 
Hacemos constar que Pepe de La Matrona dice que en el momento del suceso tenía tres hijos, por lo que además de los dos consignados hasta 1899, este matrimonio tuvo otro vástago más. También que por aquel tiempo era “muy viejo”, que se puede achacar a un hombre que con 54 ó 55 tuviera un aspecto mucho más envejecido agudizado por su estancia en el penal, por lo que parece en más de una ocasión. El de La Matrona también ensalzaba a Antonio Escribano la belleza de Enriqueta con estas palabras:
Parece que estoy viendo aquí mismo a Enriqueta la Macaca y Lola la de Lucena, que eran dos hembras de esas que hacen que un hombre pierda el sentío”.
 
Contándole la misma historia que lo llevó al presido como efecto del crimen narrado; hecho que resume en estas palabras el propio Escribano:
 
La primera era una mujer cargada de una belleza y hermosura tales que provocaban excitación a los exaltados, hasta el punto de que Miguel Cruz -conocido por Macaca- sufrió varios años de encarcelamiento por causa de una reyerta que mantuvo con un osado que se sobrepasó al piropearla cuando caminaban juntos, produciéndose primero un intercambio de palabras fuertes y al final un disparo a quemarropa que causó la muerte instantánea de su desvergonzado contrincante. Durante su cautiverio Enriqueta mancilló su honor de hombre, incidencia que le motivó un gran calvario el resto de su vida, acosada por constantes depresiones”.
 
Según este mismo autor, Miguel Macaca llegó a actuar en la capital de España, cuando explica: 
En Madrid decían de Macaca que fue un cantaor largo, de envidiable predisposición innata para formar cuadros de baile y tenía una habilidad poco común para organizar y ambientar una bonita y recordada fiesta flamenca, es decir, algo muy similar a como fueran también Diego Antúnez y Pericón de Cádiz”.[18]
 
Poco más hemos conseguido averiguar de la trayectoria artística y vital del matrimonio Macaca. Únicamente exponemos una noticia que ofrece la prensa sevillana de uno de sus hijos, Miguel, reclamado para el servicio militar:
Página 2 del n.º 7.186 de “El Noticiero Sevillano. Diario independiente de noticias, avisos y anuncios” de Sevilla; martes 8 de noviembre de 1910.
 

El cante de Los Macaca
 
Varios son los testimonios que encumbran a Miguel Macaca como un completo cantaor especialmente versado en cantiñas. El escritor sevillano Juan Rodríguez Mateo, en su libro “Feria de abril y otras narraciones”, lo sitúa en el Café de Silverio acompañado a la guitarra del Maestro Pérez y cantándole a Rosario la Mejorana al evocar la interpretación que hacía del mirabrás. Por su parte Manuel Ríos Ruiz expresa:
 
“Los viejos aficionados con los que hemos cambiado impresiones al respecto, opinaban generalmente que Romero El Tito y Miguel Macaca fueron los cantaores que más sobresalieron antaño en la interpretación de las romeras, a finales del siglo XIX, en los cuadros flamencos de Sevilla, Málaga o Cádiz”.[19]
 
En este sentido hay que recordar lo expresado por Fernando el de Triana:
 
Cantó para bailar, como no cantó nadie mejor, aquellos cantes conocidos por Romera, Mirabrás, La Contrabandista, la tía «Petrola» y los Caracoles, en el más castizo compás para bailar por alegrías, y no esa monótona lata de que disfrutamos hoy por la evolución del tiempo. Miguel Macaca fue el que alternó años y años con colosos de aquel cante que se llamaron Paco El Sevillano, José Barea, Romero El Artillero, El Quiqui, y otros muchos.”.[20]
 
En este aspecto de su cante vuelve a incidir Rafael Pareja en el Capítulo VI de sus mencionados “Recuerdos y confesiones”, en el epígrafe “Romero y sus “Alegrías”.-”, al hablar de Romero El Tito a quien Pareja tenía por el mejor cantaor de alegrías para acompañar al baile, cuando dice:
 
A Romero lo copiaron Paco “el Sevillano”, de Cantillana; Lorente y “El Quiqui”, de Cádiz; “El Porreta” de Sanlúcar de Barrameda; Miguel “Macaca” y “La Juanaca”. (...). Insisto en lo difícil que era cantar bien por Alegrías, acompañando al baile, resaltando el hecho de que mientras por Seguiriyas, Soleares, Malagueñas y otros cantes han existido muchos cantaores buenos, los cantaores de Alegrías no han llegado a la docena.”.[21]
 
Lo cierto es que Miguel Macaca dejó registrados algunos cantes de su repertorio. Romualdo Molina, afirma que sus grabaciones se hicieron en el Café de la Marina de Sevilla, que estaba situado en la calle García Vinuesa, añadiendo al respecto: 

Trajeron un aparato portátil y allí se grabó al señor Manuel Cagancho, a don Antonio Chacón y, probablemente a Miguel Cruz ‘Macaca’.”.[22]

Aparte de esas probables grabaciones sevillanas tenemos constancia de otras realizadas en Córdoba, quizá en la Fonda de Oriente, de las cuales podemos ofrecer una muestra. Así disponemos de dos cilindros fonográficos que hacia 1898 grabó Miguel Cruz posiblemente para la casa catalana Fons-Regordosa Turull. En aquella ocasión fue acompañado de las guitarras de El Campanero y El Niño del Carmen. El primer registro se presenta, tal vez por el mismo cantaor, con las siguientes palabras:

¡Fandangos acompañados por el Niño del Carmen y El Campanero y cantados por Miguel Macaca en Córdoba!”.
 
En este primer registro desarrolla una serie de dos fandangos. Tras un temple algo sostenido aborda el primero asociado al estilo veleño o de remate de Juan Breva, mientras que el segundo presenta matices cercanos a los fandangos lucentinos también bajo el particular prisma interpretativo de Antonio Ortega Escalona. A pesar de la mala audición del registro exponemos las letras aproximadas con que Miguel Macaca aborda estos cantes:
“Que yo es que pienso en tí.
Que yo estoy viviendo en el mundo;
mira que yo sólo pienso en tí;
ahora tú eres puro viento
apagas la lengua que arde       (bis)
 
Nunca acabas de aprender
habló un sabio en su agonía
que nunca se acaba de aprender
mira que yo pierdo la vía
y así lo sabrán ustedes
no sirve sabiduría”.[23]
 Lo escuchamos
 
 
El segundo registro se presenta del siguiente modo:

¡Malagueñas cantadas por Miguel Macaca acompañadas por el Niño del Carmen y El Campanero!”.
 
Se trata en esencia del segundo estilo de malagueña de Juan Breva que aborda con gran valentía y conocimiento. Las presentes grabaciones demuestran que Miguel Cruz fue un fiel intérprete de los cantes del cantaor veleño. Hay que destacar el modo de acometer el 4º tercio en una tesitura sostenida y álgida. Consolida una interpretación brillante y fiel del estilo a pesar de su mala calidad que desarrolla con la siguiente copla aproximada:

“Es mi sentir tan profundo.
Desde que murió mi mare
es mi sentir tan profundo;
como ella eran tan débil
con la enfermeá no pudo
sin tener calor de naide

Lo escuchamos

 

Aparte de estos registros y de las cantiñas existen otros posibles cantes del repertorio de Miguel Macaca que podemos escudriñar. Ya hemos visto por el testimonio de Pepe el de La Matrona que cuando Miguel Cruz salió del presidio solía interpretar con frecuencia una soleá con esta copla: “Es preciso publicar / lo que me pasa contigo / pa que s’entere la gente / con el martirio que vivo”.

El cantaor sevillano Manuel Escacena

El hecho cierto es que Manuel Escacena grabó una soleá precisamente con esa misma letra y sabemos que ambos cantaores trabajaron en el Salón Filarmónico de Sevilla en 1903. No es descabellado pensar que Escacena aprendiera esta letra de Macaca por ese tiempo o que dicho aprendizaje aconteciera unos años después ya que no grabó esta soleá hasta marzo de 1914 (Odeón 13.303).
Lo hizo acompañado de Pepito Cilera en una tanda de dos soleares precediéndole a ésta que estudiamos el segundo estilo de Mercedes La Serneta: “(Si) Supiera esta serrana...”, para rematar con la susodicha copla que contiene el estilo valiente o tercer estilo de Enrique El Mellizo:
“Lo que me pasa contigo,       (3 veces)
pa que se entere la gente
con el martirio que vivo.
Es preciso publicá
lo que me pasa contigo”.
La escuchamos
 
 
En buena lógica podríamos admitir que a través de esta copla aprendiera Escacena el estilo en cuestión en la versión de Miguel Macaca. No obstante hay que tener en cuenta que ya La Niña de los Peines había grabado aquel estilo de soleá gaditana por ese mismo tiempo con las letras: “Naquero con un debé...” en 1912 con Ramón Montoya (Gramophon 3-63.050; 1.541 ah) y en 1913 con Luis Molina (Homokord 70.645; 17.913 A) y con este último tocaor con las coplas: “Amarillo sale el sol...” en 1913 (Homokord 70.649; 13.913 A) y 1914 (Odeón 13.264; SO 592), por lo que quizá pudo aprenderlo de Pastora.
Pensamos, no obstante, que por el repertorio que se dice que dominaba Macaca: cantiñas de varias clases y alegrías, junto a esta soleá del Mellizo presumible en su repertorio se podría entender que parte de su aprendizaje como cantaor lo desarrollara en Cádiz.
De otro lado hay que hacer constar que esta letra, tal como la da a conocer Pepe de la Matrona fue recogida por Demófilo en 1881, incluyéndola con el n.º 9 en el apartado “Repertorio de Silverio. Polos y cañas”, por lo que quizá Macaca la cantara también por estos aires. No hay que olvidar lo que con respecto a esos viejos cantes establece Fernando el de Triana de Macaca:
 
Fue un cantaor de extraordinarias facultades, completísimo en todos los cantes grandes por soleares y siguiriyas, las diferentes cañas y polos y serranas. Y para qué decir más; fue un verdadero maestro del cante, al que el gran Silverio contrataba por años consecutivos.”.
 
Enlazando con esto último decir que si se confirma, como todo parece, que nuestro Miguel Cruz Rodríguez natural de Carmona (Sevilla), fue en realidad Miguel Macaca, podríamos admitir la posibilidad de que este cantaor quizá fuera el primero en popularizar una famosa copla de polo en la que se menta su patria chica:

Carmona tiene una fuente
con catorce o quince caños
con un letrero que dice:
¡viva el polo sevillano!”.
 
Enriqueta La Macaca por su parte fue catalogada por Romualdo Molina y Miguel Espín, dentro de las cantaoras notables de tangos y tientos.[24] Según atestigua el coleccionista Isaac Delgado San Román, grabó cilindros de cera en 1896 o en años inmediatos posteriores para la casa Zonophone. También Romualdo Molina, afirma que sus grabaciones se hicieron en el sevillano Café de la Marina.

Calle Garcia de Vinuesa (antes calle de La Mar) de Sevilla, en el año 1884. En esta calle estuvo situado el Café de La Marina, donde grabaron en cilindros fonográficos varios cantaores flamencos entre ellos también Enriqueta La Macaca a finales del siglo XIX.
 
De esta tanda de grabaciones en Sevilla tenemos un único registro realizado hacia el año 1900 para el gabinete Fons Regordosa-Turull de Barcelona. Es curioso que en aquella ocasión Enriqueta se hizo acompañar también por El Campanero y El Niño del Carmen, por lo que hay que deducir que, o bien de algún modo eran los guitarristas elegidos por dicha sucursal fonográfica catalana o bien eran los tocaores habituales de esta pareja de flamencos a finales del siglo XIX.
El cilindro tiene el título de “Tangos” y la catalogación (CIL-35). Una voz masculina presenta la grabación de la manera siguiente:

¡Tango cantado por la Señorita Enriqueta, tocado a la guitarra de El Niño del Carmen y El Campanero; impresionado en La Marina!; ¡Viva la gracia!”.
 
Otra instantánea de Enriqueta La Macaca tocando la guitarra.

Tras un temple corto desarrolla unos tangos netamente gaditanos donde alterna repetidos dos estilos distintos. El primero, que canta por duplicado (“Ni las tengo ni las quiero...” y “Me daba alegría el verte...”), se caracteriza por dejar el verso cantado de inicio algo suelto y sostenido antes de abordar el resto del cante con la repetición de otros versos de la copla. Es atribuible a Enrique El Mellizo del que derivan otros similares como el de Manolita La Gitana o el que al parecer cantaba Juana La Macarrona, estilos que decantan hacia una variante que popularizó Pastora Pabón: “Triana, Triana...” ya con un claro sesgo trianero en la repetición del verso: “...qué bonito está Triana...”, sesgo posiblemente debido a la familia de El Titi. Este primer cante lo alterna con el otro estilo, novedoso y de transición, que ejecuta también por duplicado y sin apenas variación (“Si tú no me querías...” y “Mire usté mi madre...”) para el que debió ser Enriqueta La Macaca su máxima valedora al ser la única que los graba.
A pesar de que la guitarra apenas se oye, si se aprecia la voz recia de Enriqueta, siendo éstas las letras con que desarrolla dichos cantes:

“Ni las tengo ni las quiero.
Satisfacciones contigo             (3 veces)
ni las tengo ni las quiero         (3 veces)
pa qué más desengañitos
que lo que mis ojos vieron
 
Si tú no me querías
y haberme dejao en mi casa
con mi mare toa la vía             _(2 veces)
 
Me daba alegría el verte
¡compañerito del alma!           (3 veces)
me daba alegría el verte;         (3 veces)
y ahora se me daba tanto
el verte como no verte
 
Mire usté mi mare                  (2 veces)
que no me deja salir
que ni a la puerta de la calle”.
Lo escuchamos
 
 
Manuel Macaca, tocaor
 
Una vez recabados todos los datos a nuestro alcance sobre el cantaor y a veces bailaor carmonense Miguel Cruz Rodríguez (a) Miguel Macaca y de la cantaora y bailaora sevillana Enriqueta Jiménez Mateo (a) Enriqueta la del Macaca, haremos una breve recopilación de las noticias recabadas de otro flamenco que ostentó el mismo nombre artístico: se trata del guitarrista almeriense Manuel Clemente (a) Manuel Macaca. Algunas de estos datos ya fueron expuestos hace años por nuestro buen amigo Antonio Sevillano Miralles; no obstante no está de más recordarlas junto a otras más que las complementan.[25]
La primera noticia que nos encontramos nos hizo dudar pues aparece un Manuel Macaca (como hemos visto que a veces también se consignaba a Miguel Cruz ‘Macaca’) con Paco el Sevillano por los pagos almerienses de Berja en noviembre de 1894:
Página 2 del n.º 10.344 de la “La Crónica Meridional. Diario liberal independiente y de intereses generales” de Almería; del miércoles 7 de noviembre de 1894.
 
Si bien el resto de noticias encontradas desmienten que fuese Miguel Cruz en su faceta de tocaor y que, ciertamente se trataba de un guitarrista posiblemente de la tierra. También se puede sacar en conclusión que el aludido “Paco el Sevillano” no fuese el famoso cantaor Francisco Hidalgo Monge, también conocido como Paco el Gandul o Paco Botas, sino un tocaor con el mismo apodo.
Casi dos años dos años después, finalizando el verano de 1896 –¿tras su periplo por América del Sur dando recitales de guitarra?- lo encontramos en Almería capital. Sorprende la noticia de que sería contratado para dar conciertos en Alemania por lo que debió ser un guitarrista de mucha valía:

Página 2 del n.º 11.000 de la “La Crónica Meridional. Diario liberal independiente y de intereses generales” de Almería; viernes 18 de septiembre de 1896.
 
Hasta siete años y medio después no se tienen noticias de nuestro guitarrista que participa junto al cantaor local Francisco Gómez Cortés ‘Paco El Herrero’ y al también guitarrista Cristóbal El Sombrerero en una fiesta al rey Alfonso XIII que visitó Almería con motivo de la inauguración del llamado “Cable Inglés”. Esto sucedió el 27 abril de 1904 instaurándose así el cargadero portuario del mineral que llegaba de Alquife. El monarca fue obsequiado con una fiesta flamenca al costado del yate ‘Giralda’ a bordo del cual viajaba y así lo reseñó la prensa almeriense:

Página 2 del n.º 13.743 de “La Crónica Meridional. Diario liberal independiente y de intereses generales” de Almería, en su edición del sábado 30 de abril de 1904.
 
Almería vista desde la Alcazaba. Se aprecia la Catedral y al fondo el Cable Ingles en 1913.
 
Ocho años después, en el verano de 1912 encontramos a Manuel Macaca en la reapertura del Salón Victoria, antiguo Café España, de la calle Sebastián Pérez –actual de Concepción Arenal. Manuel Clemente dirigirá un elenco que contaría con ilustres del flamenco como Juan Breva, El Niño de la Isla, las bailaoras isleñas María, Antonia, Carmen y Micaela Núñez Porras ‘Las Mendañas’ o El Niño Medina. Así lo anunció la prensa de Almería la víspera y el día de dicha inauguración:

Página 3 del n.º 16.522 del almeriense “Crónica Meridional. Diario liberal independiente y de intereses generales”; mañana y tarde del martes 6 de agosto de 1912.
 
Página 4 del n.º 806 de “El Popular. Diario republicano” de Almería;
sábado 10 de agosto de 1912.
 
El Niño de La Isla, Juan Breva y El Niño Medina tres de los artistas flamencos que actuaron 
junto a Manuel Macaca en el Salón Victoria de Almería en agosto de 1912.

Por su parte la revista especializada “Eco Artístico” de Madrid también reseñó algunas actuaciones de este cuadro flamenco ese mismo mes de agosto en el que oficiaban de guitarristas Manuel Macaca y Eduardo Melgadillos. En él además de los mencionados estaban José Perea o Pérez ‘Niño de Marchena’, Carmen La Carola, cantaora conocida también por Carmen La Malagueña, por su lugar de origen como así también lo era la bailaora y cantaora Espiga de Oro.
 
Página 15 del n.º 99 de la revista “Eco Artístico” de Madrid;
jueves 15 de agosto de 1912.
 
Página 52 del n.º 100 de la revista “Eco Artístico” de Madrid;
domingo 25 de agosto de 1912.
 
Sospechamos que Manuel Macaca es la persona cuyo fallecimiento recoge el periódico local “La Crónica Meridional” a inicios de septiembre de 1921, aunque no podamos asegurarlo del todo:

Juzgado Municipal.- Día 3. (...).
Defunciones.
‘Manuel Clemente López, de 65 años de miocarditis crónica y Adelina Rodríguez Barrios, de 39 años, de lesiones. (...).”.[26]
 
De ser esta su identidad, el tocaor Manuel Macaca habría nacido en 1856 y fallecido el sábado 3 de septiembre de 1921. Es posible que fuera oriundo de la localidad de Mojácar.
Esperemos que estas aportaciones ayuden a complementar a estos singulares aventureros del flamenco en futuros y más completos trabajos sobre este arte.
 
Rafael Chaves Arcos.


[1] Blas Vega, José & Ríos Ruiz, Manuel: “Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco”, Ed. Cinterco (2 Tomos), Madrid. Tomo II, 2ª edición, 1990, página 431.
 
[2] Ríos Ruiz, Manuel: “Chano Lobato y las cantiñas de Cádiz y Los Puertos”, revista Candil, nº 109, Jaén, marzo-abril de 1997, página 2636.
 
[3] Fernando el de Triana: “Arte y artistas flamencos”; Madrid, 1935, página 170. La citada foto de Macaca y de Enriqueta La Macaca se encuentran recogidas en la página 9 del n.º 247 de revista ilustrada “Estampa” de Madrid en su edición del sábado 1 de octubre de 1932 para ilustrar un artículo escrito por Francisco Coves.
 
[4] Rondón Rodríguez, Juan: “Recuerdos y confesiones del cantaor Rafael Pareja, de Triana”. Ediciones Flamenco. Córdoba 2001, páginas 38 y 39.
 
[5] Blas Vega, José & Ríos Ruiz, Manuel: Ibídem. Tomo II, 2ª edición, 1990, página 431.
 
[6] Fernando el de Triana: “Arte y artistas flamencos”; Madrid, 1935, página 158.
 
[7] Pantoja y Antúnez, José Luis: “Evocación de las Grandes Figuras del Flamenco”. Ed. Asta Regia, Jerez de la Frontera (Cádiz), 1963; páginas 34 y 35.
 
[8] Rondón Rodríguez, Juan: Ibídem. Córdoba 2001, página 30.
 
[9] Rondón Rodríguez, Juan: Ibídem; Córdoba 2001, página 39.
 
[10] Hemos encontrado un Juan José Canela Díaz natural de Sevilla del distrito de Santa Ana (nacido en 1868, hijo de Francisco y María), que en el año 1895 contaba a la sazón 27 años de edad y era de profesión jornalero. Vivía con su mujer Nieves Silva Fernández (de 30 años y oriunda del barrio de la Macarena), en la calle San Jacinto n.º 63, según el Padrón de Habitantes de Sevilla de ese año. Es posible que este bailaor estuviese emparentado con el cantaor Alejandro Canela, abuelo de nuestro admirado Alejandro Segovia Camacho ‘Canela de San Roque’ (1947-2015).
 
[11] Blas Vega, José: Los Cafés Cantantes de Sevilla”; Ed. Cinterco, Madrid 1987, página 97.
 
[12] Guasp, Ernest: En busca de los gitanos. De Nina Raievska a la Cuenca”; en páginas 5 y 8 del n.º 362 de la revista “Mirador” de Barcelona; miércoles 23 de enero de 1936.
 
[13] En portada del n.º 15.322 de “La Correspondencia de España. Diario político y de noticias” de Madrid; lunes 15 de enero de 1900. También reproducido en las páginas 1 y 2 del n.º 4.094 de “El Liberal. Diario político y de intereses materiales” de Alicante del sábado 20 de enero de 1900 y en la página 2 del n.º 118 de “El Defensor de Córdoba. Diario liberal-conservador” del miércoles 24 de enero de 1900.
 
[14] Blas Vega, José: “Vida y Cante de Don Antonio Chacón”; Ed. Cinterco, Madrid 1990, página 71.
 
[15]  Blas Vega, José: Ibídem, Madrid 1987, páginas 71, 99 y 100.
 
[16] San Román, José Muñoz: “Es una novia Sevilla”. Tipografía R.M. Madolell, 1923, página 130.
 
[17] Ortiz Nuevo, José Luis: “Pepe el de La Matrona. Recuerdos de un cantaor sevillano”; Col. ¿Llegaremos pronto a Sevilla?. Ed. Demófilio. Madrid, 1975, páginas 45, 207 y 208.
 
[18] Escribano, Antonio: “Y Madrid se hizo flamenco”. Ed. El Avapiés, S. A. Madrid. 1ª edición: abril 1990, páginas 95 a 97.
 
[19] Ríos Ruiz, Manuel; artículo cit. revista Candil, nº 109, Jaén, marzo-abril de 1997, páginas 2638 y 2644.
 
[20] Fernando el de Triana: Ibídem. Madrid, 1935, página 170.
 
[21] Rondón Rodríguez, Juan: Ibídem; Córdoba 2001, página 50.
 
[22] Espín, Miguel & Molina, Romualdo: “Homenaje a Juan Varea “Rey sin corona” (1908-1985)”. Ed. Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (Ministerio de Cultura). Madrid, 1986, página 14.
 
[23] Este registro se comenta en Chaves Arcos, Rafael: “¡Qué grande fuiste Juan Breva! (Cien años que cesó su voz y pervive su eco)”; Ed. Excmo. Ayuntamiento de Vélez-Málaga, 2018; páginas 519 y 573.
 
[24] Molina, Romualdo & Espín, Miguel: “Flamenco de ida y vuelta” Editado por la VII Bienal de Arte Flamenco), Ediciones Sevilla. Madrid, 1991; página 97.
 
[25] Antonio Sevillano Miralles, ya había dado algunos datos sobre este guitarrista en su magnífico libro: Sevillano Miralles, Antonio: “Almería por Tarantas (Cafés cantantes y artistas de la tierra)”; Ed. Instituto de Estudios Almerienses de la Diputación Provincial de Almería. Almería 1996, páginas 174 a 176.
 
[26] Página 5 del n.º 19.922 de la “La Crónica Meridional. Diario liberal independiente y de intereses generales” de Almería; domingo 4 de septiembre de 1921.