miércoles, 10 de septiembre de 2025

Romeros de lo jondo: Romero El Tito, El Rentero, Manolo de Jerez...

En esta nueva entrada intentaremos recordar y reivindicar las figuras de algunos flamencos, tres al menos de la provincia de Cádiz que tenían la común particularidad de presentar Romero como primer apellido. Desplegaron su arte en distintos lugares de la geografía española e incluso en el extranjero y formaron filas o capitanearon agrupaciones con otros artistas históricos más o menos conocidos en las lides de la aventura flamenca. 
Detalle del cuadro “Un ventorillo en Andalucía”, de Narciso Inglada, 1882.
(Revista “La Ilustración Artística” de Barcelona, 23 de julio de 1883).
 
Los trataremos de forma cronológica atendiendo a las noticias que de los mismos hemos recabado. Con toda probabilidad pensamos que no están todos los que debieron ser, aunque sí trataremos a aquellos hombres que nacieron para el cante y el toque en tierras de la provincia de Cádiz y en ellas empezaron a cimentar su pequeña o gran fama.
 
 
Romero El Artillero o El Tito
 
De este singular flamenco antiguo, nacido con toda probabilidad en la ciudad de Cádiz, se afirma que también desarrolló su faceta de bailaor. Como cantaor fue largo; tuvo no obstante gran especialidad y especial predicamento en los cantes para baile de la bahía gaditana, tanto que la tradición oral de su tierra lo recuerda por su legado al versátil sistema de cantiñas. Según las épocas y lugares donde actuó se hizo conocer indistintamente por El Tito o El Artillero.
 
Esta dualidad de nombres artísticos llegó incluso a plantear la posibilidad de la existencia de dos identidades si bien los rastros artísticos aparecen de forma tan coincidente y correlativa que en nuestra opinión no ha lugar a tal distinción. De otro lado podemos adelantar que el apelativo de Artillero, más que a la especialización de su posible pasado militar, podría tener su origen en algún antecedente familiar que desempeñase tal cometido.
 
Uno de los primeros escritos que lo aluden remite a las fiestas y ambiente flamenco en su Cádiz natal, donde su participación debió ser asidua y casi imprescindible. Se trata de un ilustrativo extracto de un poema del escritor y poeta gaditano Víctor Caballero Valero (1838-1874), recogido de su libro “Antón Perulero” de 1868. En él, aparte de Romero El Tito, se cita al también cantaor Teodoro Guerrero Cazalla ʻEl Quiquiʼ (1835-1905), al tocaor Juan Trujillo y al famoso bailaor arcense Vicente Vives Rodríguez ʻEl Coloraoʼ (ca.1850-1916):
 
El pueblo, mi pobre pueblo              y lo acompaña Romero,
también tiene su casilla,                     que como el pájaro trina;
‘y allí están los montoncitos               cuando sale el ‘Colorao’
de gloria con sal molía’.                    y los dos brazos estira,
Allí van los ‘cantaores’                      se ‘junde’ la Macarena
y las macarenas lindas                       y hasta el barrio de la Viña.
que dan dos ‘patá’ en el suelo           ‘Olé’, ‘Ole te geringue’,
y el mar se muere de risa.                  Exclama una flamenquilla.
El Quiqui, el canoro Quiqui,              -Viva Cai, viva el salero!
que es el rey de las ‘cantiñas’,           Quiqui, suelta otra ‘cantiña’.
arranca muchos aplausos                  Canta el Quiqui, baila el otro
y siembra mas simpatías:                   y allí el pobre pueblo se olvida,
le toca al Quiqui, Trujillo                   con sus cantos favoritos,
que ‘chanela’ la ‘Rosita’,                   sus penas y sus fatigas.”.
 
Imagen retrospectiva de Cádiz. Campo del Sur.
 
Es posible que sus primeras actuaciones tuvieran lugar por tanto en Cádiz y su contorno, aunque también se dice que estuvo muy relacionado con la capital de Andalucía. En este sentido, la primera noticia fehaciente en la que hay constancia de su presencia data del verano de 1878 y concierne a su pertenencia al cuadro de cante y baile del primer establecimiento dirigido por Silverio en Sevilla según reseña publicada en el diario local “El Universal”, el sábado 20 de julio:

Café Cantante.-
Al de Silverio, situado en la Alameda de Hércules, asiste cada noche más numeroso público. Los cantos y bailes andaluces están de moda, y una concurrencia compuesta de todas las clases de la sociedad, desde las más elevadas a las más humildes, acude allí diariamente a aplaudir a la ‘Cuenca’, la ‘Concha’, ‘Silverio’, ‘Romero’, ‘Pérez’, el ‘Pintor’ y demás compañeros de glorias y fatigas.”.
 
Con dichos compañeros, integrantes del elenco que allí trabajaba, consta su participación en una curiosa corrida de toros la cual tuvo lugar en la Real Maestranza de Caballería de la capital hispalense a finales de ese año. Dicho evento fue organizado por el gran Silverio para promocionar aquel primer café cantante:
 
Plaza de Toros de Sevilla.
Con permiso del Excmo. Señor Gobernador Civil de esta Provincia y si el tiempo no lo impide se verificará una lícita y sorprendente corrida con 4 Novillos de Muerte en la tarde del Domingo 17 de Noviembre de 1878.
La Plaza será presidida por la autoridad competente.-
Los Cuatro Novillos que se han de lidiar, de dos á tres años, cumplidos, son procedentes de la antigua y acreditada ganadería del Sr. D. Ruperto García, de Umbrete.
Órden de La Corrida.-
Cuadrilla para Los Dos Primeros Novillos.-
Espadas, Estoqueadores ó Matadores.
El simpático y célebre tocador de guitarra Antonio Pérez, de Sevilla, y el aplaudido y no menos célebre José Jiménez (el Moreno de Rota).
Banderilleros.- El simpático bailador Antonio Páez (el Pintor), de Sevilla.- El acreditado cantador Manuel Romero (el Artillero), de Cádiz.- El aventajado joven Víctor Rojas (Vitillo), de Sevilla y el aplaudido Miguel Serrano (el Sanluqueño).
Puntillero.- El nunca bien ponderado cantador de Malagueñas Juan Breva, de Vélez-Málaga.
Todos estos individuos pertenecen á la compañía de artistas del café cantante del conocido y reputado cantador D. Silverio Franconeti.
Sobresaliente de espada para un caso inesperado, el jóven Vicente Gutiérrez (El Sombrerero), de Sevilla.
Habiéndose invitado al simpático diestro José Campos (Cara-Ancha) para salir de auxiliador de dicha cuadrilla, ha accedido gustoso, en obsequio á sus numerosos amigos.”.
 
Interior de la Plaza de Toros de Sevilla hacia 1880.
 
Así pues, en aquella lidia, aparte de él, desplegaron sus dotes taurinas el guitarrista Antonio Pérez Galindo ʻMaestro Pérezʼ (1839-1895), los bailaores José Jiménez ʻEl Moreno de Rotaʼ y el sevillano Antonio Páez Castro ‘El Pintor’ (1845-ca.1908), el cantaor sanluqueño Miguel Serrano Moreno ʻFrascolaʼ (1862-ca.1920) y el insigne veleño Antonio Ortega Escalona ʻJuan Brevaʼ (1844-1918), además de Víctor José Rojas Teresa ʻVitoʼ (1850-1912), quien fuera sastre de toreros, y a la postre marido de la gran bailaora Rosario Monge Monge ʻLa Mejoranaʼ (1858-1920) y padre de Pastora Imperio y Víctor Rojas.
 
En el otoño del año siguiente Manuel Romero fue contratado para actuar en el Café-Teatro de La Bolsa de Madrid junto a otros notables artistas andaluces, con quienes arribó a la capital el jueves 2 de octubre de 1879 según recogió la prensa local a través de “La Época” entre otros diarios:

Ayer llegaron á esta corte procedentes de Andalucía y contratados por la empresa del teatro de la Bolsa, donde harán su presentación hoy viernes, los notables artistas del género flamenco, Trinidad Cuenca, Manuel Romero (Artillero), Carmen Monteña (La Romera) y el primer guitarrista Francisco Díaz (el de Lucena).”.[1]
 
La primera comparecencia de estos flamencos tuvo lugar el miércoles siguiente, día 8, integrando el importante elenco que allí oficiaba, según anunció el periódico “La Democracia” del mismo día con el programa de lo que en dicha velada acontecería:
 
En página 3 del n.º 127 de “La Democracia. Diario político” de Madrid;
Miércoles 8 de octubre de 1879.
 
Así, Manuel El Artillero’ interpretó caña, polo y seguiriyas. El elenco estaba formado ni más ni menos que por Juan Breva, la jerezana María de las Heras Carrasco ʻLoca Mateoʼ que también dejó muestras de su baile, su esposo Joaquín Mendoza, la gaditana Elena Fernández y sevillana Carmen La Romera, estando el baile a cargo de Antonia Pachecho ʻLa Roteñaʼ y la gran Trinidad Cuenca; como tocaores, además del gran Francisco José Díaz Fernández (1859-1898), también conocido como Niño de Lucena, aparece el sevillano Manuel Ponce Simón (1853-ca.1920).
 
Calle del Barquillo hacia 1908, en el margen izquierdo se observa parte del edificio donde
se instaló el Circo Paúl, posteriormente llamado Teatro de La Bolsa y Café de la Bolsa.
 
Este mismo grupo de artistas, a excepción de Juan Breva, tomaría parte en la función que en dicho teatro tuvo lugar el viernes 24 de octubre de 1879 para paliar los daños producidos por la riada Santa Teresa; inundaciones que afectaron Murcia diez días antes al desbordarse la cuenca del río Segura. Este fue el orden del programa ofrecido por el diario “La Discusión” con parecido esquema al anterior:
 
En página 3 del n.º 112 de “La Discusión. Diario democrático de la mañana” de Madrid;
Viernes 24 de octubre de 1879.
 
El citado coliseo de la calle del Barquillo ofertó nuevas funciones flamencas con el mismo elenco en los entreactos de las representaciones teatrales. Una semana después el mismo diario anuncia la que tuvo lugar el primer día de noviembre, en la que El Artillero, en ausencia de El Breva, repite sus malagueñas:
 
Espectáculos para hoy.- (...).
Bolsa (Barquillo, 7).- De cuatro á seis y media.- Octavo concierto flamenco.- Primera parte.- Bucharest, wals, por la orquesta.- Soleás cantadas por María de la Hera (loca de Mateos).- Peteneras cantadas por Carmen Montaño.- Seguidillas gitanas cantadas por Carmen Montaño.- Seguidillas gitanas cantadas por Joaquín Mendoza.- Malagueñas cantadas por Manuel Romero (Artillero).- La cruz roja, schotis, por la orquesta.- Alegría bailada por Antonia Pacheco.- Alegría bailada por Trinidad Cuenca.
Segunda parte.- Marcha turca, por la orquesta.- Soleás cantadas por Carmen Montaño.- Peteneras cantadas por Joaquín Mendoza.- Seguidillas gitanas cantadas por María de la Hera (Loca de Mateos).-  Caña y Polo cantados por Manuel Romero (Artillero).- Talía, polka, por la orquesta.- Alegría bailada por Trinidad Cuenca.- Tango americano cantado y bailado por Antonia Pacheco (la Roteña).- Hamburgo, polka mazurka, por la orquesta.
A las ocho.- Los locos de Leganés.- Canto y baile flamenco.- Un inglés.... flamenco.- Canto y baile flamenco.- El señor de Taravilla.- Canto y baile flamenco.- El vestido de mi mujer.- Canto y baile flamenco.”.[2]
 
El Loco Mateo, se hermana María de Las Heras Carrasco ʻLa Loca Mateoʼ,
Paco el de Lucena y Josefita La Pitraca.
 
A finales de ese mismo año parte de aquel elenco, dirigido por el propio Artillero, viajaría a tierras francesas, conformando la parte flamenca de las actuaciones a partir del jueves 18 de diciembre en el Hipódromo de París, junto a varias cuadrillas de toreros contratadas para la lidia de reses bravas. Según consignó el “Diario de Córdoba” una semana antes, los espadas contratados fueron: Gonzalo Mora ‘Valiente’, Antonio Carmena ‘Gordito’, Rafael Molina ‘Lagartijoʼ y Ángel Pastor. El espectáculo contó además con una agrupación de bandurrias y guitarras compuesta por más de una veintena de profesores. La lista de artistas flamencos era la siguiente:

Cantadores y bailadores flamencos: Don Manuel Romero, jefe (canto), doña María de la Hera (canto y baile), Carmen Montaño (canto y baile), Elena Fernández (canto y baile), Dolores Bilbao (canto), Joaquín Mendoza (canto), José Valdeolivas (guitarrista), Manuel Ponce (guitarrista).”.[3]
 
Grabado del interior del Hipódromo de París del año 1879.
 
De estas actuaciones en la capital francesa un corresponsal que firma como Montes, emitió una extensa crónica de lo acontecido la referida noche del 18 de diciembre de 1879 para la prensa madrileña, la cual se publicó en primera instancia en los periódicos “El Fénix” y “El Imparcial”, siendo posteriormente reproducida por infinidad de diarios nacionales, de la cual entresacamos los siguientes párrafos:
 
Telegramas Particulares.-
París 18.- Inmensa é indescriptible animación en el Hipódromo. Desde las últimas horas del día innumerable muchedumbre acudía á las cercanías del Hipódromo. Las puertas se han abierto hace pocos momentos y una oleada humana ha penetrado por ellas. La fiesta no comenzará hasta las diez y media. (...).
Al entrar, atrae en primer lugar la atención la torre que representa la Giralda y la casa de Murcia con sus palmeras enanas, sus plantíos de nopales y sus abanicos de pitas. (...).
A las diez y cuarto llegó S. M. la Reina doña Isabel, acompañada de la marquesa de Alta-Villa y otras damas de su servidumbre. (...).
La cuadrilla da una vuelta por la pista, atravesando al compás de la orquesta de bandurrias dirigida por Más que comienza el paso doble de Pepe-Hillo, apenas termina la «Marcha de las Antorchas.» La cuadrilla recorre la calle formada por las tiendas y estrados de las artistas de Mr. Franconi, Sahara Bernhardt, la Croizette y las discípulas del conservatorio. Llueve sobre los toreros gran copia de flores. Ellos saludan con las manos y quitándose las monteras. Al pasar por delante del palco regio, los diestros se detienen. Detrás de la cuadrilla y entre la orquesta de guitarras van los «cantaores»: cuatro mujeres y cuatro hombres. De éstos citaré á Romero, y de aquella á la María, bien conocidos de los aficionados al «cante flamenco». (...).
La overtura de Oyeron, ejecutada por la música de la Guardia Republicana, y un wals, por la orqueste de Metra, sirve de prólogo á la sección de «cante flamenco» que se inaugura entre atronadores bravos cuando la ‘cantaora’ María aparece delante de la fila de los toreros. Es un cuadro verdaderamente español que recuerda las escenas de la «Colomba» del popular Merimée el que ofrece aquella brillante reunión de trages bordados y rostros morenos, en medio de la cual suena la acompasada cadencia de las guitarras y las bandurrias y la voz melodiosa de la «cantaora sevillana».
Cada copla produce tempestades de aplausos, vivas á España, á Sevilla y á los toreros. (...).”.[4]
 
En otra crónica de aquella fiesta española celebrada en aquel recinto y presenciada por más de veinte mil personas, se asegura haberse cantado “polos, soleás, malagueñas” por parte de los cantaores. De lo acontecido al día siguiente, en artículo inserto en la publicación madrileña “El Viajero Ilustrado”, se dice:
 
La Fiesta del Hipódromo.
París 19 de Diciembre. (...).
Entre la orquesta de guitarras se distinguen los ʻcantaoresʼ, y entre los ʻcantaoresʼ brillan la María y Romero, ídolos de los aficionados al canto ʻflamencoʼ.
La música de la guardia republicana ejecuta la obertura de Oberón y la de Metra un wals: luego... la María se presenta delante de la fila de los toreros.
Los bravos son atronadores: Una atmósfera de entusiasmo enardece aquellos rostros morenos, á la melodiosa voz de la cantaora sevillana y al compás de bandurrias y de guitarras.
No son ya aplausos atronadores, sino verdaderas tempestades las que á cada copla se suceden.
Vivas á España, á Sevilla, á la cantaora y á los toreros. (...).
No causa menos entusiasmo el baile de gitanos sobre una tarima. A los pies de las ʻbailaorasʼ caen flores y monedas: las unas se venden en pública subasta y las otras van á parar á la alcancía de los pobres.”.[5]
 
La bailaora Trinidad La Cuenca.
 
Esta compañía andaluza de cante y baile sería reforzada bajo la dirección del empresario don Antonio Calzadilla, quien la presentará en el Teatro Atheneum de París en febrero de 1880 en una primera velada organizada para el socorro de los inundados de las provincias de Levante. Se hicieron varias representaciones escénicas de costumbres andaluzas y cubanas ilustradas por los flamencos, entre quienes se encontraban, además de Romero El Tito, la cantaora onubense Dolores La Parrala con Carmen Montaño ʻLa Romeraʼ, las cantaoras y bailaoras Carmen Vera, Gertrudis Cárcamo ʻLa Churronaʼ que bailaba por soleá, los bailaores Francisco Ortega Feria ʻPaquiroʼ, José Jiménez ʻEl Moreno de Rotaʼ, las malagueñas Trinidad La Cuenca y Encarnación Gutiérrez ʻLa Niña Josefinaʼ y el gran guitarrista Paco de Lucena, destacando también entre las bailaoras-boleras la madrileña Lola Gómez. De la crónica relativa a dicha presentación inserta en el periódico francés “Le Paris-Portrait”, que reprodujo el sevillano “La Andalucía”, exponemos estas ilustrativas líneas:
 
La primera parte representa un cuadro de costumbres andaluzas: ‘Un domingo en la playa de Málaga’. Paco de Lucena prodiga su talento de incomparable guitarrista; lindas mujeres aplauden (...). De pronto se levanta una de estas mujeres, y sutil, nerviosa, y levantando con una gracia infinita sus brazos por encima de su cabeza, haciendo resonar en sus lindos dedos las castañuelas, baila con un paso lleno de gracia y de voluptuosidad: sus hechiceros ojos medio dormidos, sus pequeños pies, sus movibles caderas, sus brazos que se abren amorosamente, hacen de esta danza la cosa más seductora del mundo.
El segundo cuadro se titula: ‘Una plantación en Cuba’. (...). Una artista llamada Carmen, vestida á la usanza de las negras, canta con una entonación particular una canción cómica de lo mas original que se ha visto, termina por una escena bailada y cantada por la Carmen y por Moreno, uno de los mejores boleros que hay en la compañía.
El tercer cuadro representa ‘Un baile después de la corrida de toros’. En este cuadro se representa la, risa, alegría, las danzas y la música española. La Trini, Encarnación y Carmen son las heroínas; la primera es la personificación esquisita de la jitana (bohimiana), ojos de fuego, dientes de perla, cabellos negros y rizados, color mate lleno de esplendor y vida, cabeza de virgen y de demonio, bailando con gran soltura, nos presenta instintivamente un tipo desconocido en nuestro país. La segunda, Encarnación, una joven de diez y seis años, tiene la belleza exuberante y soberbia de los españoles del Norte y la gracia natural y apasionada de Andalucía; su baile seduce á todos los que la ven; y en cuanto á la última, bella también, aunque de una belleza estraña y particular, representan en esta compañía lo que yo llamarla la nota acentuada, Al ver su cuerpo retorcerse y doblarse sobre sus poderosos riñones, se siente frío en las carnes, y se comprende que el amor es el pensamiento y la vida de la mujer andaluza.
Solo nos resta manifestar que todos los individuos de que se compone la compañía merecen nuestras felicitaciones. El canto de los esposos Romero tiene un sabor y un gusto que hacen las delicias de los españoles del Mediodía: Moreno puede luchar con Carmen como originalidad; Paquiro tiene juegos de fisonomía admirables; la Nena tiene el encanto, de la infancia; Rosita la elegancia de la joven, y Elisa es toda una persona muy amable, sintiendo no poder citar á todos por no ser posible el recordarlos uno por uno. (...).”.[6]
 
Los artistas de la Compañía hispano-andaluza durante su actuación en Berlín
(Fotografía del diario “Illustrierte Sport-Zeitunt”, 23 de mayo de 1880).
(Archivo Ángeles Cruzado).
 
Otra de estas actuaciones fue la que tuvo lugar en el Teatro Taitbout el jueves 11 de marzo de 1880, del que se destacan del programa, recogido posteriormente por la revista especializada francesa “Paris Spectacles”, los siguientes cuadros:
 
Un domingo en la Plaza de Málaga. (...).
‘Peteneras’, del Sr. Romero.
Escenas y bailes.
Las señoras Gómez, baile de ‘Vito’. Encarnación e Iglesias, ‘Malagueñas’. Gabriela y M. Moreno, ‘Soledad’. Carmen Vera, ‘La Jitana’. Encarnación, ‘Cantiñas’. Ortega y Lieva, ‘La Jota aragonesa’. Dolores, ‘Cantiñas’. La Nena y Eloy, ‘La Gallegada’. Gabriela, Romero, Elisa, Matilde, Heloise, Martínez, Pérez, Techada. (...).
Interludios. (...).
Paco de Lucena, guitarra (...).
Canción cubana. Tango: ‘Ábreme la puerta’ de la señorita Carmen Vera. (...).
Después del encierro. (...). Danza.
Las señoras Gómez, Iglesias, el Sr. Prous, ‘la Tertulia’, baile español.
‘Cuarteto del beso’ (o Sevillanas). Las señoras Encarnación y Trini. Las señoras Dolores y Carmen Vera.
Sr. Paco de Lucena, Guitarra sola.
Las señoras Gabriela, Giménez, Anita, Lola Pérez, Díaz, Carmen Montaño, Emilia, Martínez y Conchita”.[7]
 
La crónica anterior inserta en “La Andalucía” merece una reflexión, pues llama la atención la frase que dice: “El canto de los esposos Romero tiene un sabor y un gusto que hacen las delicias de los españoles del Mediodía”. Tal párrafo podría establecer que Manuel Romero estuviera casado en ese tiempo y que su mujer formaba parte del elenco que actúa en París, siendo por demás eminentemente cantaora. En este sentido podríamos conjeturar la posibilidad de que la compañera sentimental o esposa del propio Romero El Artillero fuese ni más ni menos que Carmen Montaño quien aparece en múltiples ocasiones trabajando con él y que por tal circunstancia fuese apodada ʻLa Romeraʼ. Ya vimos cómo la presencia de ambos se repite en distintas agrupaciones flamencas desde su llegada a la capital de España a inicios de octubre de 1879.
Es posible que Carmen fuese familiar o hermana de la bailaora Adela Montaño ʻLa Sevillanaʼ a la que encontramos en el beneficio ofrecido a la artista portuense Pepa La Coquinera en el Liceo Ríus de la calle Atocha de Madrid, la noche del martes 29 de mayo de 1894, en el que también participaron las bailaoras Juana Aguilar e Isabel y Antonia ‘Las Borriqueras’, los cantaores Juan Breva, Rita La Cantaora y Paco el Malagueño, y los tocadores Ángel de Baeza y Rafael de Lucena.
 
Tras París la compañía de Calzadilla realizó una gira por Europa actuando en los teatros de las capitales más importantes constatándose que en mayo de 1880 lo harían en Berlín. 
Tras esta aventura europea El Artillero dirigirá un nuevo elenco en el Salón Filarmónico de Sevilla, el cual, a inicios de junio de ese año, se presentó en Córdoba, contratado ex profeso para la Feria de Nuestra Señora de la Salud. La prensa local, ofrece un dato relevante sobre dicha compañía flamenca al señalar “que asistió a las fiestas de París y recorrió las principales capitales de Europa”.[8] El elenco, para el que se habían reclutando de bailaores al sevillano Manuel González ʻPamplinasʼ, la jerezana Isabel Delgado Santos (1863-1909), la granadina Concepción Rodríguez ʻLa Carboneraʼ y la roteña Antonia Pacheco, actuó desde el sábado 4 al lunes 6 de junio en un teatrito construido al efecto en el paseo del Gran Capitán, inmediato a la casa del Marqués de Gelo: 
En página 3 del n.º 9.256 del “Diario de Córdoba. De comercio, industria, administración,
noticias y avisos”; domingo 5 de junio de 1881.
 
Se observa cómo Manuel Romero El Artillero, único cantaor del cuadro, ejecutaría entre sus vasto repertorio, como no podía ser de otro modo y para tanta bailaora y bailaor, sus inimitables “cantiñas”.
 
Avenida del Gran Capitán de Córdoba en el emplazamiento donde se encontraba el teatro donde actuó el elenco de Manuel El Artillero. En primer término el desaparecido palacio de los Marqueses del Mérito, tras del cual aparece el del Marqués de Gelo. Es posible que el teatro se levantara entre ambos, al final del callejón que llevaba al Teatro Circo, después Duque de Rivas.
 
A través del corresponsal del diario madrileño “El Globo” sabemos que la primera semana de agosto de 1882 cantó Romero El Tito en la localidad de Rota, tras el almuerzo que el acreditado bodeguero don Fernando Pisorno ofreció al General Gobernador Militar de Cádiz, don Alejandro Rodríguez de Arias y a la municipalidad de la villa.
De la bodega pasó el general con sus amigos al castillo del duque de Osuna, en una de cuyas torres –de admirables vistas- tenía preparada el administrador, don José Calderón, una mesa con una gran merienda, que sólo fue tocada por galantería, pues ‘no cabía más en el cuerpo’.
Allí hubo ‘cante flamenco’, luciéndose un tal Romero, que es un primor cantando ‘peteneras’ y ‘serranas’.
A las siete de la tarde era despedido el general en el muelle por todo el pueblo, acompañándolo hasta Cádiz, además de su simpático ayudante, algunos amigos. (...).”.[9]
 
Iniciado el año siguiente existen noticias de las actuaciones de Romero El Tito en la ciudad Écija. Al parecer capitaneaba otro elenco con el que ofreció recitales de cante y baile flamenco para la nueva temporada del Café Universal, local que se venía utilizando hasta entonces como reñidero de gallos.
Gracias al amigo Chemi López, quien ya abordó hace tiempo la actividad flamenca de este establecimiento y que amablemente nos ha facilitado la documentación al respecto, sabemos que fue Juan Peñaranda, un alto cargo militar que sirvió en Écija, quien regentó dicho establecimiento durante aquel tiempo.
 
Écija, hacia 1920. El Salón, que es la segunda fachada que aparece, es
donde al parecer se ubicó el Café Universal.
 
De la susodicha agrupación flamenca destaca también el guitarrista El Carmoné –quien ya había acompañado a Juan Breva y Paco El Sanluqueño en su visita a la Ciudad de las Torres para inaugurar doce días antes aquel local- ofició de tocaor de aquel nuevo cuadro formado en parte por artistas locales como las bailaoras Concha Arias y Pepa Reyes. La primera actuación tuvo lugar el jueves 24 de enero de 1883, según señaló el diario local “El Cronista de Écija” al día siguiente: 

Ayer quedó inaugurada la segunda temporada de cantos y bailes flamencos en el café Universal. Como en la anterior, estuvo lleno el local teniendo que quedarse en pié un numeroso público que no encontró sitio donde sentarse.
Entre los artistas que sobresalieron debemos consignar á la Juanita, que vestida de botín, calzón corto, faja, chaquetilla y sombrero de queso se bailó de modo que el público llegó al más alto grado de entusiasmo, también debemos hacer notar á la cantadora Carmen Montaño que con su preciosa voz arrancó aplausos muy merecidos así como el cantador Manuel Romero. Los demás artistas son sin embargo notables, cada uno en su género.”.[10]
 
Una semana después seguían actuando con éxito en el referido establecimiento según señaló el citado periódico:
 
En página 2 del n.º 65 del diario “El Cronista de Écija”;
Jueves 1 de febrero de 1883.
(Fotografías cortesía de Chemi López).
 
A partir de este momento la pista de Manuel Romero se pierde no habiendo encontrado por nuestra parte más noticias relativas a este importante cantaor. Es posible que alternase estas actuaciones con las de Sevilla, en el Café de Silverio sito en la calle Rosario n.º 4 y en el viejo Café del Burrero entre las calles Tarifa y Amor de Dios en distintos periodos que irían desde 1884 a 1888. Por los testimonios recabados es en este último periodo de su trayectoria artística donde empezaría a ser más conocido como Romero El Tito, tratamiento que al parecer tenía en Cádiz. A pesar de esta ausencia de información en cuanto al seguimiento de su trayectoria artística hay que ponderar las opiniones de su arte que bien de forma directa, a través de algunos testigos o la propia tradición cimentaron la fama de este gran cantaor.
 
También es cuanto menos curioso constatar que la posible esposa de Romero El Tito, Carmen Montaño, a partir de finales del mes de noviembre de 1894 se encontrara trabajando en Madrid como cantaora, aunque ya sola, sin la presencia de aquél, en las funciones flamencas del referido Liceo Rius. Formaba parte de una agrupación que integraban los cantaores Juan Breva, José Barea, Félix Magán ʻEl Pollo de Jerezʼ y Paco El Malagueño; las bailaoras Juana y María ʻLas Macarronasʼ, Antonia, Isabel y Lola Las Borriqueras, Salud y Lola Rodríguez ʻLas Hijas del Ciegoʼ, el bailaor Antonio de la Rosa ʻPichiriʼ y los tocadores Paco Barberán, Francisco Martínez, Pepe el Cordobés y Rafael de Lucena.
A mediados de mayo de 1897 constan nuevas actuaciones suyas en el mismo local, anunciado como Salón Variedades, junto a los cantaores Félix Magán, Francisco Maldonado y Francisca Blanco, las bailadoras Isabel Santos, Adela Moreno, las hermanas Juana y María ʻLas Macarronasʼ y Matilde y Soledad Arce ʻLas Hijas del Chivoʼ, además de María Jesús Reina que debía ser hija o sobrina de Paco el Águila, quien junto con Rafael Martínez y el Maestro Bautista oficiaban de tocaores.
Al mes siguiente la encontramos en Santander en el café cantante de la Plaza de la Dársena, cerca del muelle pesquero, en un cuadro donde le cantaba a Juana La Macarrona, anunciándola la prensa local como gaditana:
 
En página 3 del n.º 760 de “El Cantábrico. Diario de la mañana” de Santander;
Miércoles 2 de junio de 1897.
 
Es posible que trabajaran en dicho local todo ese verano donde, a inicios del mes de julio se sumó al elenco el cantaor sevillano Antonio Revuelta Jiménez ʻSeñor Revueltaʼ (1853-1912). De ella sabemos que era cantaora con especialidad en seguiriyas, peteneras, soleares y alegrías que además bailaba.
A partir de ese mismo año la pista de Carmen Montaño desaparece. Si como aquí se evidencia Romero El Tito actuó desde octubre de 1879 junto a ella y al menos desde 1894 ya no consta su presencia, induce a pensar que a partir de esa fecha posiblemente el cantaor hubiera fallecido.
 
 
Aproximación a los cantes de Romero El Tito
 
Visto queda, a través de las noticias encontradas que Romero El Tito o El Artillero fue un cantaor largo. Recordamos por sus actuaciones que entre su repertorio se encontraban los polos, cañas, seguiriyas, soleares, malagueñas, peteneras y serranas. No obstante la tradición oral de su tierra le confiere la excelencia por su aportación al mundo de las cantiñas donde, además de afianzar estilos antiguos, debió instaurar giros melódicos y acentos nuevos que impuso sin pretenderlo por su arrolladora idiosincrasia cantaora. En dicho contexto la tradición le otorga la recreación de la romera, cantiña que se creía titulada de tal guisa como señal de su impronta o personal aportación. Fernando Quiñones evocó del siguiente modo su singularidad artística a través de la tradición:
 
Tanto por su capacidad creadora como por su fama de guapo y de marchoso, y, sobre todo, por la alegre imagen juvenil que de él ha quedado flotando sutilmente en el ancho mundo del flamenco, la figura de Romero El Tito nos suscita siempre el recuerdo de su conciudadano y casi coetáneo Paquirri El Guanté, si bien no alcanzó la perduración artística de éste, pese a su profesionalidad.
Sobrino de Tío José El Granaíno y nacido, según pareceres, en el barrio de Santa María o en el de La Viña. Romero El Tito, desde el Café de Silverio, inundó a Sevilla de cantiñas; se le adjudica un estilo de caracoles, que lleva su nombre; en Cádiz, algunos de los más viejos del lugar me aludieron también harto vagamente, a no sé que soleá de Romero El Tito...
Fue, además de cantaor, un bailaor de muchos quilates; una tarde..., vi bailar en Cádiz, de modo fragmentario pero espléndido, los que me dijeron ser los caracoles de Romero El Tito, dotados de gracia, brío y elegancia, en efecto consecutivos de todo un espectáculo... que se pierde y se pierde cada día”.[11]
 
Tomás Andrade de Silva, a través de su informante Perico del Lunar sobre las opiniones que aquél tocaor jerezano había recabado a su vez de los viejos cantaores, definió así al legendario cantaor:

Romero El Tito fue un ʻcantaorʼ muy popular en los cafés cantantes del último tercio del siglo XIX; sobre todo, de los cafés cantantes de la baja Andalucía, ya que fue un ʻcantaorʼ de plantilla en los sevillanísimos Burrero y Café de Silverio, y también cantó con mucha frecuencia en Cádiz, en los Puertos y Sanlúcar de Barrameda.
Estilista de instinto rítmico inimitable, tuvo estilo propio inconfundible, haciendo de los cantes con baile creaciones realmente personales. Por sus giros rítmicos, por la firmeza rotunda de su compás, era el ʻcantaorʼ preferido por las ʻbailaorasʼ de ʻtroníoʼ, que lo llamaban de todas partes. De la garganta de Romero el Tito, las bulerías, las alegrías, los tangos surgían –como hubiera dicho La Mejorana, madre de Pastora- ya hechos baile. En los quiebros de la voz de El Tito había un duende de la plasticidad y del movimiento. Un duende que daba nervio, vida y fuego a los gestos de las ʻbailaorasʼ.
Así, ninguna ʻbailaoraʼ de la época bailó con más ʻrajoʼ, con más dinámico flamenquismo, que cuando Romero el Tito les cantaba.”.[12]
 
El modo en que este intérprete impuso las cantiñas en Sevilla puede calibrarse en la evocación que el cantaor Rafael Pareja plasmó en el “Capítulo VI” de sus “Recuerdos y confesiones”, describiendo su arte en el apartado titulado “Romero y sus “Alegrías”.-”, donde refiere su quehacer artístico en el “Viejo Café de “el Burrero”,” sito en la confluencia de las calles Tarifa y Amor de Dios. Pareja, quien le tenía por el mejor ejecutante de dichos estilos para el baile, pone en valor su ineludible influencia en otros intérpretes de su tiempo, a la vez que expone varios de sus estilos de cantiñas por las coplas de su repertorio apuntadas:
 
No quiero terminar este capítulo de viejas glorias sin decir algo sobre Romero de Cádiz, criado entre Jerez y Sevilla, el mejor cantaor por Alegrías para acompañar al baile. Le cantó a los mejores bailaores y bailaoras de la época y esto exigía –ya lo dije- no sólo gran potencia de voz, sino también extraordinarias facultades que en él concurrieron como en ningún otro.
Su letra favorita, que la cantaba siempre al “Raspaó” (el mejor bailaor de su tiempo), era:
“Ya te lo he dicho, Romera,
no me cantes más cantares,
que si te llego a pillá,
ni el Santolio a ti te vale.
Por Dios y por amor de Dios,
Romera, te quiero yo”.
 
Estos son los verdaderos Caracoles.
A Manuel “Pamplinas” (...), le cantaba, también por Alegrías:
 
Cómpreme Vd. esta levita,                  Yo traigo tela pa pantalones,
usted que gasta castora,                     traigo bretaña pa camisones,
que es prenda que da la hora             yo compro y vendo con mi dinero,
volviéndola del revés,                         y a todas las despacho
le quita usted la solapa,                      con mi salero.
le pone un cuello bonito,                    Várgame Dios, Tomasa,
parecerá un señorito,                         vente conmigo
como un figurín francés.                    y no tengas guasa.
 
Claro es que los inteligentes saben que estas Alegrías (cante grande, muy grande) para acompañar a las bailaoras y bailaores, grandes también había que bailarlas muy despacio y acompasado), no son las que ahora llaman Alegrías y cantan todos los coupleteros (...).
A Romero lo copiaron Paco “el Sevillano”, de Cantillana; Lorente y “El Quiqui”, de Cádiz; “El Porreta” de Sanlúcar de Barrameda; Miguel “Macaca” y “La Juanaca”.”.[13]
Posible fotografía de la cantaora malagueña Juana Escalona Bernal ʻLa Juanacaʼ,
discípula de Romero El Tito en cantiñas.
 
Manuel Ríos Ruiz, al hablar de uno de sus compañeros paisanos de su tiempo, Teodoro El Quiqui, incide en el hecho de que, a través del Café de Silverio, impuso en Sevilla diversas cantiñas, romeras principalmente, además de ciertas versiones de caracoles apuntadas, alegrías y mirabrás, al recoger de él los siguientes datos:
 
Y continuando con lo que consta en la tradición oral, hay que reconocer la gran importancia del cantaor Romero El Tito –cuyo nombre de pila se desconoce-, que ejerció su arte igualmente en los mismos tiempos, gozando de una gran popularidad. De él se afirma que fue el primero en llevar a Sevilla, concretamente a las tablas de los cafés cantantes, los aires y giros cantaores de la bahía gaditana y que divulgó una serie de cantiñas, romeras, principalmente, y versiones de los caracoles, mirabrás y alegrías. Aunque no se conoce ni siquiera un documento gráfico de él, los que le conocieron personalmente aseguraron que tenía una figura marchosa y esbelta y que conservó pese al paso de los años una imagen muy juvenil. Alguien apuntó, asimismo, que era sobrino de Tío José El Granaíno, y que por si fuera poco su arte cantaor, ʻbailaba de bien para arribaʼ y que difundió para siempre la letra más conocida de las alegrías (...):
 
ʻA Cái no le llaman Cái
que le llaman relicario
porque por Patrona tiene
a la Virgen del Rosarioʼ. (.../...).
 
Los viejos aficionados con los que hemos cambiado impresiones al respecto, opinaban generalmente que Romero El Tito y Miguel Macaca fueron los cantaores que más sobresalieron antaño en la interpretación de las romeras, a finales del siglo XIX, en los cuadros flamencos de Sevilla, Málaga o Cádiz. (.../..).
Lo que resulta curioso de las romeras en su denominación, sobre la que existen dos teorías muy dispares. (...). Mientras para unos estas cantiñas se llaman romeras porque las creó y popularizó Romero El Tito, a quien también se le atribuye la copla más clásica de ellas, la ya citada
 
(ʻRomera, ay mi Romera,
no me cantes más cantares,
si te có,
si te cojo junto al jierro,
no te salva ni tu mareʼ),
y el juguetillo que dice:
ʻTus cabellos y los míos
se han enrreao
como la zarzamora
por los vallaosʼ.
 
Para otros investigadores y estudiosos del flamenco, el nombre de romeras se debe a que sus coplas, como en otros distintos estilos, se alude a La Romera, la mítica cantaora citada por “Demófilo” en su Colección de cantes flamencos (1881) y que, al aparecer, fue una mujer de vida azarosa y muerte violenta (...).”.[14]
 
El proceso referido a la formulación de la romera lo explicó Andrade de Silva del modo que sigue:
Romero no cesaba de buscar, incansable, nuevos ritmos o siquiera variantes para sus ʻcantes con baileʼ. Así, en una de sus estancias en Sanlúcar de Barrameda encontró el Torrijos, cante ligero que el pueblo había adoptado justamente en aquellos años. Así, de una antigua cantiña hizo o recreó un estilo bailable, al que aplicó su propio apellido, titulándolo romera.
Cante dinámico y valiente, la romera se popularizó muy pronto, siendo muchos los ʻcantaoresʼ que la han cultivado y cultivan como cante independiente.”.[15]
 
Pero no eran los “Torrijos”, sino las propias “Romeras del Granaíno” las que adaptó, pues todo apunta a que aquéllas, más antiguas, ya estaban plenamente conformadas merced al sanluqueño José Jiménez cuya escuela tuvo principal continuador en el propio Romero El Tito. Además, y como sostenía José Blas Vega, es más que probable que fuese el propio Manuel Romero el informante de Antonio Machado y Álvarez ʻDemófiloʼ (1848-1893) cuando en octubre de 1882 recopiló las “Romeras del Granaíno” y “El Almorano” para la revista “El Folklore Andaluz”, de los que apostilla:
 
Transcribimos estas dos canciones con la ortografía que corresponde á la pronunciación del que nos recitó estas canciones, que es uno de los más conocidos cantaores del Café de Silverio.”.
 
Demófilo: “Alegrías”; en páginas 324 y 325 del n.º 8 de la revista “El Folklore Andaluz. Órgano de la Sociedad de este nombre”; Francisco Álvarez y C.ª, Editores. Sevilla; octubre de 1882.
 
La música de este Almorano sirvió para que Tío José recreara el mirabrás con letra de pregón que aparece en la zarzuela del maestro Soriano Fuentes llamada “El Tío Caniyitas” estrenada en el Teatro San Fernando de Sevilla en el año 1849; pregón llamado indistintamente “La Frutera” y “La Confitera”. Utilizó sólo la letra, pues la parte musical de dicha zarzuela estudiada por el profesor Manuel García Matos, difiere de la del mirabrás. Es muy posible que Romero El Tito, que conocía la letra, contribuyera a definir o popularizar el mirabrás, adaptando dicha cantiña, puesto que como ya expresó José Blas Vega, no parece haber duda de que el estribillo del “Almorano” sirvió para darle nombre.[16]
 
En cuanto al ʻTorrijosʼ, es más que probable que fuera otra cantiña heredada que con Romero El Tito tomara plena vigencia como se advierte en el artículo de José Navarrete “Sevilla en el mes de Abril”, alusiva a su Feria del año 1874. En dicha narración se menciona claramente “los «Torrijos» del Granadino”; en esencia antigua canción patriótica del periodo liberal, alusiva al fusilamiento del general José María de Torrijos y Uriarte (1791-1831), que posiblemente transformase en cantiña Tío José, popularizándose posteriormente en la capital hispalense merced a El Tito de quien la tradición señala era, por demás, sobrino de aquél:
 
Extracto del artículo “Sevilla en el mes de Abril”; en página 8 del n.º 5.087 del diario
La Andalucía” de Sevilla; jueves 28 de mayo de 1874.
 
Del mismo modo en que para el mirabrás se asegura que Tío José acopló la música del Almorano es posible que obrara de igual modo para sus “Torrijos del Granadino”, que no serían sino dicha canción nuevamente adaptada a la órbita melódica de aquél. Esto se explicaría en cierto estilo que en 1961 grabó Antonio Castillo Melero ‘Niño de Barbate’ (1906-1976), con la guitarra del onubense Maestro Rofa dentro de una serie titulada “Mirabrás”. El cantaor de Vejer de La Frontera, conocedor de estilos antiguos, expone, tras el clásico “A mí qué me importa...”, un esbozo de la antigua canción liberal en un aire muy similar al de dicho mirabrás aunque no idéntico.

Pepe Marchena también incluye dicho estilo en el volumen 3 de sus “Memorias Antológicas” (Belter 12.719), en un registro donde, tras una cantiña asociada a una letra de bambera, acomete una versión algo más extensa y con desenlace distinto al grabado por El Muela. No obstante, en cuanto a fidelidad melódica de la cantiña original es posible que José Tejada haga algunas concesiones si atendemos a su declaración de inicio, en que presenta el cante de esta guisa: “Cantiñas de mi creación, aires de mirabrás”. A pesar de ello existen entre ambas versiones tramos melódicos de encuentro que exponemos en negrita. Escuchamos las partes aludidas extractadas de sus correspondientes registros en una única escucha comparativa. He aquí las letras:

    Niño de Barbate                               Pepe Marchena
 
Cuando mataron a Torrijos               El día que mataron
la gente se amotinó                           a Torrijos el valiente
le tiraron camisas embreadas          se amotinó la gente
y Torrijos asín se entregó.                y el celo se nubló.
Torrijos así se entregó                      Y a Torrijos le tiran
pero a sus sordaos no                       camisas embreadas
cuando mataron a Torrijos                por ver si se entregaba;
la gente se horrorizó.                        Torrijos no se entregó.
                                                            Si yo me entrego a vosotros
                                                            sería bajeza mía,
                                                            yo perderé mi vía
                                                            pero mis sordaos, no”.
 
 
Se observa que el estilo ejecutado por El Niño de Barbate tiene mucha similitud con la variante de mirabrás que grabó Juan Martínez Vílchez ʻPericón de Cádizʼ (1901-1980) para la “Magna Antología del Cante Flamenco” de Hispavox, y que aquél aprendiera de José María Sarlio Gómez ʻChiclanitaʼ (1874-ca.1954), conocedor igualmente de cantes primitivos. Según Carlos Arbelos esta cantiña pertenecía al repertorio de Romero El Tito.[17] Es la que se asocia a la letra:
Alta pena tiene
que estás queriendo
a quien no te quiere;
y yo te quiero
pero de vergüenza
no te lo peno”.
 
Chiclanita.
 
Estas singulares versiones de tan curiosa cantiña ya fueron estudiadas hace tiempo por el gran investigador y amigo Antonio Barberán Reviriego, quien recoge particularidades de su letra y señala su vinculación con Tío José El Granaíno, por lo que a sus entradas remitimos para mayor información.[18]
 
Con respecto a las cantiñas que dice Rafael Pareja que cantaba Romero El Artillero hay que decir que una de ellas ha llegado a nuestros días gracias a Antonio Mairena que la incluyó en su disco “Honores a La Niña de los Peines”, en el corte tercero, titulado “Me las cuentan a mí (Cantiñas)” (RCA Víctor-LSP-10396-N). Mairena lo tomó directamente de Pastora Pavón Cruz (1890-1969) –que a su vez la había aprendido de la cantaora malagueña Juana Escalona Bernal ʻLa Juanacaʼ, émula de El Tito-, y lo legó con la letra que cita Pareja. De dicha grabación la escuchamos extractada:

Cómpreme usté esta levita,
usté que gasta castora,
es prenda que da la hora
si la vuelve del revés;
quítele usted la solapa,
póngale un cuello bonito,
parecerá un señorito,
como un maniquí francés.
 
 
En cuanto a las alegrías, según apunta el amigo Javier Osuna García, la antigua letra asociada al sitio francés a la Plaza de Cádiz durante la Guerra de la Independencia, que dice: “Con las bombas que tiran / los fanfarrones / se hacen las gaditanas / tirabuzones”, y que tiene la siguiente variante: “Con las bombas que tira / el mariscal Soult / se hacen las gaditanas / mantillas de tul”, es atribuida al cantaor gaditano Romero El Tito, como una creación de alegrías, interpretada posteriormente por otros cantaores, aunque hay quien apunta con menor acierto que fue Enrique Butrón su creador.[19]
 
 
Aproximación a la identidad de Romero El Tito
 
Que sepamos existe un total desconocimiento acerca de la identidad de este antiguo cantaor gaditano. Tan sólo se constata su nombre y primer apellido, Manuel Romero, homologado a los apodos artísticos de El Tito y El Artillero.
Con esta simple premisa y partiendo de estos seudónimos realizamos una búsqueda pudiendo comprobar que el de ʻEl Artilleroʼ lo ostentó igualmente un rehiletero, que tiene muchas posibilidades de ser hermano o pariente muy cercano de nuestro aventurero. Honorio Romero, que era su verdadero nombre, había hecho las Américas formando parte de distintas cuadrillas taurinas al menos durante el año 1888. Este dato se recoge en la revista “El Toreo Sevillano” de ese año:

En página 3 del n.º 446 de “El Toreo Sevillano. Revista semanal de intereses locales, literatura, 
espectáculos y anuncios” de Sevilla; domingo 23 de diciembre de 1888.
 
Esta circunstancia nos acerca más a la hipótesis de que dicho remoquete, como quedó dicho, pudiera ser heredado de algún antecedente familiar, quizá un destacado miliciano en el desempeño de dicho cometido; quien sabe si defendiendo la plaza de Cádiz durante el asedio a que fue sometida por las tropas napoleónicas en plena Guerra de la Independencia (1808-1814). A ello evocan esas coplas que también cantaba Romero El Tito: “Con las bombas que tiran / los fanfarrones...”.
 
Realizada la pertinente búsqueda en la prensa española en relación con el mundo taurino de ese periodo no encontramos a ningún Honorio Romero, banderillero e identificado como ʻEl Artilleroʼ. Aparecen por el contrario muchas noticias alusivas a un homónimo contemporáneo suyo, aunque puntillero y de gran fama: el orensano Francisco Parente. Como curiosidad diremos que a partir de inicios del siglo XX también se consignan otros peones de lidia apodados ʻArtilleroʼ, caso del rehiletero sevillano Juan Carmona o el picador valenciano, aunque de crianza cordobesa, Bautista Santonja.
 
Al consultar la prensa mejicana resultó alentador comprobar que fueron varias las citas alusivas a este posible pariente de nuestro cantaor. Así, sabemos que a mediados de julio de 1885 sufrió Honorio un percance serio en la ciudad de Guadalajara, y no precisamente por asta de toro, según contó el diario “El Tiempo”:
 
En Guadalajara.- Fué herido gravemente por una mujer, Honorio Romero (a) “El Artillero,” célebre banderillero.”.[20]
 
Según “La Patria” del 19 de julio de ese año, la causa de la agresión fueron los celos y la herida causada por la despechada estuvo a punto de matar al Artillero.
 
Sin afán de ser demasiado rigurosos en el seguimiento de la trayectoria de este banderillero es de entender que regresase a España tras las temporadas taurinas en México, con itinerarios de ida y vuelta. Así, por ejemplo, a inicios de septiembre de 1886, le encontramos desembarcando nuevamente en Vera Cruz a bordo del vapor español “Ciudad de Santander”.[21] El primer cartel taurino hallado donde aparece su nombre corresponde a una corrida celebrada en abril de 1887:
 
En página 4 del n.º 1.089 de “El Tiempo. Diario católico” de México y en portada del n.º 79 de “La Voz de México. Diario político, religioso, científico y literario”; domingo 10 de abril de 1887.
 
Como se observa, la mayoría de los nombres que aparecen como miembros de su cuadrilla, remiten a Cádiz y los Puertos, sirviendo a las órdenes del torero Juan León (1856-1893), de Carmona, homónimo de otro más antiguo que con toda probabilidad cantara su presunto hermano en el conocido juguetillo de los caracoles de Tío José El Granaíno:
¡Vámonos, vámonos!
al Café de La Unión;
donde para Curro Cúchares
Chiclanero y Juan León”.
 
El torero Juan León “El Mestizo” de Carmona (Sevilla).
(Archivo de don José Antonio Román Romero).
 
De aquellas lidias sufrió un percance que lo dejó fuera de los ruedos, quedado al parecer impedido. Por ese motivo, el 21 de noviembre de 1887, se organizó un beneficio taurino para socorrerle, según anunció el diario “La Defensa Católica” la víspera: 
Diversiones Públicas.= (...).
Plaza de Toros del Paseo. (...).
Cuadrilla de Francisco Jiménez “Rebujina.”- Para mañana lunes 21, gran corrida á beneficio del banderillero inutilizado, Honorio Romero, “El Artillero.”- Se lidiarán 4 toros del Cazadero.”.[22]
 
Corrida que resultó catastrófica con una cogida al propio Rebujina afortunadamente sin consecuencias. Dicho diestro fue el encargado de realizar ese día el sencillo ritual que retiraba de los ruedos al banderillero:
 
Descoletado.- Dícese que el lunes último, en la plaza del Paseo, le fué cortada la coleta al diestro Honorio Romero (á) el Artillero, cuya operación quiso decir que ese torero se retiraba del redondel para no volver á lidiar toros. ¡Ojalá todos los toreros sigan su ejemplo!”.[23]
 
El torero gaditano Rebujina.
(Del blog. “De hombres, toros y caballos”).
 
Así pues vemos que Honorio Romero estaba muy relacionado con diestros de su posible tierra natal caso del gaditano Francisco de Paula Jiménez Ortega ʻRebujinaʼ (1862-1919), cuyo padre José Jiménez ʻPonchoʼ, también matador de toros, fue cuñado de los célebres ʻLilloʼ, ʻCucoʼ y ʻBarrambínʼ, hermanos de su mujer, Carmen Ortega Díaz, y por ella emparentado igualmente con la bailaora Gabriela Ortega Feria (1862-1919) y Los Gallos.
 
No obstante dicha retirada fue temporal ya que Honorio El Artillero reaparece en otro festejo celebrado, para las Fiestas de la Paz, en la Plaza de Colón, el lunes 3 de diciembre de 1888, oficiando tanto de primer espada como de banderillero, junto a los diestros Antonio González (a) Frasco y Carlos Montes de Oca, actuando Juan Zamora de sobresaliente.[24] También participó en “5.ª Corrida” de la Plaza de Toros de Toluca, a finales de julio de 1894, de nuevo como banderillero para los diestros Diego Rodríguez (a) Silverio Chico y Antonio González (a) El Orizabeño, ampliamente comentada en el “Diario del Hogar”.[25] El 17 de febrero de 1895, durante las fiestas de carnaval participó en otra corrida en el coso taurino de la ciudad de Morelia integrando la cuadrilla del referido Silverio Chico. Finalmente, el domingo 5 de diciembre de 1897, debido a su pérdida de facultades, recibió una cornada de cierta gravedad en la plaza de toros de Pachuca de Soto que le retiró definitivamente del ejercicio del toreo.[26]
 
Podemos establecer que el banderillero fijara residencia definitiva en la ciudad de México donde se había casado dado que el diario “El Popular” da la noticia de su defunción de su mujer que tuvo lugar el 4 de febrero de 1899:
 
Defunción.-
La mañana del sábado dejó de existir en esta capital la Sra. Petra Rentería, esposa del conocido ex-banderillero Honorio Romero «El Artillero.»
Descanse en paz la finada y reciba su afligida familia nuestro sentido pésame.”.[27]
 
En sus años postreros tuvo el cometido de director de cambio de suertes como conserje de la Plaza de Toros de Ciudad de México, pero una mala decisión de parar el castigo en varas al sexto toro, que había matado cinco caballos de picadores de la corrida celebrada el domingo 14 de octubre de 1900, tuvo la nefasta consecuencia de que el astado infirió una tremenda herida al banderillero Eduardo Margueli (a) El Gaditano quien tuvo que ser hospitalizado.[28]
Posteriormente se casa con una hermana de su difunta mujer, llamada Rita Rentería cuyo contrato de esponsales tuvo lugar en la semana del 31 de marzo al 6 de abril de 1902.[29]
 
En 1904 es llamado a declarar en un asunto de retención de carnes de toros matados y caballos sobrantes en una corrida celebrada en febrero de ese año en la Plaza de Toros mejicana. Ya por entonces oficiaba de barbero en una peluquería que había puesto en la capital. Finalmente el jueves 5 de octubre de 1905 sufre un accidente cayendo a las vías del tranvía de La Piedad donde las ruedas traseras de un vagón lo atropellaron falleciendo al poco a consecuencia de las heridas. De la noticia se hizo eco el semanario madrileño especializado “El Toreo” a través de su corresponsal Julio Bonilla siete meses después:
 
·ʻDesde Méxicoʼ.-
Estadística Taurina.- Temporada de 1905 a 1906. (.../...).
El 5 de Octubre último falleció en la Consergería de la plaza de toros «México», el exbanderillero Honorio Romero, el Artillero, á consecuencia de las graves lesiones y heridas que sufrió al ser arrollado por un tranvía eléctrico en la Calzada de la Piedad.
Julio Bonilla”.[30]
 
No obstante el dato crucial concerniente a esta investigación lo hallamos en las primeras citas que aluden a este banderillero en el momento de su desembarco a bordo del vapor francés “Ville Bordeaux” que, tras atracar en los puertos de Brasil, Islas Vírgenes y Cuba, fondeó en el de Veracruz el viernes 17 de marzo de 1882 a las siete y media de la tarde, según contó la prensa local de ciudad de México a través de “La Patria” y “El Diario del Hogar” del día después, incluyendo la lista de pasajeros que llevaba a bordo:
 
En página 3 del diario “La Patria” y en página 3 del n.º 142 de “El Diario del Hogar. Periódico de las familias”; sábado 18 de marzo de 1882. También en página 3 del n.º 65 de “La Voz de México. Diario político, religioso, científico y literario”; domingo 19 de marzo de 1882.
 
Lamentablemente no tenemos un rango vital para situar a este personaje, ya que la prensa no dice a la edad en que el antiguo banderillero Honorio falleció. Si bien hay que considerar que es quizá la única pista que pueda llevar al cantaor ya que no es descabellado establecer que Honorio Romero Alonso, por las noticias a él referidas fuera gaditano e incluso hermano de menor edad del cantaor Manuel Romero ʻEl Artilleroʼ quien, como aquél, llevaría a gala ese supuesto apodo familiar. Hay que recordar que en cierta manera y como no podía ser de otro modo, Manuel también estuvo relacionado con el mundo taurino de su tiempo y baste recordar que participó en la corrida de toros del domingo 17 de noviembre de 1878 en Sevilla, lidiada por los flamencos del Café de Silverio, donde Manuel Romero ofició precisamente de banderillero.
Para certificar este posible parentesco restaría buscar en Cádiz la partida de nacimiento de un Honorio Romero Alonso y comprobar si tuvo un hermano llamado Manuel. Nuestra búsqueda con los medios a nuestro alcance en este sentido ha sido infructuosa. El tiempo dirá si la pista es buena.
 
 
José Romero ʻEl Renteroʼ
 
Otro artista flamenco de la provincia de Cádiz, Romero de primer apellido, fue José El Rentero. Muy poco sabemos de este antiguo guitarrista jerezano aunque hemos de deducir que debió de ser en su época uno de los referentes en el toque flamenco de su ciudad natal. Una de sus comparecencias públicas más sonadas es la que tuvo lugar en el Teatro Circo Eguilaz situado en la Plaza del Banco de Jerez de la Frontera iniciado el mes de octubre de 1880:
 
En página 8 del n.º 38 de “Asta Regia. Revista semanal religiosa, científica, literaria, artística, de intereses locales, modas y anuncios” de Jerez de La Frontera; lunes 11 de octubre de 1880.
 
De dicho conjunto hay que destacar a los cantaores Antonio Monge Loreto ʻEl Marrurroʼ (1850-1917), Mateo de las Heras Carrasco ʻLoco Mateoʼ (1839-1887), la gaditana Manuela Fernández ʻLa Barbíʼ y el sanluqueño Miguel Serrano Moreno ʻFrascolaʼ (1862-ca.1920); de bailadores al gaditano Francisco Ortega Feria ʻPaquiroʼ (1859-1909) y la jerezana Jerónima Jiménez Heredia ʻLa Morenitaʼ (1865-1889) que, como ya vimos en otra entrada, era prima hermana de Juan el de Alonso, padre de Currito el de La Jeroma.
 
Imagen retrospectiva de la Plaza del Banco en Jerez de la Frontera
donde se ubicó el Teatro de Eguilaz.
 
El anuncio que, como se ve, fue insertado dos días después en la revista local “Asta Regia” sirvió de pórtico para la ácida crítica del periodista de turno:
 
Ya lo ven nuestros abonados: el elemento flamenco torna á invadir el teatro de Eguilaz. Ya ‘Frascola’, ‘Gusarapa’, ‘Moneo’, ‘el Loco’ y otros desdichados Artistas, se han colado de rondón en el sitio que santificó con su nombre el gran poeta. La danza obscena y las payasadas ridículas de los jitanos, van á sustituir á los versos de Zorrilla y de Blasco, á la música de Arrieta y á las sinfonías de Marqués; en cambio los varoniles ecos del señor ‘Marrurro’, en sus ‘seguirillas’, proporcionaran tal ó cual palo, ó por lo menos, tal ó cual frase de esas que llenan de inmundicia la boca que las pronuncia.
En estos días deberá llamarse el coliseo, no teatro de Eguilaz, sino Tabanco de.... cualquier cosa, porque no puede asociarse nombre tan invicto á manifestación tan repugnante.
Si estos renglones pueden servir de protesta, el carácter de protesta le damos. ¡Ojalá toda la prensa de Jerez manifestara su indignación ante semejante atentado á el buen gusto y, bien pudiera decirse, á la moral.”.
 
Casi cuatro años después encontramos a este singular tocaor acompañando Antonio Silva Estrada ʻEl Portuguésʼ (1851-1920) en un periplo por tierras de Almería en agosto de 1884. El referido cantaor sevillano había recibido un homenaje a finales del mes anterior en Granada, posiblemente en el café cantante de La Mariana ubicado en la plaza del mismo nombre, ya que esa misma temporada había actuado El Rentero en aquel establecimiento como director del cuadro flamenco de la casa. En este itinerario estival actuaron, entre otras localidades, en Berja y en la capital lo hicieron, la noche del sábado 30 de agosto, en un moderno teatro ubicado en la calle de San Pedro:
 
En página 3 del n.º 127 de “Ya Veremos. Periódico conservador-liberal” de Almería, y 
en página 3 del n.º 7.337 de “La Crónica Meridional. Diario liberal independiente y de intereses generales” de Almería; sábado 30 de agosto de 1884.
 
En nuestro intento de acercarnos a la verdadera identidad de este casi ignorado guitarrista hemos encontrado un documento que quizá pueda aclararla en parte. Se trata de una requisitoria que se incoa desde el juzgado del pueblo sevillano de Marchena iniciado el mes de febrero de 1899:
 
En página 705 del n.º 53 de la “Gaceta de Madrid”;
Miércoles 22 de febrero de 1899.
 
Por el presente documento se desprende que el jerezano objeto del requerimiento, Juan Romero Jiménez, había nacido en 1849. Es factible que pudiera tratarse de nuestro protagonista quien, en tal caso y con toda seguridad, alternaría su verdadero oficio de albañil con su dedicación flamenca.
Es curioso observar como, a pesar de la referida identificación, este Juan fuese conocido como ʻPepe el Renteroʼ. No obstante ahondando en estos datos diremos que hemos encontrado a un Juan Antonio Romero Jiménez nacido en la calle Ejido de Jerez de la Frontera el domingo 25 de julio de 1847, siendo bautizado ese mismo día en la Parroquia de San Miguel. Fueron sus padres José Romero Salguero y María (quizá María de las Mercedes) Jiménez Vargas; sus abuelos paternos: Manuel y Rafaela, y los maternos: Manuel y Lorenza, todos jerezanos.
 
Sea como fuere, este olvidado guitarrista debe ser tenido en cuenta pues capitanea por edad y antigüedad una lista de buenos tocaores que contribuyeron a señalar las particularidades del toque flamenco en Jerez de la Frontera. Entre tales guitarristas no hay que olvidar al mítico Francisco Sánchez García ʻPaco El Jerezanoʼ coetáneo suyo, Antonio Sol, el gran Javier Molina Cundí (1868-1956), Cristóbal Salazar Correa (1887-1927), Manuel Tubío Romero, Antonio Molina Jiménez ʻAntonio El Jerezanoʼ (ca.1886-1952), Juan el de Alonso, Pepillo el de Jerez, Baldomero Pérez, José Jiménez Sarmiento ‘Prinaca’, Francisco Espinosa, Pedro del Valle Pichardo ‘Perico del Lunar’ (1894-1964), Currito de la Jeroma (1899-1930), Sebastián Núñez García y Rafael del Águila Aranda (1900-1976) quien con el tiempo fuera maestro de casi todos los guitarristas jerezanos posteriores a él y cuya enseñanza llega de algún modo a nuestros días.
 
 
Manuel Romero ʻManolo de Jerezʼ
 
Con el estudio de estos flamencos hemos de consignar la particularidad de que Romero El Artillero o ʻEl Titoʼ coincidía en nombre y primer apellido con otro cantaor conocido por Manolo de Jerez aunque a veces también apodado como ʻEl Pollo de Jerezʼ. Haremos la salvedad de que con dicho nombre hubo otro cantaor, de nombre Félix Magán, distinto al que nos ocupa. De Manolo de Jerez podemos adelantar sobre su arte que, entre el repertorio que manejaba, tuvo su especialidad en el cante por seguiriyas.
 
José Blas Vega y Manuel Ríos Ruiz ofrecen el dato de que sus primeras actuaciones tuvieron lugar en el año 1878 ante el público del Teatro Variedades de Cádiz.[31] Por nuestra parte lo hemos encontrado preferentemente actuando en Granada en un antiguo café cantante situado en la Plaza de La Mariana en mayo de 1883. La prensa local, a través de “El Defensor” y “La Tribuna” los días 19 y 20, anunciaban el magnífico cuadro que allí trabajaba y del que Manuel Romero formaba parte:
 
Canto y baile flamenco. Los dueños del «Café Granadino» situado en la plaza de la Marina se proponen dotar al público de un espectáculo de que, hace algún tiempo, se carecía en esta población. Nos referimos al cante y baile flamenco. Desde mañana puede disfrutarse este recreo, con una gran economía, pues sólo se exige al espectador el precio de lo que consume. La función comenzará diariamente a las ocho y media de la noche, dividiéndose en tres secciones.
El cuadro de cantaores y bailaores es muy completo, y lo forman: Manuel Romero, conocido por «Manolo el de Jerez», que canta por seguidillas y malagueñas; Trinidad Navarro, «La Niña sevillana», que canta por malagueñas, soleares y peteneras y se baila por alegrías y tangos; Francisca Cortés de Málaga, que se canta por soleares y alegrías; Carmen Rodríguez, «La Niña de Cádiz», que se baila por alegrías y tangos; Francisco Ortega «Paquiro» que se baila «el negro» (tango americano) y por alegrías.”.[32]
 
Plaza de Mariana Pineda Granada, hacia 1910. El Café Granadino estuvo emplazado en el edificio de la izquierda que aparece como “Sucursal de vinos”, mientras que el Café del Comercio ocupaba parte del edificio de enfrente con acceso a la calle del Campillo Alto. En ambos actuó Manolo de Jerez.
 
Hay que advertir nuevamente la presencia del bailaor gaditano Paquiro en un elenco donde aparece la famosa malagueña Trinidad Navarro Carrillo ʻLa Triniʼ (1867-ca.1932), a pesar del engañoso nombre de “La Niña sevillana” y de quien es curioso advertir que, además de sus cantes por “malagueñas, soleares y peteneras”, oficiaba como bailaora por “alegrías y tangos”. En este sentido hay que recordar que el viejo cantaor aloreño Diego El Pijín conocía y llegó a registrar de forma casera y en sus últimos años los “Tangos de la Trini”.
De Carmen Rodríguez, ʻNiña de Cádizʼ, diremos que, aparte de bailaora como aquí se presenta, fue fundamentalmente cantaora con la particularidad de ser una artista invidente. A finales de julio de 1877 y por dicho motivo se organizó una función a su beneficio en el Teatro Romea de Sevilla situado en la puerta de Triana. En octubre de 1879 cantó en el Teatro del Recreo de Córdoba y justo un año después en el Teatro Infantil de Madrid, destacando en peteneras y malagueñas.
Debido al éxito alcanzado y para evitar aglomeraciones los dueños de este café establecieron el precio de un real para cada sesión con opción a consumo.
 
Finalizando la primavera de 1884 continuó cantando Manuel Romero en Granada, esta vez en otro café cantante ubicado en la misma plaza, casi en frente al anterior. Según Eduardo Molina Fajardo se trataba del antiguo local del Café del Comercio cuya inauguración tuvo lugar el domingo 8 de junio. El elenco, posiblemente venido de Málaga, contenía elementos tan importantes como la cantaora onubense Dolores Parrales Moreno ʻLa Parralaʼ (1848-1915) y la joven bailaora jerezana Juana Vargas de Las Heras ʻLa Macarronaʼ (1870-1947), según expuso “El Defensor de Granada” al día siguiente: 
Café-teatro de la Mariana. Háse abierto al público un lindo café teatro en la placeta de la Mariana. Anoche hubo de verificarse la inauguración, con un lleno completo. Pusiéronse en escena la popular zarzuela ‘Sensitiva’ y la que se titula ‘El lucero del alba’, siendo los artistas muy aplaudidos, y especialmente los que ejecutaron los cantos y bailes flamencos que constituyen la ‘grande atracción’ del animado teatrito.
Forman el cuadro de zarzuela: como maestro director D. Baldomero Martín; director de escena, D. Miguel Fuentelza (...).
El cuadro flamenco lo constituyen: maestro tocador, Fernando Gómez, conocido por el maestro Jonjona; cantadora por seguidillas, Dolores Parrales (a) La Parrala; bailadoras, Águeda Morales (niña de ocho años); Adela García (a) Niña de Triana; Juana de Vargas, rival de La Cuenca. Cantador por malagueñas y seguidillas, Manuel Romero, conocido por ‘El Pollo de Jeréz’.”.[33]

La gran cantaor onubense
Dolores Parrales Moreno ʻLa Parralaʼ.
 
Tras veinte días de actuaciones el tocaor del cuadro, el malagueño José Fernán Gómez ʻMaestro Jonjonaʼ, fue sustituido por el ʻMaestro Romeroʼ, que no es otro que el mismísimo José Romero ʻEl Renteroʼ. Por su parte Manuel Romero, anunciado como ʻEl Pollo de Jerezʼ, abandonó el elenco quizá por una nueva contratación o por no poder competir con el empuje de La Parrala en los cantes grandes, como deja entrever la gacetilla del mismo periódico en su edición del domingo 29:

Miscelánea.- (...).
El flamenco. En el café de la Mariana se han introducido importantes reformas. La zarzuela se ha suprimido, y en cambio se aumenta el cuadro de cante y baile andaluces. El ‘pollo de Jerez’ ha dejado de pertenecer á la compañía, y el tocador ‘Jonjana’, ha sido reemplazado por uno de los primeros de Andalucía, el maestro Romero, anunciándose para muy en breve la llegada de los Ortegas de Sevilla. La Parrala sigue cantando sus aplaudidas ‘seguirillas’ y la niña Adela, la precoz bailadora, empieza á manifestar sus notables aptitudes cantando con muy buen estilo las modernas malagueñas.”.[34]
 
Es posible pensar de Manuel Romero desarrollara por ese tiempo plenamente su carrera artística en la ciudad de Málaga. No obstante alternaría sus actuaciones con nuevas comparecencias en los mencionados establecimientos granadinos. Así, tres años después, de nuevo lo encontramos en la Plaza de la Mariana en una serie de actuaciones que comenzaron el domingo 10 de abril de 1887. En esa ocasión integraba un magnífico cuadro de cante y baile dirigido por el gran guitarrista Francisco Reina ʻPaco El Águilaʼ, el cual expone el minucioso anuncio del diario “El Defensor de Granada” de ese día. El elenco lo formaban artistas procedentes de cafés cantantes malagueños junto a otros ya conocidos con los que previamente Manolo de Jerez había alternado:

Miscelánea. (.../...).
Café cantante. Desde esta noche actuará en el ‘café de la Mariana’ la siguiente compañía:
Tocador, Francisco Reina (a) ‘Paco el Águila’; cantador por seguidillas y malagueñas, Manuel Romero (‘de Jerez’); cantador por alegre y guajiras, Luis Fernández (a) ‘Porreta’; bailador, Manuel Cortés; cantadoras por seguidillas, soleares y malagueñas, Dolores Parrales (a) ‘Parrala’, María Gálvez (a) ‘La Morena’, y Adela López (a) ‘La Mijita’; bailadoras, Juana Vargas (a) ‘Macarrona’; Rafaela Núñez, Enriqueta Cortés (a) ‘La Bonita’, María Sánchez (a) ‘La Picadora’, y Josefa Fernández (a) ‘La Rana’.”.[35]
 
Con este elenco estuvo actuando en Granada al menos dos semanas.
El anterior supuesto se corrobora puesto que, seis meses después, a mediados de octubre de 1887, encontramos a Romero en Málaga, formando parte de uno de sus más emblemáticos cafés cantantes:

En página 2 del n.º 553 de La Unión Mercantil. Diario de intereses generales” de Málaga;
Jueves 13 de octubre de 1887.
 
Se observa que comparte escenario con “Félix Magano” –en realidad Félix Magán-, apodado como él, a veces, “El Pollo de Jerez”.
Francisco Bejarano Robles, en su obra “Las Calles de Málaga”, lo sitúa en la década siguiente en el Café del Turco, situado en el ensanche de la placeta formada por la calle Santa Lucía a su desembocadura a la de Convalecientes:
 
Por el año 1890 llegó Fernando el de Triana contratado a esta café, donde conoció a Trinidad Navarro «La Trini». También actuó en el Turco como cantaor, Manolito el de Jerez, del que cuentan era muy tacaño y no daba ni la hora de un reloj que se había comprado. En el Turco comenzó a trabajar Salvador Rodríguez, que más tarde quedó como guitarrista «oficial» del Chinitas. Otro artista de la guitarra que ya empezaba a ser famoso y que actuó allí, fue el maestro Juan Navas, que acompañó en diversas ocasiones a Loringuillo de Coín. Maestro del Baile era un tal Pepe Ronda, así llamado por el lugar de su origen, que tuvo una academia de su especialidad en Lagunillas. Y La Paca, que hizo popular una cancioncilla que se titulaba «El Afilador»...”.[36]
 
Calle Santa Lucía de Málaga. En la acera de la izquierda, 
cercano a la Parroquia de San Ciríaco y Santa Paula, estuvo el Café del Turco.
(Foto Arenas, hacia 1950. Archivo Municipal de Málaga).
 
De los artistas consignados hay que aclarar, como ya vimos en la primera entrada de esta blog, que el bailaor José Ronda Cuadrado ʻPepe Rondaʼ (1859-1925), no fue rondeño sino malagueño y nacido en la calle del Cauce.
 
Fernando el de Triana.
 
Será el propio Fernando El de Triana el que exponga el carácter algo cicatero del cantaor con una curiosa anécdota que tuvo lugar por ese tiempo en aquel establecimiento:
 
Porque el verdadero artista, tanto del baile como del toque y cante de la tierra de María Santísima, es; además de lo dicho anteriormente, prudente, humanitario y hasta espléndido. Si bien esto de la esplendidez no hay regla sin excepción, pues yo tuve un compañero conocido por Manolito el de Jerez (muy buen cantador por cierto), pero tan tacaño; que no daba ¡ni la hora!, como lo prueba un caso que me ocurrió con él en Málaga, en el café del Turco donde los dos cantábamos.
Al notar yo que mi reloj se me había parado pregunté a mi compañero por la hora para ponerlo en marcha. Manolito sacó el suyo, magnífico ejemplar de 18 quilates, lo miró y se lo echó de nuevo al bolsillo. Como no decía nada y yo seguía con mi reloj e la mano, le interrogué: –¿Pero qué hora es, Manolito? –¿Qué hora es? ¡Lo menos te crees tú, ni nadie, que yo me he gastao sesenta duros en mi reloj para que sepa ca uno la hora que es! –Cuando eso lo haces con un compañero, le dije, con otro cualquiera, ¿qué no harías? –Con otro cualquiera ya se había termiano la conversación, me respondió.
A decir verdad, esta clase de hombres, entre los artistas antiguos, eran los menos (me refiero a la tacañería), pues en simpatía, honradez y modestia, estaba Manolito el de Jerez a la altura del que más, y en todo estaba muy bien hasta que llegaba el momento en que le pedían alguna cosa, que siempre decía que no tenía.”.[37]
 
También realizó este cantaor alguna incursión al norte de España. Así se desprende de la siguiente noticia, a él referida, en la que aparece como “Sr. Romero”, quien en las primeras semanas del mes de agosto de 1891, cantaba en la ciudad de Bilbao, en un establecimiento de la calle de Las Cortes, posiblemente el Café de las Columnas, según reflejó el periódico local “El Noticiero Bilbaíno”:
 
Gacetilla.- (.../...).
Anoche tuvimos ocasión de visitar el Café-concierto de las Cortes y pudimos apreciar la mucha inteligencia de su nuevo dueño, pues observamos con gusto que ha introducido dicho señor una porción de mejoras en la parte concerniente al consumo, así como también en la de artistas, pues cuenta con un gran personal en el género flamenco, y además hay canto al piano, desempeñando el papel á las mil maravillas la señorita Lola (la Malagueña), á quien tuvimos el gusto de escuchar, acompañada por el Sr. Alfonso (pianista), primero en este género de canto.
Tanto por este concepto como por los demás, damos la enhorabuena al dueño del café, deseándole mucha prosperidad, y recomendamos á los aficionados al arte pasen á aplaudir al cantador flamenco Sr. Romero sus inimitables malagueñas.”.[38]
 
Durante el invierno de ese mismo año de 1891 encontramos al cantaor jerezano actuando de nuevo en Málaga, en el emblemático Café de Chinitas, donde oficiaba de guitarrista oficial del cuadro el malagueño Salvador Rodríguez Casielles (1870-ca.1938), que antes, como vimos, también actuaba en el Café del Turco.
 
En página 4 del n.º 2.021 de “La Unión Mercantil. Diario de intereses generales” de Málaga;
Sábado 14 de noviembre de 1891.
 
Sobre Manuel Romero terminaremos diciendo que registró sus cantes según dato ofrecido por Blas Vega y Ríos Ruiz en “Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco” al asegurar que:

En 1897 efectuó una sesión fonográfica interpretando malagueñas, que con las siguiriyas, eran sus estilos más interpretados”.[39]
 
Hasta aquí las noticias referidas a tres flamencos importantes de la provincia de Cádiz con el denominador común de apellidarse Romero. Esperemos que este trabajo redunde en que sean recordados en su justa medida.
 
 
Juan Romero y Sebastián Romero
 
No obstante y para terminar damos los nombres de otros dos cantaores más con tal apellido si bien no tenemos la certeza de que fueran, como los anteriores, gaditanos. Debieron tener una carrera artística menos dilatada ya que no existen demasiadas las noticias que a ellos aludan.
 
El primero de ellos se llamó Juan Romero y sabemos de su paso por la capital riojana en la primavera de 1891:
 
En página 2 del n.º 707 de “La Rioja. Diario político” de Logroño;
miércoles 27 de mayo de 1891.
 
El referido cantaor y su tocaor estuvieron trabajando ininterrumpidamente en aquel local hasta al menos el jueves 4 de junio de 1891, según expuso el diario local “La Rioja”: 
Café de París.- El dueño de este popular establecimiento de recreo, deseoso de complacer cada día más á su numerosa parroquia, ha contratado á los célebres José Fuentes (guitarrista) y Juan Romero (cantador flamenco) que estos días vienen dando veladas en dicho café, para que durante el mes de Junio, continúen dando conciertos y con objeto de que las funciones sean más variadas, ha contratado una cantaora que desde primero de mes entrante tomará parte en las veladas.
Durante la función, quedan prohibidos los juegos en la sala.
No se pasará bandeja ni se aumenta el precio de los artículos del consumo.”.[40]
 
Cuatro años más tarde, finalizando el verano de 1894 se encontraba Juan Romero en tierras gallegas, en un café cantante situado en la calle de La Reina de la ciudad de Lugo, donde se presentó el domingo 16 de septiembre, según informó el día después el diario coruñés “El Eco de Galicia”:

Lugo y la provincia.- (...).
Ayer noche hemos tenido el gusto de oír en el café de Méndez-Núñez al renombrado ‘cantaor’ andaluz D. Juan Romero, mereciendo los plácemes y arrancando los aplausos que el público frenéticamente le tributaba.
Ha recorrido la mayor parte de las provincias de España, obteniendo siempre buen éxito.
Permanecerá en esta ciudad algunos días con objeto de corresponder á las muestras de afecto y simpatía con que el pueblo lucense le ha acogido.”.[41]
 
Lugo, antigua fotografía de calle de La Reina. El segundo edificio de la acera de la izquierda es el Café Méndez-Núñez, donde actualmente existe un hotel del mismo nombre.
 
En cuanto a Sebastián Romero lo encontramos en la ciudad de Santander, con motivo de su presentación, el viernes 13 de diciembre de 1895, en un café cantante situado en la confluencia de las calles Cuesta con Cuesta del Hospital, según expuso el mismo día “El Cantábrico”, diario local:

Café América. 
Esta noche, de ocho y media en adelante, fiesta andaluza en la que debutarán los célebres artistas Sebastián Romero, Carmen Vera y las notables hijas del Moreno de Rota, Inés y Antonia, que tan aplaudidas fueron por este respetable público en el invierno anterior. A las once y media coro general.”.[42]
 
Hemos de fijarnos que Carmen Vera fue una de las expedicionarias flamencas que integró el elenco flamenco capitaneado por Romero El Tito de la compañía de Antonio Calzadilla en París en el año 1880 y otras ciudades europeas. De los tiempos del ya estudiado cantaor gaditano fue también el bailaor José Jiménez ʻEl Moreno de Rotaʼ de quien esta noticia muestra que tenía otra hija bailaora, Antonia, además de la ya conocida, Inés. 
La bailaora Inés Jiménez, hija de ʻEl Moreno de Rota’.
 
Finalmente, en las postrimerías del siglo XIX, actuaba asiduamente Sebastián Romero en la ciudad de Barcelona en un conocido colmao, al menos desde el 18 al 20 de noviembre de 1898. Así lo anunció la prensa local por medio de “La Publicidad” y “El Diluvio”: 
Espectáculos. (...).
La Taurina. Rambla de Santa Mónica número 19.- Gran cuadro de cante y baile flamenco, dirigido por el afamado profesor de guitarra Sr. Lara, del que forma parte el célebre cantador de soleares, caña, polo y seguidillas gitanas, Sebastián Romero, único hoy en esta capital; profesor de piano D. Juan Tío y artistas de su género, para los intermedios.
Entrada libre.”.[43]
 
Aquí termina este especial estudio sobre los Romeros flamencos, aquellos de una saga que se inaugura con aquél gaditano que recordara de este modo José Carlos de Luna en el poema “La Taberna de los Tres Reyes”, concretamente en el pasaje que dice:

¡Ay! Qué poquitos vamos quedando
pa sacarle sabor, canturreando,
al “cante corto” y bonito
de Romero “el Tito”...”.
 
Rafael Chaves Arcos


[1]Noticias de Espectáculos”; en página 3 del n.º 9.796 de “La Época. Diario político” de Madrid y en página 3 del n.º 95 de “La Discusión. Diario democrático de la tarde” de Madrid; ediciones del viernes 3 de octubre de 1879. En página 4 del n.º 1.449 de “El Globo. Diario Ilustrado. Político, científico y literario” de Madrid y en página 4 del n.º 127 del diario “El Liberal” de Madrid; ediciones del sábado 4 de octubre de 1879.
 
[2]Espectáculos para hoy”; en página 3 del n.º 119 de “La Discusión. Diario democrático de la mañana” de Madrid; sábado 1 de noviembre de 1879.
 
[3] En páginas 2 y 3 del n.º 8.768 del “Diario de Córdoba. De comercio, industria, administración, noticias y avisos”; jueves 11 de diciembre de 1879. También en páginas 3 y 4 del n.º 217 del semanario “El Toreo” de Madrid; lunes 15 de diciembre de 1879.
 
[4]Telegramas Particulares”; en página 3 del n.º 292 de “El Fénix. Diario religioso, político y literario” de Madrid y en página 2 del n.º 4.503 de “El Imparcial. Diario liberal” de Madrid; ediciones del viernes 19 de diciembre de 1879. También en el diario “La Iberia” de Madrid, en página 3 del n.º 651 de “El Mundo Político. Diario de la mañana” de Madrid y en página 4 del n.º 6.878 de “El Norte de Castilla. Diario de Valladolid”; ediciones del sábado 20 y domingo 21 de diciembre de 1879. También en página 2 del n.º 1.638 de “El Noticiero Bilbaíno. Diario político imparcial” de Bilbao, y en las páginas 1 y 2 del n.º 966 del “Diario de Lugo. De intereses generales y noticias”; ediciones del domingo 21 y martes 23 de diciembre de 1879. También en portada del n.º 283 de “El Minero de Almagrera. Revista general de minería” de Cuevas de Almanzora, en portada del n.º 1.646 del periódico “La Lucha. Órgano del partido liberal de la provincia de Gerona” y en página 2 del n.º 2.033 del periódico balear “El Bien Público” de Mahón; ediciones del miércoles 24 de diciembre de 1879.
 
[5]La Fiesta del Hipódromo”; en páginas 10 y 11 del n.º 13 de “El Viajero Ilustrado. Hispano Americano” de Madrid; jueves 15 de enero de 1880.
 
[6]Andalucía en París”; en portada del n.º 7.075 del diario “La Andalucía. Política, económica y literaria” de Sevilla; jueves 12 de febrero de 1880.
 
[7]Nouveau Lyrique. Teatro Taitbout. Compañía española”; en página 4 del n.º 1.089 de la revista “Paris Spectacles”; viernes 2 de abril de 1880.
 
[8] Gerhard Steingress: “La aparición del género flamenco en los teatros de Granada y Córdoba (1850-1881)”.
 
[9]Ecos de Cádiz”; en la página 2 del n.º 2.490 de “El Globo. Diario ilustrado, político, científico y literario” de Madrid; miércoles 16 de agosto de 1882. Para mayor información sobre esta comparecencia de Romero El Tito remitimos al blog del gran investigador y amigo Antonio Barberán. https://cdizflamencoflamencosdecdiz.blogspot.com/2015/01/romero-el-tito-peteneras-y-serranas-en.html
 
[10] En página 2 del n.º 64 del diario “El Cronista de Écija” en su edición del 25 de enero de 1883.
 
[11] Blas Vega, José & Ríos Ruíz, Manuel: “Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco”; Ed. Cinterco. Madrid, 2ª edición, 1990.
 
[12] Andrade de Silva, Tomás: “Antología del Cante Flamenco. Discos Hispavoz HH 1.201-2-3”; Libreto que acompaña la caja de discos de igual título. Hispavox S.A.; Madrid 1958, página 27.
 
[13] Rondón Rodríguez, Juan: “Recuerdos y confesiones del cantaor Rafael Pareja, de Triana”. Ediciones Flamenco. Córdoba 2001, páginas 49 y 50.
 
[14] Ríos Ruiz, Manuel: “Chano Lobato y las cantiñas de Cádiz y Los Puertos”; Revista “Candil”, n.º 109; Ed. Peña Flamenca de Jaén, marzo-abril de 1997, páginas. 2636, 2638 y 2639.
 
[15] Andrade de Silva, Tomás: obra cit. Madrid 1958, página 27.
 
[16] Blas Vega, José: “Vida y Cante de Don Antonio Chacón”; Ed. Cinterco, Madrid 1990, páginas 285 y 286.
 
[17] Arbelos, Carlos: “Pericón de Cádiz. Juan Martínez Vílchez. Cádiz, 1901-1980. Conferencia pronunciada en el Centro Cívico “La Colina” de Badalona (BCN) con motivo del centenario del nacimiento del cantaor. Tertulia Flamenca de Badalona (Barcelona), 27 de mayo de 2001.
 
[18]https://cdizflamencoflamencosdecdiz.blogspot.com/2014/09/tio-jose-el-granaino-y-su-comparsa_18.html https://cdizflamencoflamencosdecdiz.blogspot.com/2014/09/tio-jose-el-granaino-y-su-comparsa_28.html
 
[19] Osuna García, Javier: “Cádiz cuna de dos cantes”; Ed. Quorum Editores. Cádiz, 2003, páginas 290 y 306.
 
[20] En página 3 del n.º 577 de “El Tiempo. Diario católico” de México; sábado 18 de julio de 1885.
 
[21] En página 3 del n.º 917 de “El Tiempo. Diario católico” de México y en página 3 del n.º 205 de “La Voz de México”; martes 7 de septiembre de 1886.
 
[22]Diversiones Públicas”; en página 3 del n.º 31 de “La Defensa Católica. Periódico hipano-mexicano” de Ciudad de México; domingo 20 de noviembre de 1887.
 
[23] En  página 3 del n.º 1.270 de “El Tiempo. Diario católico” de Ciudad de México; viernes 25 de noviembre de 1887.
 
[24] En  página 4 del n.º 1 de “El Proletario. Periódico dedicado á la defensa de los intereses de la clase obrera” de Ciudad de México; 5 de febrero de 1887; también en página 3 del n.º 127 de “La Convención Radical Obrera. Órgano de la Sociedad del mimo nombre y de las clases obreras de toda la República” de Ciudad de México; domingo 9 de diciembre de 1888.
 
[25] En página 2 del n.º 263 del “Diario del Hogar” de Ciudad de México; martes 24 de julio de 1894.
 
[26] En página 3 del n.º 446 de “El Imparcial. Diario ilustrado de la mañana” de Ciudad de México; miércoles 8 de diciembre de 1897; y en página 2 del n.º 6.334 de “La Patria. Diario de México”; viernes 10 de diciembre de 1897.
 
[27] En portada del n.º 753 del diario “El Popular” de México; martes 7 de febrero de 1899.
 
[28] En portada del n.º 138 de “El País. Diario independiente” de México; martes 16 de octubre de 1900.
 
[29] En página 2 del n.º 5.556 de “El Tiempo. Diario católico” de México y en página 2 del n.º 1.894 de “El Popular. Diario independiente de la mañana” de México; ediciones del miércoles 9 y jueves 10 de abril de 1902.
 
[30]·ʻDesde Méxicoʼ.- Estadística Taurina”; en página 3 del n.º 1.813 del semanario especializado “El Toreo” de Madrid; lunes 21 de mayo de 1906.
 
[31] Blas Vega, José & Ríos Ruiz, Manuel: “Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco”, 2ª edición Ed. Cinterco, Madrid, septiembre 1990; página 661.
 
[32]Canto y baile flamenco”; en página 2 del n.º 953 de “El Defensor de Granada. Diario político independiente” y en página 2 del n.º 559 de “La Tribuna. Diario político” de Granada; ediciones del sábado 19 y domingo 20 de mayo de 1883.
 
[33]Café-teatro de la Mariana”; en portada del n.º 1.333 de “El Defensor de Granada. Diario político independiente” en su edición del lunes 9 de junio de 1884:
 
[34]Miscelánea”; en portada del n.º 1.354 de “El Defensor de Granada. Diario político independiente”; domingo 29 de junio de 1884.
 
[35]Miscelánea”; en portada del n.º 2.462 del “Defensor de Granada. Diario político independiente”; domingo 10 de abril de 1887.
 
[36] Bejarano Robles, Francisco ‘Paco Percheles’: “Las calles de Málaga. De su historia y ambiente” (1ª edic. 1941), (2 Vos.); Ed. Arguval. Málaga, 1984, página 527.
 
[37] El de Triana, Fernando: “Arte y artistas flamencos”; Imprenta Helénica. Madrid, 1935; páginas 102 y 103.
 
[38]Gacetilla”; en la página 2 del n.º 5.395 de “El Noticiero Bilbaíno. Diario imparcial” de Bilbao; domingo 9 de agosto de 1891.
 
[39] Blas Vega, José & Ríos Ruiz, Manuel: “Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco”, 2ª edición Ed. Cinterco, Madrid, septiembre 1990; página 661.
 
[40]Café de París”; en páginas 3 ó 2 de los ns.º 709 al 713 de “La Rioja. Diario político” de Logroño en sus respectivas ediciones del sábado 30 de mayo al jueves 4 de junio de 1891.
 
[41]Lugo y la provincia”; en página 3 del n.º 2.489 de “El Eco de Galicia. Diario de la tarde” de Lugo; lunes 17 de septiembre de 1894.
 
[42]Café América”; en la página 2 del n.º 225 de “El Cantábrico. Diario de la mañana” de Santander; viernes 13 de diciembre de 1895.
 
[43]Espectáculos”; en la página 4 del n.º 323 de “El Diluvio. Diario político, de avisos, noticias y decretos” de Barcelona y en página 4 de los ns.º 972 al 974 del diario “La Publicidad” de Barcelona; viernes 18 al domingo 20 de noviembre de 1898.